23 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

La historia de doña Ventura…

Lic. Alfredo Castañeda Flores        Analista

 

Hoy quiero aprovechar este espacio para hablar de una gran mujer, fuerte, inteligente, decidida, y muchos más valores que mostró durante su longeva vida.

 

Doña Ventura nació en un municipio pequeño, sus padres dedicados al comercio de crianza y compraventa de animales como cerdos, reses, aves, tenían una carnicería en la que comercializaban esta carne, por lo que nunca tuvo necesidades económicas, no pasó hambre, por lo que sus papás la prepararon como antes se hacía con las jóvenes de los años 30´s, 40´s y 50´s del siglo pasado, sabía leer y escribir, aprendió a cocinar, repostería, tejer, bordar, etc.

 

Pero, cuando el progreso llegó a su terruño, también lo hizo el amor. Al comenzar a instalarse las vías del ferrocarril, conoció a uno de los trabajadores, del cual se enamoró, pero éste era un analfabeta, que apenas sabía escribir su nombre, además de pobre, era de otro estado (Oaxaca). Como ha pasado en innumerables ocasiones, sus papás no estuvieron de acuerdo con esa relación, llegando incluso a decirle que si persistía en su idea, la desheredarían, aunque era hija única. Doña Ventura no hizo caso, se empecinó y, en la primera ocasión que tuvo, se fue a Oaxaca con su amor, ahí empezó a sentir lo que era sufrir carencias, en el lugar al que llegó, era pequeño, la casa no lo parecía, no tenían cama, por lo que tenía que dormir en un petate, sobre un piso de tierra.

 

Varias veces cruzó por su mente la idea de abandonar ese lugar, porque además sufría malos tratos de la familia de su pareja, pero pudo más su orgullo; se aguantó varios años, fue teniendo familia, viviendo demasiado modestamente, ayudaba a su pareja, haciendo cosas que ella sabía y aprendiendo otras más, para salir adelante, pero aun así la situación económica era insoportable, a tal grado que un día agarró a sus seis, sí, amable lector, tuvo seis hijos, sus pocas pertenencias y le dijo al papá de los niños que se regresaran a su estado, concretamente, a la capital de su estado, pero éste no quiso y tampoco tuvo argumentos para evitar su partida.

 

Ya instalada en la capital del estado, su estado, rentó un cuartito donde apenas cabía ella y sus hijos (1 niño y 5 niñas), buscó empleo, trabajó en innumerables sitios, en ocasiones estuvo hasta en dos o tres trabajos al día, (en una casa, haciendo tortillas, en una fonda, vendiendo pan en las noches, etc.), con esto su situación económica fue mejorando, agarraba el dinero para lo necesario y lo que le sobraba lo iba guardando; en una de tantas ideas desesperadas, fue a su pueblo natal, visitó a sus padres, pero, éstos, aún dolidos con su acción, no la recibieron para quedarse, a los niños sí les compraron algunas cosas, los atendieron bien, pero hasta ahí, regresándose a la capital. Como sus padres ya sabían dónde se encontraba, seguido les llevaban ropa, víveres, calzado, a sus hijos, pero jamás le llevaron algo para ella.

 

Algunos años después, su pareja la fue a buscar, la convenció que había cambiado, que ya tenía casa propia, un empleo mejor remunerado, que quería que se regresara, para ese tiempo, doña Ventura ya contaba con una casa pequeña propia, ella le dijo lo mismo, que él se quedara con ellos, pero en ocasiones el ser humano es demasiado necio, o simplemente, algunos hombres tienen mamitis crónica, no quería alejarse de su hogar, de sus progenitores. Ella se fue condicionándolo, que si en determinado tiempo no había cambios, se regresaba, lo que así sucedió, por lo que en unos meses ya estaba de regreso en su casa, adquirida con tanto esfuerzo, sudor y sacrificios. Se dedicó a trabajar cada día más, a invertir inteligentemente su dinero ahorrado, pero tantas carencias de antaño le cobró factura, siendo adolescentes, murieron sus dos hijos mayores por desnutrición y leucemia, quedándose con cuatro mujeres. A las que les prometió que no las dejaría morir, como a sus hermanos.

 

Así lo cumplió, doña Ventura hizo mucho dinero, adquirió múltiples inmuebles que acondicionó, algunos para renta de locales y otros como cuartos para estudiantes, solteros, matrimonios jóvenes, etc., a sus hijas les dio estudios universitarios, se casaron, tuvieron hijos, sin embargo la mayor y la más pequeña tuvieron poco aguante y fracasaron en sus matrimonios, regresándose a vivir con ella, cuando cumplió 80 años, su corazón no aguantó y le adaptaron un marcapasos, con el que le daban cinco años para retirárselo y ponerle otro, pero grande fue la sorpresa que transcurrieron cinco, diez años y el marcapasos se adaptó perfectamente a su cuerpo, incluso unos meses antes de cumplir 90 años, fue a revisión y le dijeron que podía vivir otros diez años más con él, sin ningún problema, pero la vida es tan inexplicable, que meses más tarde, pese a verse físicamente entera, sus hijas, dicen, que comenzó a despedirse de los vecinos, comenzó a llamar a las amistades que tenía por teléfono, incluso las que viven en otros estados del país.

 

Una mañana, semanas después de cumplir 90 años, se levantó, se metió a bañar, pero saliendo de ahí, le dio sueño, se acostó, horas más tarde, una de sus nietas le fue a dar una revisada, la notó rara, llamaron a la ambulancia, llegó al hospital, pero el médico les dijo que no había más que hacer, la internaron, se quedó conectada, los médicos les decían a sus familiares que firmaran la autorización para desconectarla, pero como en este u otros casos esa decisión es tan difícil y más si la toman cuatro personas adultas, no lo hicieron, pero a la semana (7 días), siguiendo conectada, doña Ventura murió.

 

Quiero decir, amable lector, que yo la conocí, fue una gran mujer, pese a nacer en sábanas de oro, prefirió dar todo por amor, aunque la persona a la que eligió no se la mereció, (él falleció a los 65 años), sin embargo, pese a tener todo en contra, no se dio por vencida, no tuvo que entregarse a otros por necesidad, salió adelante con la frente en alto, como pocas mujeres realmente lo hacen. Este es un digno ejemplo de que trabajando, verdaderamente trabajando, se puede alcanzar la libertad económica. Las oportunidades se buscan, se crean y se aprovechan. Ahora el problema que se viene es la disputa entre hijas y nietos por la cuantiosa herencia en bienes inmuebles que dejó. Aunque sí existe un testamento, porque siempre fue precavida, no faltará alguno que lo intente impugnar. Pero esa es otra historia…