Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
4 ENERO 2025.-La mujer es un complemento para el hombre, sin duda alguna, sirve para procrear, para convivir, para darse mutuo placer, para muchas cosas, aunque también es la principal responsable de sufrimientos, disgustos, enfermedades físicas y mentales, incluso, hasta de la muerte de muchos hombres.
A lo largo de la historia, los hombres han caído a sus pies, sin analizar, sin razonar, sin reflexionar, simple y sencillamente por contar con sus favores sexuales, obviamente la mayoría, cuando éstas son hermosas y/o esculturales a sus ojos, gustos y deseos. Ejemplos tenemos varios, que han ocasionado de todo, con aquellos que las han amado sinceramente o deseado demasiado, que provoca esa confusión. Salomé, Dalila, Mata Hari, Cleopatra, actrices nacionales y extranjeras, etcétera.
La mujer es inestable mentalmente, que ni entre ellas mismas se entienden, no se comprenden, sin embargo, pese a eso, se defienden, aunque no se conozcan. Y los hombres no. Esa es la principal diferencia entre ambos, que más nos ha afectado a lo largo del tiempo. El hombre prefiere defenderlas a ellas, creerles a ellas que a los demás varones, aunque el que lo hace esté viviendo algo parecido al que ahora ataca, ¿será por ignorancia o por estupidez? Porque no quiere perder su hombría, porque no quiere verse como un pelele. En cambio, las mujeres, de antemano saben que el hombre tiene la razón, sin embargo, por cuestión de género se solidarizan con las demás. Aunque en la soledad se rían de lo ocurrido en su círculo social frecuente o en uno que les tocó darse cuenta de forma circunstancial. Punto para ellas.
Por dicho de algunas mujeres, se sabe que ellas se dejan llevar por las emociones, así es como toman sus decisiones, y aun cuando, como es frecuente, la mayoría de ellas, sea negativa, las afecte, provoque cierto grado de caos, enojo o disgusto a los demás, sobretodo a los hombres, se mantienen en su dicho y pretenden hacer creer a su pareja que ellas tienen la razón, ahora sí, aunque arda Roma. Así son ellas, defienden sus ideas, sus acciones, con uñas, lágrimas y dientes, pese a lo que sea. Y sí, amable lector, frente a eso, el varón, dobla las manos y les da la razón. porque se dice, no hay arma más fuerte que las lágrimas femeninas, esas rompen y destruyen cualquier fortaleza que se crea impenetrable. Con mayor facilidad la endeble defensa que opone el hombre. Frente a ellas.
Así es y ha sido la historia en pareja, principalmente en nuestro país, porque en otros países, continente o regiones, han sido casos aislados, o por lo menos en la actualidad, los demás países, llevan esa ventaja frente a nosotros. Cuando se casan, saben elegir, no se dejan llevar por el físico (el hombre), si no pensando a futuro, analizan a varias mujeres, y cuando tienen a la que lleva la delantera, comienzan a cortejarla, durante éste, se van enamorando, hasta llegar al matrimonio. En otras culturas, son los padres o algunos parientes los que eligen a la que será la futura consorte. Pero lo hacen de forma prudente, correcta y adecuada. Lo que genera matrimonios duraderos y fuertes que duran hasta la muerte de uno o ambos contrayentes. El mexicano, lo hace, como todo, sin pensar, los hay desde aquellos que, sin conocerla, ya están enamorados, o lo hacen conociéndola, se preocupan más por enamorarla, que, por conocerla, que enfermedades, físicas o mentales tiene o puede tener, cuales son sus manías, sus fobias, sus filias, sus planes a futuro, en fin, lo más que se pueda saber, y no se hace, ahí los extranjeros son más inteligentes que nosotros. Aunque si hay matrimonios duraderos, sobretodo de gente mayor, algo ha faltado para que haya más riqueza, porque eso también tiene que ver con el matrimonio. Que haya prosperidad y abundancia, no solo deudas, enfermedades y problemas. Eso, si lo hay en los demás países, y lo podemos apreciar viendo la economía nuestra y la de otros. Un gran pendiente masculino.
Aquí, la mujer quiere llevar el ritmo de la relación, desafortunadamente la mayoría lo ha permitido, por lo que estamos así, como vivimos, con demasiadas carencias, en todos los sentidos, salvo honrosas excepciones, pero porque esas excepciones no les dejan el mando total a ellas. Los que se desentienden de sus responsabilidades, por gusto o por manipulación, los vemos cada vez más desesperados porque carecen de la suficiente economía para vivir mejor. Pero les cuesta trabajo reconocer que tienen la culpa y en sus manos está la solución para mejorar.
Así nos tocó vivir, el mexicano promedio se deja llevar por el sexo, el placer y la lujuria, sea con la exclusiva o con la de otros, no se dan cuenta que las mujeres están acostumbradas a vivir así, a que les den dinero sin el menor esfuerzo, y lo más fácil es recurrir al oficio más antiguo del mundo, aunque ahora, como todo, lo disfrazan con otros nombres, pero al final es lo mismo, quien entrega su vagina por dinero, sea de la forma que sea, es una meretriz, suripanta, prostituta, hetaira, y cualquier adjetivo que quieras utilizar. Por eso es que, en la actualidad, hay cada vez mujeres más jóvenes disfrazadas como sugar baby, que obtienen grandes dividendos, sin exclusividades, ni problemas, el pago por evento sexual ha incrementado las infidelidades, otros lo permiten, mientras sus parejas lleven dinero a la relación, no hay problema, para eso hay jabón. Además de que, a las mujeres no les importa nada, mientras obtengan dinero, aparte de que ninguna cantidad las satisface. Todo dinero recibido o invertido en ellas, se les hace poco, dijera la canción, ni que estuvieran tan buenas. La farándula, la política, la iniciativa privada y cualquier área, no escapa a lo mismo, aunque el costo sube por obvias razones. Y es un secreto a voces.
Cuando ese tipo de mujeres tienen marido, esposo o pareja que las ama o eso, cree él, es donde comienzan los problemas fuertes, porque otro defecto que tiene el macho mexicano es el de solo atacar al tercero en discordia, cree a ciegas que la mujer es inocente, engañado morirá, dice la filosofía popular. Y hay discusiones, peleas, riñas, que pueden tener múltiples resultados, desde simples hasta graves. Triste realidad, si no conoces mejor a la mujer con la que compartes tu vida, morirás, incluso antes que ella, las estadísticas nacionales así lo indican, que son más longevas las mujeres que los hombres, cuando viven en pareja, porque el hombre no quiere perder su hombría, contando a algún amigo de confianza lo que le está ocurriendo, lo que va propiciando enfermedades que merman su salud.
Así funciona nuestro organismo, las enfermedades son provocadas por las emociones, los sentimientos y terminan matando a quien solo vive más de ellas. A quien no tiene fortaleza mental para desviar su atención de los problemas de cada día con otros pasatiempos. Los paros son lo más frecuente y común. ¡Ponte trucha hombre! Tu salud te necesita, solo tenemos una vida y una oportunidad para vivirla, vive mejor.