21 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

La historia de Ana Karen…

Los seres humanos estamos llenos de equivocaciones, yerros y falacias, porque están en nuestra naturaleza, pero por lo mismo debemos estar atentos y prestar vista y oído a la vocecita interior llamada conciencia, para ir madurando con el transcurrir de los años y alcanzar lo más cercana posible la sabiduría.

Quien no sabe para qué vino a este mundo, difícilmente entenderá lo que digo, pero los que sí planean, razonan, analizan, cuestionan y viven felices, estarán de acuerdo con mi aseveración.

Y la historia que les comparto deja una gran lección, para quien la entienda y, sobretodo, atienda y preste atención a las circunstancias. Karen es una joven de la actualidad, que piensan que todo lo que hacen y dicen es la verdad absoluta, que los mayores estamos equivocados, que somos aburridos, tontos y algo peor, pertenece a la generación atrofiada por la tecnología, al grupo de jóvenes que prueban el alcohol, las drogas, el sexo y viven en el desenfreno total, que hoy aman a uno, mañana adoran a otro, tienen relaciones sexuales sin protección y con quien esté cerca de ellas, en la etapa cruel que lo que se llevan a la boca hace efectos negativos en su cuerpo y hace estragos irreparables en su memoria, en su vida.

La sicología ha probado y demostrado con argumentos sólidos que el cerebro del ser humano se desarrolla plena y satisfactoriamente hasta los 21 años, siempre y cuando antes de esa edad no se consuman sustancias o medicamentos, de manera frecuente, que detengan ese desarrollo (alcohol, drogas, solventes, etc.), como complemento a lo anterior, en días recientes, se dio a conocer un estudio mundial, que muestra que el 50 %, uno de cada dos, cinco de diez o la mitad de los seres humanos actuales, tienen menos de la inteligencia que la considerada promedio y créeme amable lector, que en algunos países, regiones o lugares de México, (y de otros países) se quedan cortos, basta con observar a nuestro alrededor las conductas autómatas y estúpidas de tanto ser humano que nos rodea, nos frecuenta y nos encontramos a nuestro paso por cualquier rincón que recorremos.

Gente que tira basura en la calle, que deja su basura en la acera del vecino, que no respeta a los demás, a los niños, a los animales, a la naturaleza, al peatón, al conductor, incluso, ni a ellos mismos se respetan, etcétera. Albert Einstein enmarca esto con una frase muy completa y, sobretodo actual: “Solo hay dos cosas infinitas en el mundo, el Universo y la estupidez humana, y del Universo no estoy seguro”.

Regresando a la historia que estoy analizando, Karen, como su mamá, su abuela, bisabuela y quizás más atrás, no conoce a su padre, su mamá le menciona a uno, pero ¿realmente lo será?, lleva los apellidos de su madre, se crio en un matriarcado, donde su bisabuela, ya fallecida, las tuvo viviendo en su casa, y ahí siguen, pero ahora dominadas por su abuela. Antes de los 15 años, fue madre, para variar de una niña, el papá, resultó un chiquillo de la misma edad, si la registró, rompiéndose ahí la cadena de mujeres sin padre, se la llevó a la casa de sus padres a vivir con él y a darle una vida acorde a su edad y presupuesto familiar, sin embargo, Karen no sabía hacer nada, además de no prestarse a ser enseñada por la suegra, lo que derivó en una inevitable ruptura y separación. Refugiándose en la casa materna.

Karen, conoció a otro, después a otro, a otros, y todos desde la primera cita terminaban en la cama con ella, diría Xóchitl Gálvez, buena pal petate, pero siempre amanecía llorando y pidiendo perdón al papá de su hija, diciéndole a sus amigas que no se fuera a enterar, porque moriría de pena, que él no se merecía su traición, porque él, jamás ha dejado de darle dinero y cosas a la niña, pese a su edad es un muchacho responsable. Aunado a lo anterior, Karen se emborracha, recientemente se ha drogado con la droga de los pobres, los solventes, el novio en turno, cuando están idiotizados por el thinner, aguarrás o pegamento, la ha golpeado, dejándole marcas visibles en cara, cuello y brazos, y lo que es peor, lo defiende, inventa cada vez que sucede, una historia inverosímil para ocultar su desenfreno.

En el trabajo varias veces se ha desmayado, la primera ocasión se pensó en un embarazo, pero resulta que tiene puesto el DIU, lo que si fue detectado por la ginecóloga que la revisó es una fuerte, muy fuerte infección de transmisión sexual, al grado de que para practicarle el Papanicolaou tuvo que darle antibiótico para que se desinflamara su órgano sexual y pudiera entrar el conocido “pato”, produciéndole un dolor que desencadenó en llanto, la garganta la tiene llena de pústulas, y aunque no ha llegado el resultado del estudio, la médico, sospecha que así está curtida desde el estómago hasta la garganta, y pronostica lo peor. Sin embargo, para no chocar en su cuerpo la medicina con el alcohol y lo que muy seguido se introduce, no sigue el tratamiento, entonces ¿qué se puede hacer por ella, si no se quiere ni ella misma?

Al margen de lo anterior, es una persona experta en la mentira, manipula y persuade a quien no la conoce o no se ha dado tiempo de confrontar los hechos con las palabras, suelta el llanto a la menor provocación y eso, para muchos inexpertos, es sinónimo de verdad, utiliza a su hija para causar lástima, aunque siempre la anda dejando encargada en cualquier lugar y al cuidado de cualquier conocido para irse a disfrutar de lo que para ella, es vida, muchas veces me he preguntado, ¿Qué será de su vida cuando tenga 30 años?, si actualmente sólo tiene diecinueve.

Padres que me leen, tomen conciencia de lo que pasa en su casa, a su alrededor, pero sobretodo, lo que pasa con sus hijos, un verdadero padre jamás está cansado para un hijo, siempre tiene un espacio para preguntar, para aconsejar, para conocer a su hijo, para darse cuenta de lo que está viviendo, bueno o malo, me refiero a ti que tienes a tus hijos viviendo a tu lado, los que engendraron y por una u otra causa huyeron de la obligación, son los que forman parte de la estadística mencionada con antelación, recuerda que tener un piano no te vuelve pianista, por lo que tener hijos no te convierte en padre.