El nivel de gobierno más sencillo, más simple, es el municipal, pero, a su vez, es el más cercano, el que a la mayoría de la población los anima a participar en la precampaña, campaña y el día de la elección, y es que aquí es donde los ciudadanos se sienten más identificados con los candidatos, hay mayor afluencia de participación, más ambiente, la gente se involucra más y por lógica, hay mayor porcentaje de votación, pero también hay más emociones, más encono, más agresividad, para con los otros candidatos, votantes y simpatizantes de los diversos institutos políticos.
Esto es normal, sobretodo en los municipios pequeños, porque se conocen todos, incluso desde el nacimiento, claro que hay gente, que llegó de otro municipio o estado a vivir ahí, pero poco a poco se van inmiscuyendo en las costumbres, tradiciones y manera de pensar del lugar, a menos que de verdad no les interese sobresalir en un empleo, en su negocio, industria o comercio, lo cual es muy raro, aunque sucede.En la actualidad, el cuerpo edilicio que compone un Ayuntamiento se integra por un alcalde o presidente municipal, un síndico y regidores, cuyo número varía de acuerdo al número de habitantes del municipio. En México, a nivel federal nos rige la máxima ley, mejor conocida como Carta Magna, que se denomina Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el artículo 115 es el que reglamenta este nivel de gobierno. Cada estado que forma parte de la Federación, tiene su propia Constitución Política y de ahí se desprende una ley reglamentaria que es la que señala todo lo relacionado con el municipio.
En algunos estados, todos los aspirantes llevan un suplente (alcalde, síndico y regidores) y está registrado ante el Instituto Estatal Electoral correspondiente y aparece en la boleta electoral, en otros, no están contempladas las suplencias y en caso de ausencia temporal o definitiva (como el famoso Michoacanazo), los diputados locales integrantes del Congreso del Estado, que se trate, son los encargados de nombrar al suplente, el cual, siempre tiene que ver con cuestiones políticas, afectando el andar de la administración municipal, porque no siempre el elegido viene trabajando al momento de la unción, aunque sea de ahí, en el municipio respectivo, teniéndose que empezar de nuevo o modificar totalmente las políticas que se venían aplicando.
Actualmente, la elección (decisión) consta de una sola boleta que encuadra a los tres integrantes (alcalde, síndico y regidores), el alcalde y regidor, van de la mano, lo que varía en número son los regidores, ya no hay los tiempos de los llamados carros completos (cuando los integrantes de la planilla del mismo partido ganaban todos los cargos), ahora, el partido que obtiene la mayoría de votos, tiene más regidores, pero si la diferencia no es muy amplia con el segundo lugar, o llamada primera minoría, llegan a tener la misma cantidad. Hasta el momento, esto ha funcionado para los grupos políticos que integran el sistema mexicano, pero para la ciudadanía no, porque generalmente, el partido ganador tiene la mitad de integrantes a su favor, y recuerda, amable lector, que en las sesiones de Cabildo, el Presidente Municipal cuenta con el llamado voto de calidad, que es el que se aplica en caso de empate entre los ediles, por lo tanto, siempre se aplicarán las políticas o decisiones que el partido en el poder quiera, aunque sea en perjuicio de la ciudadanía. Como tantas veces sucede.
En mi opinión, debería darse una reforma constitucional en el sentido, de que se modifique la forma de elección, y que en lugar de solo votarse en una boleta, se divida en tres, una para decidir por el alcalde, otra para elegirse el síndico y una más para los regidores, esto es, aplicar el voto diferenciado, así se daría un poco más de democracia en el gobierno municipal, porque muchas veces hay buen candidato para alcalde, pero el equipo de la planilla que lo acompaña, no tiene la misma credibilidad, o viceversa, los demás integrantes tienen honorabilidad, carisma, etcétera y el candidato a alcalde es todo lo contrario, y como dije líneas arriba, la gente conoce más a los aspirantes, sus aciertos y errores, sus bondades y defectos, provocando que por una u otra causa pierden mejores prospectos y ganan, por el voto duro, por votar con el estómago (cuando se compran las conciencias de los votantes, con despensas, tarjetas de tiendas de autoservicio o dinero), etc., los denominados menos peores, además de que la gente se guía por la cantidad de propaganda mostrada, los regalos recibidos (gorras, playeras, sombrillas, bolsas ecológicas), la cantidad de avanzada y logística mostrada, aunque sean asalariados, pero aún con todo eso, estoy seguro que hacer la elección dividida, provocaría mayor afluencia de votantes, porque así elegirían más a modo y conveniencia los ciudadanos y los municipios tendrían un mejor desarrollo, porque al no haber una mayoría a modo, los alcaldes, se dedicarían a trabajar mejor y dejar, poco a poco de lado, sus aspiraciones e intereses partidistas y/o personales. Evitándose, entre otros, el famoso, repudiado y conocido chapulinismo, es decir saltar a otra candidatura o cargo, sin concluir el empezado. Viviendo todos cada día mejor.