6 marzo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Infidelidad….

Lic. Alfredo Castañeda Flores     ANALISTA

27 OCT. 2023.-Una palabra que aterra a las mujeres y pone nerviosos a los hombres: infidelidad. Sin embargo, su contexto es, como todo, distinto a lo que se observa y genera tantos conflictos en las parejas y en la gente que sin conocer la realidad, opinan a favor o en contra. ¿Tú eres uno de ellos?

 

Normalmente, toda la culpa se le achaca a los hombres, sin analizar que una relación de esta índole es de dos, aunque, por razones obvias, los protagonistas son distintos, pero siempre se da entre un hombre y una mujer.

 

Como decían nuestros abuelos, solo la cuchara conoce el fondo de la olla, nadie más. Y esa filosofía de vida es completamente verdadera. Los problemas de una pareja, sea unida en matrimonio o libremente, solo lo saben ellos, aunque, desafortunadamente, las mujeres casi siempre adoptan el papel de víctima, sin tener la honestidad de aceptar su parte de culpa. Y el resto de la sociedad que los conoce, toman partido, siempre del lado de la presuntamente, parte más débil, que en México, son las mujeres (ajá).

 

Cualquier asunto, problema o confrontación, tiene dos partes inmiscuidas, no es cuestión solo de uno, porque un solitario no puede pelearse o amarse, en este caso, solo. Así que debería haber más análisis, razonamiento o reflexión de los demás, antes de opinar de X o Y relación, pareja o quimera.

 

Claro que como todo, no hay una totalidad de un lado o de otro, siempre hay un porcentaje de culpables y otro de inocentes. Pero mayoritariamente, la mujer es la que por acción u omisión, arrastra al hombre a los brazos ajenos y a la leña de otro hogar. El hombre tiene el control de la relación, mientras que la mujer tiene el control del sexo. Esto es más que real. Al hombre le cuesta trabajo, esfuerzo y sacrificio poder obtener sexo, de cualquier tipo, casual o formal. Mientras que la mujer basta con solo hablarle a cualquier hombre, conocido o no, insinuarle que desea intimar, para que unos minutos después ya esté fornicando. ¿Acaso miento?

 

El hombre, como todo lo demás, tiene difícil conseguir sexo, incluso hasta en la actualidad que es más fácil, con dinero se obtiene, pero en primera, debe tener dinero de sobra, en caso contrario, no lo disfruta; en segunda, tiene que sufrir varios rechazos, antes de que una mujer, acepte su propuesta indecente, dice la canción, porque necesita conocerla, aunque sea de vista, elegir si le gusta, agarrar valor para cantarle que quiere intimar con ella por dinero, que le interese la cantidad ofrecida, etcétera. No es fácil, amable lector.

 

Así es, no tenemos esa facilidad. Pero ni los mismos hombres, mayoritariamente, se detienen a pensar en eso. Cuando han tenido que sufrir eso y más desde que comenzaron a apaciguar la lívido sexual.

 

Retomando el tema, una relación de pareja es muy complicada, porque la mujer, esté desocupada o no, tiene la maquinaria mental siempre activa, está imaginando y creando historias, la mayoría de ellas, equivocadas, mientras el hombre solo se dedica a trabajar, a tratar de mantener contenta a su esposa o pareja, no se enreda en cosas que no son ni serán. Sin embargo, la mujer, a cada rato, está buscando confrontación, como dije, por cosas inútiles que solo existen en su débil cabeza. Eso, aunque sean tonterías, pero si son constantes, van mermando cualquier relación, por seria que ésta sea.

 

Lo mismo sucede cuando llegan los hijos, porque la mujer siempre quiere quedar bien ante los ojos de los demás y con mayor razón de los hijos, pone al marido o pareja como el ogro de la casa, porque ellas, con ese arte sutil de manipulación que manejan, hacen que el hombre sin saber lo ocurrido, que muchas veces son cosas menores, grite o incluso, golpee a sus hijos, los que guardarán un resentimiento que con el paso del tiempo, se va incrementando, en perjuicio del padre. En algunos casos, los hijos son inteligentes y cuando ya analizan las cosas, se dan cuenta de lo ocurrido y se termina, pero en la mayoría de casos, no se dan cuenta y así concluyen su vida, resentidos con el padre.

