20 abril, 2025
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La historia de Leticia…

Quiero aprovechar el espacio para hablar de la historia de una mujer mayor, pero con mentalidad enferma, débil, de gente joven en cuerpo de cincuentona.

 

Su historia se remonta a que no tuvo la oportunidad de vivir y convivir con su padre, pues éste tuvo otra familia, entiéndase mujer e hijos, lo que propició que creciera con traumas, complejos y demás desviaciones mentales, porque, hereditariamente, tiene problemas sicológicos, ya que tiene un hermano que está enajenado mental. Por lo que no está totalmente libre de esos síntomas.

 

Pese a todo, estudió lengua inglesa en la universidad, se casó, tiene dos hijos, pero todo el tiempo ha mantenido una idea equivocada de su vida, porque se cree de alcurnia, de abolengo, aunque su físico en nada le ayuda.

 

Trabajó en escuelas oficiales, particulares, de idiomas, hasta que hace unos años, haciendo lo que hace la gente malagradecida, literalmente, se robó a varios alumnos y fundó una escuela propia, pues contaba con terreno e infraestructura en su casa, para hacerlo. Y hasta el día de hoy, ahí continúa.

 

Su marido, con licenciatura en el área de humanidades, aunque no cuenta con cédula y título profesional, como un alto porcentaje de cuasi profesionales en México, no ha tenido suerte en el mundo laboral, aunado a que su área profesional, no se presta para muchas oportunidades, tiene años de estar desempleado, y con los aires de grandeza que esta mujer se da, ha propiciado innumerables discusiones maritales, pues a decir de ella misma con sus amistades, ya se dio cuenta de lo poca cosa que representa él para ella y de flojo, mantenido y mediocre no lo baja, además de que no acepta a la familia de él, hablando de su suegra y sus cuñadas, pues él es el único hombre de su casa.

 

Tanto es su desprecio a su pareja que en las vacaciones escolares oficiales agarra a sus hijos y se va a la Ciudad de México, donde vive una hermana de ella, en las de semana santa y verano, ocasionalmente lo hace, pero en las de fin de año, son seguras que los tres se las pasan allá. Y su marido, se tiene que refugiar en su casa materna o definitivamente, se queda solo en la suya.  

 

Así transcurre la vida de esta pareja con dos hijos; el esposo se encarga de los hijos, del hogar, de arreglar desperfectos o construir nueva infraestructura para vivir y/o para la escuela, pero para ella, eso no basta, ya que desea, anhela, quiere, que su marido encuentre trabajo, pero que éste sea bien remunerado, porque uno de sus sueños es, alguna vez, ocupar un espacio entre la sociedad, que vive de las apariencias, porque los verdaderos ricos y poderosos, dijera doña Florinda, no se juntan con la chusma.

 

Ésta mujer, debido a su pasada condición de pobreza económica y emocional, está llena de defectos, vicios, traumas y complejos, ya que no puede ver que a los demás les vaya bien en su vida, en su empleo, en sus posesiones, porque de inmediato, sale a relucir su envidia, intrigas, chismes, coraje, y demás antivalores que persiguen a este tipo de gente, que no tuvo y apenas empieza a tener, pero lo que es seguro, jamás tendrá clase, categoría y educación.

 

Seguido anda intrigando en contra de la gente que conoce, o lo que es más correcto, aquella que tiene la mala fortuna de haber entablado una relación de estudios, de amistad, etc., con ella, porque es seguro que los afectados, no la conocían.

 

Su hija, físicamente nada agraciada, y en edad de experimentar un noviazgo, no ha tenido suerte para que algún adolescente de su edad o mayor, se fije en ella, pese a que la mamá, anda desesperada, buscando convencer a alguno de sus alumnos para que se enamoren de su hija, incluso si los jóvenes tienen novia, llega al extremo de inventar historias falsas en su cabeza enferma, hasta que logra separarlos. Pero, ni así se fijan en su hija. Otra que también está llenando su cabeza de ideas falsas, porque, la pobre chiquilla, se siente de alcurnia, de clase, no la tiene en escuela particular, porque el dinero no le alcanza, pero por ganas no es.

 

El muchacho está más centrado, como generalmente sucede con los hombres, además de que físicamente no está mal.

 

En cuanto al marido, es el típico ejemplo de lo que algunas mujeres dicen e inventan, dijeran ellas, de TODOS son iguales, porque hay ocasiones en que los papás de los afectados le comentan, sin el afán de molestar, de lo que hace su mujer y cree ciegamente en la inocencia de ella, un verdadero hombre, conoce los defectos y virtudes de su pareja, o así debería ser, pero en este caso, o es demasiado ingenuo (por no llamarlo tonto) o lo hace por necesidad, por interés o comodidad, pues vive bien y no tiene la obligación de trabajar para mantener a su familia. Dijeran los antiguos, tiene una enorme concha y un gran mandil.

 

Así es la vida de esta mujer, que se empeña en parecer lo que no es, en encontrarle un novio a su hija, sin pensar que en un pueblo chico, tarde o temprano, se saben las cosas y dejará de percibir un ingreso que hasta hoy los mantiene, por sus alocadas ideas, comentarios mal intencionados y desubicados sueños. Así de triste es la vida de algunas personas, principalmente, de las mujeres.