Si la memoria no me falla, el doctor Mario Osoyo Cornejo manifestó aspiraciones para ser presidente de Tacámbaro por el PRI desde hace más de dos años, diseñando una estrategia de atención médica en comunidades del municipio y la propia cabecera.
Al ver un PRD con evidentes fisuras y un PAN que se hundía en la prepotencia de Octavio Aburto Inclán, el galeno Mario Osoyo Cornejo percibió la posibilidad de retornar con las siglas del tricolor y una buena amistad que tiene con Elio Núñez Rueda le ayudaría para amacizar relación con el delegado federal de Sedesol, Víctor Manuel Silva Tejeda.Con tal panorama, Mario Osoyo Cornejo reeditó el esquema que, en su época, lo expulsó del propio PRI: el dedazo.
Utilizó el argumento de que, muy arriba, tenía la palanca que lo impulsaría a la candidatura del PRI por el gobierno de Tacámbaro, pero se topó con hueso duro en el cuartel del tricolor que es controlado por los grupos reynistas y valentinistas.
Y es que, a pesar de que Jesús Reyna García esté encarcelado, sus estructuras políticas son poderosas, capaces de negociar y, en caso contrario, descarrilar proyectos al interior del PRI y establecer convenios con otras fuerzas.
Mario Osoyo Cornejo quiso columpiarse de la palanca de Víctor Silva Tejeda que, por un pelito, no fue candidato a gobernador de Michoacán, quedando la encomienda en un Chon Orihuela que, me dicen los propios militantes tricolores, no ganará ni yendo a bailar a Chalma.
Se suscitó al interior del PRI en Tacámbaro un rudo forcejeo de poder de grupos políticos contrarios al grupo de Jesús Reyna García, buscando acomodar sus piezas, pero no valoraron que todavía tienen músculo y ahí no entró Mario Osoyo en sus planes.
Mario Osoyo Cornejo, incluso, carecía de credencial de militante del PRI, porque había renunciado a ella hace muchos años, por lo que tuvo que afiliarse en Morelia para obtenerla. Ni así pudo convencer a los mandones del PRI.
Mario Osoyo Cornejo apretó en su campaña médica en las comunidades de Tacámbaro. Aparecía y aparece en medios de comunicación, tal y como lo hacía el prepotente de Octavio Aburto Inclán como locutor, para juntar capital político…y tampoco le funcionó.
Aparecieron más aspirantes priistas. La mayoría del grupo reynista y valentinista y unos pocos agarrados de la mano de Chon Orihuela, mientras Mario Osoyo Cornejo prendía veladoras al santo de Víctor Silva Tejeda. Tampoco funcionó ese Dedazo.
Vinieron las duras negociaciones y quedó Mauricio Acosta Almazán como candidato a presidente municipal por el PRI y ya Mario Osoyo no se apareció, ni en la Convención con Chon Orihuela ni en la toma de protesta del propio Mauricio Acosta.
En el fondo, los grupos de poder de Tacámbaro no le perdonan sus incursiones en el otrora Frente Cívico Municipal y, de nueva cuenta, se quedó con las ganas de gobernar su pueblo. Mario ha de estar diciendo que el mejor gobierno es y será su propia persona y familia y que, cuando se pierde, muchas veces se gana.
Ahí va a ganar más en el presente y futuro de su vida…