Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
30 JULIO 2022.-Nació en un poblado de tierra caliente, muy cerca de aquí, su padre dedicado al campo y su madre al hogar, pero con profundas raíces católicas, así fue creciendo, junto a sus cuatro hermanos. Terminó la primaria y secundaria, pero justo antes de finalizarla, muere su primogénita, por lo que ya no fue posible que continuara estudiando, teniendo que dedicarse a trabajar en lo que podía y donde le daban oportunidad y ganando lo que querían pagarle, lo importante era sobrevivir, porque su padre los abandona al cuidado de su abuela materna, ya que en pocos meses se volvió a casar, formando una nueva familia, ahora de cuatro hijos, siendo en total padre de nueve descendientes.
Nuestro protagonista fue creciendo, pero le atraía el estudio, por lo que por cuenta propia compraba libros de la materia que le apasionaba, la ingeniería civil, así se fue preparando de forma autodidacta, sin embargo, siempre hay gente buena que confía en los demás, y que antes también, pocos quedaban mal, le fueron dando lotes para que los fraccionara y se ganaba un buen dinero; al mismo tiempo, comenzó a laborar en un ingenio azucarero, siendo su mayor fuente de ingresos. Así transcurrió el tiempo, se casó, es padre de tres hijos, contrario a él, sí les quiso dar el máximo de los estudios, sin embargo, solo el mayor de ellos aprovechó. Los otros dos se quedaron con la preparatoria trunca, pero esa es otra historia.
Como dije antes, en su juventud y al inicio de su edad adulta, fue un ser humano inquieto, valiente, le gustaba analizar las acciones del gobierno y de la gente que estaba cerca de él. Sabía los movimientos manipulativos de la política, lo que les enseñó a sus hijos, además de abrirles los ojos a sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Pero, como todos, tenía un defecto, era demasiado soñador, pero poco emprendedor, se ilusionaba imaginando tener un negocio propio, cómo lo atendería, cómo lo haría crecer, etcétera, pero jamás lo echaba a andar, siempre encontraba el mínimo pretexto para dejarlo en solo un sueño más.
Por lo que, una vez que tuvo un accidente laboral, donde casi pierde la visión de un ojo, siendo desde ese momento su estatus laboral de pensionado, ganando solo un porcentaje de lo que obtenía cuando estaba activo, su mundo lleno de sueños se derrumbó, pasando algunos años para que se volviera a levantar, pero jamás inició algo que concluyera. De ese levantón, dio un paso adelante, para mal, porque ahora ya adquiría las herramientas para iniciar el negocio imaginado, a veces rentaba algún local, lo pintaba, rotulaba, lo dejaba listo, para jamás abrir. Es decir, ese paso de más que se había animado a dar, después de la lesión laboral sufrida, salía en ocasiones, demasiado costoso, principalmente para su familia, ya que de por sí, su salario de pensionado era limitado.
Así como el caso de Alfaro, desafortunadamente, para la gente y para el país, son tan frecuentes, en cualquier rincón de México, hay tanta gente que se mueren sin haber sido felices, porque les hizo falta el coraje, el valor para emprender lo que en sus sueños, dormidos y despiertos, tanto anhelaban. Quiero agregar al respecto que hay algunos demasiado soñadores, con cosas inalcanzables, que piensan que los cuentos de hadas existen en la vida real, que el sapo se volverá príncipe, que la joven sin riqueza, y preparación, conquistará al hombre rico, presentado y poderoso, que un pariente millonario que no conocen, les heredará su enorme fortuna, que se ganarán los pronósticos y/o la lotería sin comprar boleto, etcétera. Otros son más moderados, se mueren con deseos de un auto, de una casa propia, de una familia que sea digna de poner de ejemplo, de un empleo mejor remunerado, que “les haga justicia la revolución” (así dicen), tener un harem de mujeres hermosas, jóvenes y con cuerpos firmes y turgente, a su lado. Esto por supuesto, que los va marcando conforme avanzan los años, y lo que es peor, van siendo ejemplo de las mentes más débiles que los frecuentan y escuchan contando sus sueños guajiros de grandeza y el círculo vicioso se hace más grande.
Así le pasó a nuestro personaje, terminó siendo un defensor a ultranza del actual presidente de la República, como éste amplió el programa de apoyo al adulto mayor, a todos los que tenían una pensión o jubilación, por esos cuantos pesos de “obsequio”, cada bimestre, cambió de un día para otro toda su visión del país y de la política, además se hizo cobarde, creció su miedo, que otrora no era evidente, sus antiguos sueños irrealizables, ahora los endosó al nuevo gobierno, creía sin chistar todo lo que AMLO mencionaba en sus mañaneras, a ese grado llegó su frustración guardada por tanto años, ahora convertida en fanatismo y eso mismo sucede con los que reciben una dádiva monetaria que todos pagamos con nuestros impuestos, por unos miserables pesos se transforman en otros individuos. Eso tiene que ver con el estudio de la pobreza mental y económica nacional, el Peje tiene perfectamente estudiados a los pobres, por unos pesos sin esfuerzo son capaces de hacer lo que él diga, aunado a la polarización que maneja para que se ataque a los aspiracionales.
Pues bien, como indiqué antes, Alfaro terminó su vida, contrario a lo que vivió antes, muriendo por miedo a la “pandemia”, un refuerzo de la vacuna lo acabó en menos de tres meses, siendo un hombre mayor, pero físicamente fuerte, así como les está pasando a tantos y seguirá pasando durante algunos años más. Así de frágil es la voluntad de la pobreza, la falta de fortaleza para cumplir los sueños viables de muchos seres humanos. ¡Ponte atento!