Job sufrió mil calamidades
Y ni así renegó de Dios,
Decía que perdía banalidades
Y su fe fue la que lo salvó.
Perdió hijos y dinero,
Tierras y hasta prestigio,
Estuvo como prisionero,
Y aun así no renegó de su designio.
Las enfermedades lo azotaron,
Las plagas cayeron en él,
Y de repente las cosas cambiaron,
Dios volvió su rostro fiel.
Le devolvió sus riquezas,
Le devolvió su salud,
Multiplicó lo suyo
Lo lleno de excelsitud.
No hubo hombre más rico y feliz
Job fue grande en esta tierra,
Y todo por ser fiel hasta el fin
Y no afianzarse a los bienes de la tierra.
Así como Job esperó,
Debemos ser pacientes,
Dios todo lo creó
Y él nos tiene presentes.
Tarde o temprano llega la ayuda
Del omnipotente,
No debemos tener duda,
Dios se hará presente.
Sus promesas son de vida
Y con gran exactitud,
Espera pronto su venida,
El próximo eres tú.
Gloria a Dios y a Job
Gloria a su gran poder,
Seguro estoy hoy
Que el milagro va a suceder.
Poeta puruarense Uriel López Guillén