 

La mujer, ya viviendo juntos, quiere controlar a su esposo o pareja, comienza a limitarle sus pasatiempos y diversiones, lo encapsula en una burbuja que lo aísla de sus amistades, compañeros de trabajo y más. Claro, esto al inicio, lo permite la mayoría de hombres, porque se está enamorado, porque ese sentimiento atonta a cualquiera y se justifica creyendo que la mujer tiene razón, que ella es su prioridad, que lo que hacía antes, ya no debe hacerlo, porque es malo. Lo que es un grave error, porque poco a poco se le está entregando el control de su vida a la mujer. Esto, ya es cuestionado, cuando han pasado los años, cuando ya perdieron todo contacto social, se alejaron de sus gustos y aficiones. Porque es verdad que la mujer madura antes que el hombre, pero ya se detiene ahí, el hombre lo hace alrededor de los veintiocho años, pero continúa mejorando su razonamiento. La mujer, no.

 

El reclamo más frecuente de una mujer al hombre, es la infidelidad, lo relaciona con cualquier mujer que él conozca, incluso hasta del pasado, que ya no frecuente. Grave error, porque las primeras veces, el hombre pierde el tiempo justificando su negativa, lo que no debe ser así. Un hombre sea verdad o mentira, jamás debe dar explicaciones a su mujer. Pero esto no nos lo enseñan, lo aprendemos con el tiempo. Pero retomando el tema, esto a la larga, hace que el hombre, comience a cambiar su forma de ver a sus amistades femeninas, pensando, si no lo hago y a cada rato, me insiste mi mujer que son infiel, además de que la sexualidad en pareja ha disminuido, ha cambiado, en perjuicio del hombre, porque surgen los tan trillados pretextos, me duele la cabeza, estoy cansada, los niños me estresan, etcétera y todo es para hacer sufrir al hombre, porque ellas aguantan más tiempo sin tener sexo, pero el hombre, a los cinco días, las palabras se le salen solas, y como dije, ven a las demás mujeres de otra manera, ahora si con lascivia y deseo, hasta que, nunca falta una conocida que lo atrae, e irremediablemente caen.

 

Porque ella está igual en su hogar o es demasiado temperamental que puede cubrir dos frentes, es decir, tener marido o pareja y amante, y el hombre, otrora respetuoso, pasa al lado de los atacados infieles. Sin embargo, no fue únicamente su culpa, un porcentaje mayor, es por las desatenciones de su pareja o esposa. Así, a grandes rasgos sucede una infidelidad. Esa que para muchos, incluso hombres, es detestable, inadmisible, aunque estén en su hogar, igual o peor que el vilipendiado infiel. Pero así funciona esta sociedad mexicana.

 

Se opina sin saber la verdad, se le cree a la supuesta parte más débil o aquella que saca a la luz las cosas, pero siempre a su conveniencia, pocas gentes, dicen la verdad, aunque sea cruel. Además la mujer, deja de mostrar pasión en esos momentos de intimidad, peor aún cuando tienen un amigo que las satisface de otra forma. Esto es muy frecuente y común en aquellas mujeres que trabajan, se enredan con el jefe o cualquier compañero del empleo, pero con la diferencia que ellas son astutas y no se dejan ver, mientras que el hombre, si, porque su círculo social sexual se reduce a las amigas de la esposa o pareja, compañeras de trabajo, incluso, cuñadas y nunca falta una de estas que le cuente a la esposa, además de que antaño, la misma amante, llamaba anónimamente a la esposa y daba santo y seña de la otra relación del esposo o pareja.

 

Ahora ya se dieron cuenta que ganan más estando en el limbo, que ser descubiertas, por ellas mismas. La misma religión católica, mayoritaria en nuestro país, señala que no hay pecado, mientras no se afecte a nadie, y en el sexo no se afecta ni al marido ni a la mujer, con una bañada, todo se elimina. Crudo pero real. México está catalogado como uno de los países con más infidelidad en el orbe, y como señalé antes, no solo hay hombres infieles, es un cincuenta – cincuenta, así que, inteligente lector, no juzgues a ningún compañero de la vida, si sabes que tiene una compañera casual que le brinde placer, al contrario, mejor admíralo, porque al fin despertó de la pesadilla llamada pareja.