“Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega representa la transición ideológica, política y cultural entre la etapa virreinal y la época independentista de Pátzcuaro”, aseveró el maestro universitario Jaime Rodríguez Ramos, en la conferencia dictada ante el nutrido público que se dio cita en el ex recinto agustino del siglo XVII, en el marco de las festividades para conmemorar el 484 aniversario del otorgamiento a Pátzcuaro del título de Ciudad de Mechuacán, por el entonces emperador Carlos V en el año de 1534.
El antiguo conjunto arquitectónico agustino, que ahora alberga la Biblioteca Pública Municipal Gertrudis Bocanegra de esta ciudad, recientemente fue remodelado por la Secretaría de Educación Pública, ante las gestiones del Comité pro restauración de este edificio y el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, CREFAL.
El docente e investigador cultural de esta ciudad hizo una remembranza histórica de la participación de la heroína patzcuarense, quien tuvo un papel relevante en el movimiento de Independencia, al igual que Josefa Ortiz de Domínguez, María Luisa Martínez, el padre Manuel de la Torre Lloreda, José María Ansorena, Manuel Muñiz y García Obeso, entre otros.
Nacida el 11 de abril de 1795, Gertrudis tuvo, durante su juventud, acceso a la literatura de los enciclopedistas franceses y de la ilustración: Diderot, Voltaire y Montesquieu; además de frecuentar diversas tertulias literarias y de agitación política y de simpatía ideológica con el movimiento libertario de Miguel Hidalgo.
Hija de ricos comerciantes de la ciudad, al casarse con el joven alférez Pedro de Lazo de la Vega, hizo que éste renunciara al ejército realista, para más tarde, sumarse a las huestes guerrilleras del ejército insurgente. De igual forma, convenció a su hijo, Nicolás, a que se enrolara en el movimiento independentista.
Poseedora de diversas relaciones, recursos y contactos en sus círculos sociales, y del conocimiento del idioma purépecha, crea una ágil y eficaz red de comunicación entre diversas células conspirativas en Valladolid (Morelia), Pátzcuaro, Guanajuato y la Tierra Caliente, para mantener los recursos necesarios y logísticos en el creciente movimiento libertario.
El perder a su esposo e hijo en las acciones militares del Monte de las Cruces y en la Batalla de Aculco en 1810, ambas campañas dirigidas por Hidalgo, Allende y Aldama, no la abatió; al contrario, continuo con mayor ahínco su tarea como correo y proveedora de municiones, dinero y mensajes, entre la región lacustre y el sur de Michoacán, viajando constantemente a Tacámbaro y Apatzingán, entre otras poblaciones, donde el ejército insurgente operaba con la táctica militar de la guerra de guerrillas.
Delatada por uno de sus colaboradores, fue apresada por la autoridad realista acantonada en Pátzcuaro. En un rápido y cruel proceso militar, fue condenada a ser pasada por las armas bajo los cargos de sedición y hasta de herejía, el 11 de octubre de 1817, al pie de un añoso fresno frente a la cárcel local, ubicada en la Plaza mayor de esta ciudad, para escarmiento de los simpatizantes del movimiento insurgente en esta región.
Hasta el último aliento, al ser acribillada, arengó a quienes presenciaron su ejecución, para que se unieran a la lucha libertaria.
Rodríguez Ramos destacó en su conferencia que la relevancia histórica de Gertrudis Bocanegra ha sido reivindicada, directa e indirectamente, por historiadores y literatos de la talla de Manuel Ortega, Raúl Arreola Cortés, Pablo Beaumont, Gerardo Sánchez Díaz, Manuel Toussaint, Pablo G. Macías, Benedict Warren, Antonio Arriaga Ochoa y Antonio Salas León.