2025.-El cuidado del ambiente es un asunto que debe preocupar y ocupar a todas u todos. Su atención debe ser prioritaria e impostergable y demanda trabajar conjuntamente de manera informada y responsable.
Para transitar a la sustentabilidad ambiental es indispensable, entre otros factores, implementar nuevos modos y modelos de producción, diseñar e implementar exitosamente desarrollos científicos y tecnológicos que apunten en esa dirección, así como crear e impulsar nuevos ejes culturales de corte ambiental.
La cultura ambiental es una condición básica para construir una nueva forma de vivir en sociedad. Se fundamenta, entre otros, en la educación, en nuestras formas de concebir el mundo y de ser y hacer. Debe ser reconocida como una construcción constante que refleja la relación que las personas entre sí mismas y entre éstas con todas las formas de vida, así como el uso que hacen de los recursos naturales y el grado de responsabilidad hacia su entorno, por lo que juega un papel determinante en la manera de pensar, de sentir y de actuar de la gente con relación al ambiente.
La creación de esa cultura ambiental es una de las obligaciones que tenemos en la perspectiva de heredar condiciones sociales y ambientales que garanticen un medio ambiente adecuado para las siguientes generaciones. Su construcción supone un cambio en la cosmovisión de las personas y los colectivos. Por eso es indispensable continuar impulsando la educación ambiental, para que los ciudadanos de todas las regiones y edades valoren y cuiden el medio ambiente (Cecadesu, 2012).
En ese sentido, por ejemplo, se debe profundizar en la incorporación de la dimensión ambiental en los planes y programas de estudio del Sistema Educativo Nacional; la capacitación y actualización de maestros y educadores ambientales; la gestión ambiental escolar; la creación y fortalecimiento de capacidades técnicas y de gestión de los usuarios directos de los recursos naturales; la labor de los centros de educación y cultura ambiental, de las instituciones educativas y de investigaciones y de las organizaciones sociales; y la profesionalización de las y los servidores públicos.
Simultáneamente, se requiere seguir apoyando iniciativas ciudadanas y colectivas en materia de comunicación educativa ambiental y continuar con la organización de proyectos que reconozcan e impulsen trayectorias de personas, grupos e instituciones sociales.
Asimismo, es importante fortalecer políticas públicas que estimulen una cultura ambiental, diseñadas con la participación de la sociedad, con presupuesto, acciones y objetivos definidos; asignación y uso transparente de los recursos públicos; y con bases claras de coordinación entre los tres órdenes de gobierno, a fin de lograr su coherencia en los diferentes territorios y multiplicar los efectos en los ciudadanos.
Es imperativo que el tema sea relevante en las agendas legislativas para crear y fortalecer marcos jurídicos e institucionales que propicien y apuntalen la construcción de esa cultura.
Los medios de comunicación y líderes de opinión deben fortalecer su compromiso de crear y difundir una nueva cultura de la sustentabilidad y capacitar y formar a sus directivos, reporteros y comunicadores en temas ambientales, a efecto de mejorar la calidad de sus contenidos y producciones (CAM, 2004).
Es necesario que las universidades continúen fortaleciendo sus proyectos de investigación ambiental, de divulgación de una cultura de la sustentabilidad, de formulación de propuestas de políticas públicas, de desarrollo de campus verdes, de inclusión transversal de la dimensión ambiental en la curricula y de vinculación social y comunitaria comprometida, entre otras acciones.