Hoy voy a tratar un tema difícil, complicado, para los que sólo viven porque tienen vida, pero carecen del más pequeño sentido de lo que en realidad es vivir. Estamos en una época en la que todo lo raro, distinto, minoría, falso, busca por todos los medios posibles convertirse en un icono de lo que para ellos es ideal, porque de lo contrario hacen sentir a los tradicionalistas como homofóbicos, intolerantes, machistas. Ahora resulta que los manuales de etiqueta, corrección y buenos modales, son obsoletos, son anacrónicos y pasados de moda, cuando no es así.
Una cosa es lo que se hace en la intimidad de tu casa, oficina, hotel, cuarto, o vecindad, donde cada quien es libre de hacerlo, y otra muy diferente es hacerlo frente a los demás, donde sólo se reciben burlas (hasta de sus propios iguales) y peor aún, tratar de fomentar a que los niños (sobretodo) más adelante sigan ese ejemplo (porque en una sociedad tan baja de valores y autoestima, es muy fácil repetir las malas conductas que se observan), esas subculturas urbanas que nos rodean actualmente, no sólo buscan aceptación (que no es malo), sino que quieren imponerse sobre los seres que vivimos tranquilos, sin molestar a nadie y sobretodo, de una forma honesta, que contribuimos con nuestro trabajo diario, a enaltecer la economía tan paupérrima que tenemos y a luchar desde nuestro hogar en fomentar a nuestros hijos una cultura de grandeza y poder mental, para que mañana, sean adultos exitosos, sepan trabajar y sobretodo, a no depender del gobierno o de nadie para vivir, eso es lo más importante.Soy afortunado y tengo la enorme dicha de ser papá de un joven y una señorita, tengo un matrimonio, con altibajos como muchos, pero feliz, ambos provenimos de matrimonios estables; desde que mis hijos tienen capacidad de entender, les hemos hablado (juntos o por separado), de la importancia de saber elegir a la que en un futuro será su pareja para el resto de sus vidas (es lo idóneo), se les pide fijarse, antes que nada en el origen del pretendiente o pretendido, esto es, si son hijos de matrimonio, que vivan juntos, porque eso es la base para alcanzar plenitud más adelante. Asimismo, les pedimos que se fijen bien en cuáles son sus pláticas más recurrentes, si la mayoría son positivas, tienen aprobación, pero si son quejas, chismes, negatividades, tristezas, mejor que se alejen antes de que se claven más (como se dice coloquialmente), peor aún si son agresivos, manipuladores, chantajistas, llorones, etcétera. Esa es una señal inequívoca de alejamiento inmediato porque no hay mucho futuro en una relación así.
Actualmente, estamos inmersos en la era de los tatuajes, las perforaciones, los piercings, es frecuente mirar a jóvenes (hombres y mujeres), con esos escapes (los sicólogos, siquiatras y terapeutas señalan que hacer eso, es porque sufren de un dolor determinado, por falta de algo, ausencia de alguien, o traumas de cualquier índole), porque hacerse eso en el cuerpo, que es un templo sagrado, el infligirse dolor, castigándose por algo que inconscientemente los marcó, es una conducta negativa que los frena en su desarrollo emocional y por ende, en su vida.
Pero, resulta cuestionable, mirar que los padres lo permiten y lo que es peor, en muchos casos, los padres son los primeros en hacerlos, así ya no tienen autoridad para impedir a los hijos se los hagan, los hijos y el ser humano en general, aprenden del ejemplo, no de la retórica y verborrea sin sentido que muchos padres les sueltan, pero que en su diario andar por la vida hacen lo contrario.
Así es estimado lector, la mente humana es tan poderosa, e inconscientemente, se realizan tantas acciones que la conciencia trata de cubrir. Ejemplos hay tantos, y en la pareja, que es el análisis de hoy, también, cuantos conocemos a gente que vive con una pareja con adicciones, golpeadores, sumisos, agresivos, flojos, deshonestos, que todo les vale, despilfarradores, gastadores, trabajadores, honestos, leales, mentirosos, manipuladores, chantajistas, etc. con una conducta similar al padre o la madre. Todos. Incluso nosotros mismos, notamos en nuestra pareja similitud con nuestro padre o madre.
También vivimos en una sociedad cada día más, carente de valores, donde hay tantos embarazos de adolescentes, incluso niñas, donde los padres son jóvenes sin mayor futuro, pero que la apertura que da la tecnología, la tibieza de los padres, los medios de comunicación y, sobretodo, la ociosidad y libertinaje, está motivando esas conductas negativas que dañan a los interesados, pero que más adelante, afectará a nuestro país. Esas parejas, terminan separadas (en la mayoría de los casos), juntas (en casos contados), pero no por mucho tiempo, porque llega el momento en que se dan cuenta de que la pareja, no es lo que la calentura momentánea, les hizo pensar y terminan, incluso, odiándose, y el único afectado, es el hijo, fruto de la inmadurez de ambos. Dejan de estudiar, porque adquieren una responsabilidad económica, o porque ya no tienen la libertad y la mente fresca para aprender y, los que tienen posibilidades, acaban desertando y no terminan ni el bachillerato. Las estadísticas nos muestran el nivel actual de deserción escolar en esa etapa de escolaridad.
Amigos que me leen, hay que cuidar a nuestros hijos por igual, yo recuerdo haber escuchado en mi infancia, a padres inconscientes que decían (cuando sus hijos eran hombres), que se cuiden las gallinas porque mi gallo anda suelto, pero a sus hijas si las cuidaban, en nuestros días, los padres están metidos en su mediocridad y los hijos hacen lo que quieren, sin freno o dirección alguna, no los saben educar, no los saben cuidar, no los saben escuchar, no saben que hacen, como andan en la escuela, quienes son sus amigos, que sitios físicos y por la red frecuentan, etcétera.
Para mi hijo no quiero una mujer sin estudios, peor aún con un hijo de otro, que haya madurado antes de tiempo, porque en lugar de servirle de apoyo y complemento, lo haría retroceder, aunque por los ejemplos que ha visto en casa, estoy seguro que piensa lo mismo. Para mi hija, no quiero un hombre sin carrera, sin visión de futuro, sin aspiraciones ni objetivos de vida, que haya abandonado a otra chiquilla con un hijo, desobligado, pero igual, no creo estar alejado de mi percepción. Quizás me vea como egoísta, pero para quienes razonan, analizan y reflexionan, me entienden. Deseo tener en ellos, unos seres fuertes, sobretodo felices y triunfadores, que mis nietos, bisnietos, etcétera, sigan siendo mejores en cada generación, aunque la mayoría que forman las minorías, sean todo lo contrario. ¿O no?