En México, todos los años hay elecciones, cada tres años son federales y coinciden algunas locales y los años intermedios hay elecciones locales, como será en este 2016, habrá elecciones locales en 14 estados (Aguascalientes 11 alcaldías, 18 diputados locales de mayoría, 9 de representación y Gobernador; Baja California 5 alcaldías, 17 diputados locales de mayoría y 8 de representación; Chihuahua 67 alcaldías, 22 diputados locales de mayoría, 11 de representación y Gobernador; Durango 39 alcaldías, 15 diputados locales de mayoría, 10 de representación y Gobernador; Hidalgo 84 alcaldías, 18 diputados locales de mayoría, 12 de representación y Gobernador; Oaxaca 570 alcaldías [153 por elección tradicional y 417 por usos y costumbres internos], 25 diputados locales de mayoría, 17 de representación y Gobernador.
Puebla sólo Gobernador; Quintana Roo 10 alcaldías, 15 diputados locales de mayoría, 10 de representación y Gobernador; Sinaloa 18 alcaldías, 24 diputados locales de mayoría, 16 de representación y Gobernador; Tamaulipas 43 alcaldías, 22 diputados locales de mayoría, 14 de representación y Gobernador; Tlaxcala 60 alcaldías, 15 diputados locales de mayoría, 10 de representación y Gobernador, Veracruz 30 diputados locales de mayoría, 20 de representación y Gobernador; Zacatecas 58 alcaldías, 18 diputados locales de mayoría, 12 de representación y Gobernador y las extraordinarias de Colima sólo Gobernador), 13 gubernaturas, 965 alcaldías, 239 diputados locales de mayoría y 149 de representación, esto es 1466 cargos públicos en disputa más las sindicaturas y regidurías, superándose los 2000. Y para ello los partidos políticos pretenden mejorar su imagen política con el electorado, queriendo con eso hacer olvidar su pasado oscuro, negro, gris, polarizado, agradable, tenue, según la percepción ciudadana.La imagen política debe ser el resultado de un proceso de creación, promoción, difusión y comunicación que le permitirá al actor político presentarse ante los diferentes segmentos ciudadanos proporcionándoles la información que requieren para que sea seleccionado entre las distintas opciones en competencia.
Por lo tanto, defino la imagen política como la percepción derivada del conjunto de estímulos verbales y no verbales que permitirá a las personas o instituciones identificarse, distinguirse y posicionarse de manera positiva en el escenario de la competencia y el poder políticos.
Ser político de alto nivel requiere mantener una congruencia y estilo que realmente validen el rol social que le ha sido asignado, por lo que la creación de una imagen política le será útil para ampliar las capacidades de la competencia, posicionamiento, diferenciación y rentabilidad electoral. Una imagen política necesitará del desarrollo de las capacidades y habilidades personales ya que la competencia por el poder requiere de actuar con conocimiento, sensibilidad, flexibilidad y oportunidad.
En la esfera política, la imagen sirve para desarrollar poder, fortalecer el liderazgo y permanecer en la esfera pública como protagonista. La premisa fundamental deberá ser, por principio, competitiva, coherente y responder a las necesidades y expectativas de la ciudadanía.
La imagen política, como casi todo, requiere de un proceso: Investigación. Se obtiene información acerca de las características, motivaciones, expectativas e intereses del ciudadano. Fase diagnóstica. Analiza e interpreta datos de los diversos actores políticos.
Diseño. Integración de estrategias, tácticas y modelo de imagen públicas más coherente y eficiente con el objetivo de ser convincente en la articulación de estímulos verbales y no verbales que conducen las acciones de campaña. Se decide qué tipo de imagen política se ofrecerá al ciudadano con el fin de presentar propuestas inteligentes que estimulen el posicionamiento y éxito electoral.
Producción. En esta etapa se permite generar recordación, seguridad, confianza y credibilidad, hasta lograr el posicionamiento político en el que las audiencias puedan identificarse con el emisor o actor político.
Evaluación. Revisar resultados obtenidos como consecuencia de lo realizado en la etapa de producción. Revisión de la eficacia del modelo de imagen pública diseñado y se retroalimenta al actor político sobre los estímulos que se deban corregir o incrementar, con el fin de realizar ajustes para el logro del objetivo propuesto.
La imagen es la conjunción de muchos elementos, todos igual de importantes, que bien coordinados y producidos evitarán la existencia de contradicciones que impidan la coherencia del mensaje del emisor, cualidad estrictamente necesaria para convencer al grupo objetivo de que se es el mejor en algo y que por lo tanto se merece su credibilidad y confianza.
Lo que a muchos actores políticos les venden como imagen son: maquillistas, estilistas, coordinadores de moda, fotógrafos, cirujanos plásticos, cosmetólogos dentales, mercadólogos, publicistas, publirrelacionistas, expertos en redes sociales y tantas otras falacias que solo son fuga de recursos, que pueden emplearse mejor.
En la sociedad de la información y del conocimiento, hablar de imagen pública significa pensar en calidad de percepciones. A mejor imagen pública mejor calidad de percepción de los públicos. No siempre somos conscientes de cómo comunicamos, así analizar el lenguaje no verbal, permitirá comprender de mejor manera la contribución que tiene en la creación de la imagen pública.
El ser humano es de mentalidad histórica corta, por lo que cada periodo que hay elecciones, sean federales o locales, son envueltos por las nuevas imágenes partidistas o por la personalidad individual de los candidatos. Los políticos de hoy triunfan por su congruencia, por los hechos y realidades que proyectan y que son apreciados por la ciudadanía. Sin embargo, nada es más voluble que la opinión pública, sobretodo en política. Un error por mínimo que sea puede echar a perder años de esfuerzo. Una foto inoportuna, una pose, un gesto o un franco descuido puede ser la diferencia entre ganar y perder, entre la simpatía y el odio generalizado.