Lic. Alfredo Castañeda Flores Analista
29 enero 2021.-Aprovecho la oportunidad para comentarles la historia de una joven que en la actualidad vive una guerra interna, por sus problemas emocionales sufridos durante su infancia, por malas decisiones de sus padres.
Denisse es la segunda hija de un matrimonio, que en la actualidad están separados, su hermana mayor también tiene problemas, la que, además de tatuarse, vive en unión libre con un muchacho de su edad.
Nuestra protagonista, por su parte, aún sigue soltera, pero está llena de traumas, complejos y enfermedades que la aquejan a cada instante, durante el tiempo que sus padres vivieron juntos, no recibió atención ni cariño que debería haber tenido, por lo que se siente vacía y con la gran necesidad de amor, comprensión y lo demás que le hace falta.
Su vida ha sido triste, con una fuerte soledad, enorme frustración y tristeza que pocos pueden imaginar.
Estudia, ha tenido algunos novios, sin embargo el más reciente, con el que lleva poco más de dos años, es cuatro años menor que ella, pero, porque sus “suegros” tienen una holgada posición económica, y eso también es importante para ella, se acostumbró a vivir de las apariencias.
Como dije, su novio actual es un jovencito de diecinueve años, que aunque estudia también, su pasión son los videojuegos, es decir, es un inmaduro como existen miles en nuestro país, y peor aún con las clases virtuales que nadie aprende nada y solo es una farsa para retroceder la de por sí poca calidad de la educación nacional. A decir de Denisse, cuando lo visita en su casa, porque llega a tal grado su adicción a los juegos virtuales, que él no la va a buscar, ella lo tiene que hacer, aunque cuando está con él, solo lo vea jugar y enajenándose cada día peor. En ocasiones, mejor se pone a platicar con la “suegra”, porque el sujeto no le permite que se vaya de su casa, sino hasta que él lo decide. Esto es lo malo de la ambición económica de muchas personas, que van tras el dinero que observan tienen los demás, aunque muchas veces solo sea de apariencia, porque están más endeudados que el país, quienes los soportan pierden la dignidad, su libertad, e independencia, por no dejar un supuesto futuro promisorio. Y eso hacen muchas personas.
Hace unos meses, él terminó la relación por una chiquilla menor que él (diecisiete años) diciéndole que lo entiende en su forma de ser, sobre todo en el juego adictivo que practica diariamente. Además de eso, se dedicó a enviarle mensajes en todas sus redes sociales, denigrándola, agrediéndola, denostándola, haciéndola sentir de lo peor. Pero Denisse en ninguna de ellas lo bloqueó o eliminó, ni siquiera en el whatsapp, le gusta la mala vida, a tal grado que terminó mal y en el diván de un terapeuta, pues sus problemas emocionales se salieron de control, no dormía, no comía, no quería hacer nada, así transcurrieron tres meses de terapias, cuando en una ocasión recibió un mensaje de su ex, donde le pedía que regresara con él, que ya se había dado cuenta que a ella era a quien en realidad quería, etcétera, ella en lugar de responder, compartió el mensaje con unas amistades y resultó que una de ellas era amiga en común con su rival, y sí, amable lector, llegó al celular de la “novia”, entonces se le armó al chiquillo, a tal grado que por primera vez fue a buscar a Denisse acompañado de su mamá, a su domicilio, no lo pasó a su casa, ni él quería hacerlo, ahí en la banqueta discutió con ella, sobre lo sucedido, ella tenía el celular en la mano, se lo quitó y lo aventó al piso, estrellándolo de la pantalla, y lo que es peor, la mamá del joven ahí presente lo permitió y no tuvo la honestidad de pagárselo u obligarlo a que se lo pague, no obstante la apariencia que dan de tener dinero.
Eso propició un declive en su salud emocional, pero como en muchas cosas, ella es la culpable, porque, ante la necesidad de llegar a formar una familia con él, de disfrutar más adelante del dinero que su familia presume tener, no lo ha bloqueado, ni eliminado de su teléfono, o mejor aún, no ha cambiado de número, que ahora es tan fácil hacerlo, prefiere soportar todo lo que este individuo le hace, le dice y permite que la humille, afectando su salud mental.
Así es, inteligente lector, nuestra heroína de la historia, sigue recibiendo mensajes y llamadas, tanto de la ex “suegra”, diciéndole que ella es la mujer que quiere para su hijo y bla bla bla, cuando ni siquiera tuvo la calidad moral de arreglar el teléfono que su hijito adorado le rompió frente a ella, pero ella le sigue creyendo; del ex a veces mensajes tiernos, dulces, bonitos y otras más, todo lo contrario, pero ante la falta de una mentalidad fuerte, le gusta ser ofendida, soportando todo lo que le hace un menor que ella, que ante la inmadurez que muestra, no tiene el futuro que ella desea alcanzar con él, todo por la necesidad de presumir lo que no ha tenido, aun a costa de su propia salud. No han regresado al noviazgo, pero es peor su situación, porque sin tener la necesidad de aguantarlo, lo soporta con sus acciones infantiles, perdiendo su dignidad, ¿será por interés o por falta de atención?
Pongamos más atención en nuestros hijos y sus conductas, no los dejemos al garete, porque sufren más, por el desinterés de los padres que no los quieren y permiten toda clase de abusos de gente extraña y ni nos enteramos de ello. ¿O será que eso vieron en su casa?