Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
20 AGOSTO 2022.-Aprovecho la oportunidad para hablar de una historia, tan frecuente y común de lo que podemos imaginar. Nació de una pareja, en apariencia normal, su mamá ya llevaba un hijo mayor, pasaron varios años sin problemas, pero hace una década, el papá de Miguel comenzó a sacar a la luz los problemas hereditarios que arrastraba, pero que permanecían dormidos dentro de él.
Las crisis fueron en aumento, que paró en una clínica siquiátrica, afortunadamente no hubo necesidad de dejarlo internado ahí, pero fue diagnosticado con bipolaridad. Se le medicó de por vida, porque no hay remedio por determinado tiempo, además de que fue declarado discapacitado mental, por lo que no puede trabajar donde haya convivencia con otras personas, porque dada su condición mental, puede llegar en un momento dado a ser demasiado violento y golpear o incluso asesinar a otra persona o viceversa, él terminar golpeado o muerto, aunque es sabido que los enfermos mentales superan en fuerza a la gente considerada “normal” y seguro los afectados serían otros.
Esto provocó que la esposa tomara a sus hijos y se alejara del hogar conyugal, que en realidad era la casa de los papás de él, porque es de los innumerables casos de gente que no tiene una casa propia, porque la señora tenía miedo de que la fuera a golpear o algo peor, por lo que prefirió huir.
Miguel continúa viviendo por temporadas, a veces con su mamá, a veces con su papá, pero es desgastante la situación, porque cuando le llegan las crisis, la situación se torna compleja, además de que al estar incapacitado para trabajar, él tiene que mantenerlo y de paso a la mamá, con el impedimento de que apenas está por cumplir los veinte años, con el bachillerato terminado y por el momento sin continuar estudiando, y ya puede tener un empleo más serio. Ya que antes prácticamente trabajaba por propinas o dádivas. Lo que le resultaba estresante, porque le exigían más dinero. No cabe duda que hay gente que ve en los hijos la salvación para ellos dejar de trabajar y seguir viviendo como parásitos, a expensas de ellos, pero así es la humanidad.
Nuestro protagonista señala que todos los hermanos (hombres y mujeres) de su papá, algunos mayores, otros menores que él, están igualmente discapacitados mentales, porque curiosamente todos tienen la misma bipolaridad, pero la mayor de ellas ya mutó a esquizofrenia, por lo que el pronóstico del papá es inestable, puede seguir igual o lo que es peor, convertirse en algo más grave. Lo raro que aunque parece algo hereditario, los papás de ellos y abuelos de Miguel que aún viven, no sufren de nada similar. Haciendo un análisis a lo sabido, se dice por los sicólogos de prestigio, que cuando un individuo es procreado cuando los padres (uno o ambos) están intoxicados por sustancias prohibidas, nacen enfermos mentales los hijos, esta puede ser la explicación del por qué los padres están aparentemente “sanos”.
Ahora bien, retomando la vida de Miguel, todo parece indicar, haciendo un análisis de sus acciones diarias, que más adelante desarrollará la enfermedad de sus familiares, porque sin hablar, aparentemente es un joven normal, pero una vez que comienza a hablar, sus comentarios hacen creer que así sucederá. Porque él mismo señala que no ha probado sustancias ni alcohol, lo que es bueno para él que no lo haga, pero señala que estando así en su cabal juicio, a veces siente mucha agresividad hacia los comentarios que sus amistades y/o compañeros de trabajo hacen de su vida, imagínate cómo sería su reacción si lo agarran borracho o drogado. Además de que es exagerado (por no decir mentiroso), porque según él, todo lo sabe, lo practica o lo vive, esa es una cualidad que tiene una persona con problemas mentales. Le encanta ser el centro de atención de los demás que lo rodean, además en ocasiones pasa de la alegría, de la euforia al silencio, incluso a las lágrimas, porque se aísla, calla, no habla y suelta las de cocodrilo. Eso por supuesto que no es normal, además de que dice lo que los enfermos, que afortunadamente él está bien, fuerte y sano.
Así transcurre la vida de Miguel, un joven sin futuro, como tantos mexicanos, de una generación que es desechable, dicen algunos, de cristal, porque no se les puede hablar con energía y verdad, porque sienten que se les agrede, que no se les respeta y principalmente, que no se les quiere, lo que es completamente incorrecto. Porque cualquier gente de bien, que podemos ser nosotros, amable lector, tuvimos una infancia fuerte, dura, donde hubo regaños, golpes y lágrimas, donde se nos enseñó sin miramientos como hacer mejor las cosas, como sobresalir del resto, como ir a la escuela y después hacer las tareas domésticas que nos correspondían, sin importar si fuera hombre o mujer, eso en la actualidad no se puede hacer, porque los jóvenes se sienten lastimados, y peor aún, cuando se traen problemas mentales graves por la herencia de unos padres irresponsables en su juventud, por hacer lo que quisieron sin pensar en las consecuencias futuras de sus nuevas generaciones.
La pandemia vino a acelerar esos desordenes de la personalidad, principalmente en los niños y jóvenes, además de que, como he dicho, los estudiosos de la mente humana (sicólogos, siquiatras, terapeutas, etc.), en su mayoría, son los que más problemas mentales acarrean desde su nacimiento e infancia, y en lugar de ayudar a los padres que confían en ellos, llevando a sus hijos a terapia, resulta peor, porque les dan la razón a los hijos, en lugar de alcanzar una mejor solución (si se lleva a un hijo que quiere tatuarse o beber alcohol, en lugar de que el “profesional” le haga entender que no está en edad, ni es saludable hacerlo, les dicen que pueden hacerlo porque es su cuerpo y en él pueden hacer lo que ellos quieran, y así otros “diagnósticos” equivocados) hazme el fabrón cavor. Mejor no llevarlos con ellos, porque además de perder tiempo y dinero, los padres perdemos autoridad sobre los hijos y no debe ser así. Y cuando el mal ya está en el cuerpo, como en el caso indicado, que solo está esperando un pretexto para detonar, la situación se vuelve peor, porque tarde o temprano, Miguel probará el alcohol, como lo hizo su padre y el resultado será de pronóstico reservado. Seamos empáticos con todos, pero aprendamos a conocerlos, por sus acciones, porque muchas veces es mejor estar lejos de la gente enferma que no sabemos como puede llegar a reaccionar, porque eso, por salud mental personal, es lo más recomendable. ¡Ánimo!