6 febrero, 2025
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La historia de Cinthya…

Hoy quiero aprovechar el espacio, como es frecuente, con otra historia de vida, para que tomen precauciones de lo que deben y sobre todo, no deben de hacer, sus hijos, nietos o ustedes mismos, porque aunque hay una etapa en la que todos nos negamos a escuchar consejos, hay gente demasiado analítica que sí lo hace, y con ello, evitan repetir lo que la mayoría hace y hace mal.

Esta es la historia de Cinthya, una mujer que tiene actualmente 27 años de edad, 2 hijos (9 y 2 años, respectivamente), soltera, sin mucho futuro.

Es la tercera hija de un matrimonio, dividido por las falsas creencias de clases sociales, aunque sin pertenecer ninguno de ellos a la llamada, por los ignorantes, clase alta. Ya no la esperaban, pues nació 11 años después de la segunda hija, digamos que fue un descuido o accidente de la caprichosa vida.

Su padre, siempre dedicado al trabajo y otras más, al alcoholismo, su madre siempre cansada de no hacer nada (jamás ha hecho algo por ayudar a su marido y beneficiar a la familia), hicieron de esta chiquilla, una cosita seria; comentan sus profesoras de primaria, que desde tercero o cuarto grado, (comenzó a menstruar a los 10 años) ya espantaba a los niños, porque los comenzaba a tocar y no precisamente del hombro, (suponemos todos, que lo aprendió en algún lado), en la secundaria, la cosa fue más allá (ella lo comenta), siempre en cualquier escuela grande, hay un salón o espacio donde pocas personas van, (a veces ni los del aseo, limpian) sin embargo, ella conocía todos los rincones de la secundaria y ahí perdió su inocencia.

Al hacerlo, ya no hubo manera de detenerla para que no siguiera acumulando kilómetros de experiencia sexual. Sus víctimas (muchos quisieran serlo de este tipo), variaban en extremo, desde adolescentes de su edad, hasta mayores, incluidos casados y amigos de su papá, afortunadamente, muchas veces el Universo conspira a favor de los ignorantes y no quedó embarazada, porque jamás se cuidó o protegió.

Así transcurrió la vida disipada de Cinthya, a la que sus padres jamás impusieron correctivos efectivos. A los 17 años, teniendo novio, éste le presenta a un amigo, al que en alguna visita posterior al antro, sola, se lo encontró y siendo la segunda vez que lo veía y la primera que platicaba con él, ambos sabiendo que había un tercero intermedio, tuvieron intimidad en uno de los baños de la discoteca, y de ahí para adelante, el noviazgo acabó, la amistad también y el amorío creció, hasta que quedó embarazada, (ella dice que sin querer, pero conociéndola, lo dudo), el muchacho de nombre Ángel, lo primero que hizo, dadas las circunstancias conocidas, su reacción primera fue negar ser el padre del producto, hasta el nacimiento, donde no tuvo más remedio que aceptarlo, porque es idéntico a él y entre más crece, el parecido es más que evidente, como dijeran los clásicos: así ni como negarlo.

Una vez nacido el producto de todo, menos del amor, se la llevó a vivir, a donde se las llevan los que piensan más con la hormona que con la neurona, a casa de sus padres. Como todo (jarrito nuevo donde te pongo), al principio fue bien recibida, pero con el paso de las semanas y los meses notaron parte de su verdadera personalidad, pues es floja, grosera, irresponsable, desatenta y muchos adjetivos más, aunado esto, a que no se acostumbraba a su nueva vida de estar encerrada, sin convivir con otros hombres, hizo lo que se esperaba, se regresó a la casa de sus padres, los que la recibieron sin condición alguna (estoy de acuerdo en apoyar a los hijos, pero en una circunstancia así, se deben poner reglas para que, si no se les educó cuando era necesario, por lo menos tratar de evitar lo vuelvan a hacer, pero en fin), la mamá en lugar de nieto, tenía un hijo más, ella lo cuidaba, y la hija, seguía haciendo lo mismo de siempre.

Ángel jamás dejó de darle dinero para apoyar a su hijo y cada vez que lo hacía, los venía a ver, porque viven en lugares diferentes y de paso, se quedaba a dormir con Cinthya, con la anuencia y permiso de sus padres, aunque ella seguía con otros, me comentó que una noche que el papá de su hijo se quedó en su casa, un taxista con el que se consolaba en su ausencia, le llevó serenata de pobre (con el estéreo del automóvil) y se armó un desaguisado, pero como se dice, cuando se actúa correctamente nada sale mal, total que su “honor” quedó en los suelos, aunque jamás aceptó tener nada que ver con él.

El papá de su hijo dejó de acercarse un tiempo, porque se sintió lastimado, hasta que ella nuevamente lo convenció de su inocencia y gran amor por él, trayéndoselo, ahora ella, a vivir en casa de sus padres, pero no obstante el tenerlo cerca, seguía viviendo la vida loca, pero claro, siempre negando todo.

Pasaron los años, entre pleitos y desconfianzas, hasta que nuevamente quedó embarazada, surgió, con demasiada razón la discusión de antaño, hasta que se dio el alumbramiento, ahora de una niña, que demostró el dicho: que suerte tienen los que no se bañan, porque es idéntica al papá, nuevamente, él le dijo que se fueran a vivir (pasan los años y los ninis no maduran) a la casa de sus padres, al principio ella dijo que si, que pasando la cuarentena, pero cuando el plazo concluyó, le dijo que no, que se quedaba con sus padres, actualmente la niña cumplió 2 años y siguen separados, solo se juntan cuando ella lo va a buscar porque necesita dinero, que normalmente es el domingo, a veces los abuelos vienen por el niño mayor el sábado y ella lo recoge el domingo, Ángel se hizo a la idea y también él ya comenzó a andar con novias (como ahora le llaman), ambos se engañan, discuten, se agreden verbalmente y ambos terminan durmiendo juntos cuando se les ofrece. Y a eso le llaman vida.

Cinthya tiene varias infecciones vaginales, porque comenta que así le han dicho los médicos, al grado de que ya no le dan medicina hasta que se haga unos estudios, pero no lo hace porque le hace falta dinero, claro, para su salud, porque el fin de semana le hizo fiesta a su hija porque cumplió 2 años. Así es la historia de muchas mujeres promiscuas que a pesar de saberse enfermas minimizan el posible desenlace, y lo que es peor, andan por la vida enfermando a hombres y mujeres que se enredan con ellas, por no haber sido educadas a tiempo, por dejarlas hacer lo que quieren, sin ponerles un correctivo efectivo a tiempo.