24 enero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Generación millennials…

Un tema importante para el futuro de nuestro entorno, de nuestro país, tiene que ver con la generación actual de jóvenes, denominada millennials, cuyas edades fluctúan entre los 18 y 25 años, este grupo de individuos, en dos décadas, serán los adultos que predominen en todos las áreas y rincones de México, tendrán hijos y, los adultos de hoy, integraremos la generación llamada de la tercera edad.

Sin embargo, la juventud actual es tan distinta a las generaciones de hoy y anteriores, no se informan, no reaccionan ante los problemas cotidianos, solamente se dedican a atacar sin razón, lo que otros quieren, tienen fatiga mental y física, no analizan, no reflexionan, no piensan por sí mismos, y esto puede desencadenar en un retroceso de todo, porque les da lo mismo todo.

 

Vivimos una época de deterioro del tejido social, y esto lo podemos observar en nuestro hogar, con nuestra familia, amigos, amistades, compañeros de trabajo y cualquier persona que encontremos en todo lugar.

Claro que, como en toda regla general, hay excepciones, pero desafortunadamente son minoría, en la actualidad se incrementó el consumo de alcohol, el uso excesivo de drogas y el sexo precoz. Esto trae aparejada mayor violencia, desinterés por el estudio (porque no es lo mismo que deserción, estos siguen acudiendo pero no aprenden), embarazos no deseados y por consiguiente infinidad de madres solteras, o parejas sin un futuro interesante.

No les gustan las responsabilidades, las actividades que todos tenemos, porque así como hay derechos, también hay obligaciones, no las quieren hacer y si las hacen, ellos son los que imponen sus condiciones y los padres de hoy, buscan evitar conflictos y sobretodo, tener una vida tranquila (dicen ellos), pero la triste realidad es que tampoco quieren responsabilidades y esto ha degenerado en hijos groseros, inseguros, flojos, desobligados, holgazanes, agresivos, prepotentes, en pocas palabras, valemadristas, así que estimado lector, piensa por un momento, que va a suceder en veinte años, de por sí el gobierno, aunque como siempre he dicho, no tenemos porqué depender de él, sus políticas públicas han sido fallidas, son simple comparsa de lo que los poderosos imponen a cada región (estado o país) del orbe.

El poder no es uno solo, se integra por una triada, estos son: económico (de la riqueza), ideológico (del saber) y político (de la fuerza). El poder político es el poder que está en posibilidad de recurrir, en última instancia, a la fuerza (y es capaz de hacerlo porque detenta su monopolio) para obtener los efectos deseados. El poder económico es el que se vale de la posesión de ciertos bienes, necesarios o considerados como tales, en una situación de escasez, para inducir a quienes no los poseen a adoptar una cierta conducta. El poder ideológico es el que se sirve de ciertas formas de saber, doctrinas, conocimientos, incluso, solamente de información, o de códigos de conducta, para ejercer influencia en el comportamiento ajeno e inducir a los miembros del grupo a realizar o dejar de realizar una acción (intelectuales, literatos, científicos, técnicos y aunque no lo sean, los medios de comunicación, nos los presentan así por su arraigo y sobretodo, popularidad, a los deportistas y faranduleros de moda).

Los jóvenes de hoy tienen la piel muy sensible, no quieren que se les diga nada (salen siempre con su trillada frase: ya sé, ya sé), no quieren cumplir con sus tareas asignadas, por pequeñas que sean, salen siempre huyendo del hogar cuando de cumplir se trata, en casos peores, su respuesta es siempre la de irse de la casa, y me pregunto ¿a dónde? si no han madurado lo suficiente para valerse por sí mismos, pero los padres, sobre todo las mamás, literalmente, obligan a los papás, a que cedan en sus ideas descabelladas y esto los engrandece más y va aumentando su capacidad de chantaje moral, lo que muchas veces termina mal.

Si por alguna razón se les obliga a trabajar, a laborar, quieren ser tratados con mimos, con pinzas, sin que se les cargue la mano, de lo contrario están continuamente cambiando de empleo, finalmente, en cuanto a la alimentación, se les tiene que preguntar qué desean comer, porque no cualquier cosa se comen, con eso de que ahora la televisión, la radio, el Internet han influido, como casi siempre, para mal, se denominan veganos, vegetarianos, no quieren gluten, alimentos con lactosa, con azúcar, con grasas, con harina, quieren cosas light, etc.

Asimismo, la equidad e igualdad de género, la diversidad sexual, la discriminación (por edad, sexo, raza, etc.), la libertad excesiva ha influido en las mentes débiles, aunque nos llamen retrógradas, del siglo pasado (orgullosamente); la educación, las buenas costumbres y refinados modales, no están peleados con nada; ahora a conveniencia de los que gobiernan el mundo, encontramos parejas de homosexuales o lesbianas, caminando tomados de la mano, abrazados, incluso, besándose sin pudor ni recato alguno en cualquier lugar, enfrente de menores de edad. En otros países claro que existen estas prácticas, pero no llegan a tal descaro; en México, andan vestidos y maquillados como mujer, a cualquier hora del día, en el extranjero no, solo cuando trabajan como eso, pocas veces se exhiben en la calle. Ese es el espíritu indómito del que presumen que traemos en la sangre, para variar como siempre, mal aplicado. No me espanto, pero todo tiene su espacio, tiempo y lugar.

La equidad de género ha ido en aumento, para mal, ahora ya cualquier comentario, sin sentido, lo consideran intimidatorio, acusatorio y por las redes sociales lo hacen viral, prestándose los medios de comunicación a engrandecerlo, ante la falta de noticias de interés para la mayoría. Pero no hay tal igualdad, porque solo protestan por lo que les sucede a las mujeres ¿y a los hombres? Si hay equidad, es entre ambos géneros, pero aquí es unilateral.

Finalmente, llegamos al incremento de los tatuajes (figuras, marcas de tinta en el cuerpo) y los piercings (anillos, aretes fijados en el cuerpo), de forma permanente, recordarás amable lector, que los tatuajes, eran en nuestros tiempos, el distintivo de los delincuentes de mayor o menor grado de peligrosidad, que habían estado recluidos, después, con los noticieros, supimos que en Centroamérica hay una banda juvenil delincuente, denominada Los mara salva-trucha, cuya característica principal, es tatuarse casi todo el cuerpo, pues entre más marcas se tengan, más nivel y peligrosos resultan. Esto, a algún gobernante del mundo, se le ocurrió hacerlo extensivo a la gente común y empezaron a usar a deportistas de fama mundial, figuras de la farándula con muchos seguidores, y la gente con escasa materia gris, con algún sufrimiento a cuestas, por rebeldía, pero principalmente, por estupidez, comenzó a tatuarse brazos, piernas, cuerpo, sintiéndose unos poderosos individuos, sin ponerse a pensar (la gente que imita lo que hacen los demás, no piensan, aunque duela, es verdad), que por muy bonito y colorido sea su tatuaje, en unos años terminará en una marca sin forma, porque la piel cambia y los tejidos tienen movimiento. Las perforaciones, no tienen tanto problema, porque se retiran y el orificio con el tiempo va a cerrar, pero de que tienen consecuencias sicológicas, no hay duda.

Ante esto y la mal enfocada discriminación, se han modificado conductas prohibitivas de antaño, como eso que a un tatuado no se le permitía donar sangre, ahora ya pueden siempre y cuando no sea reciente, de lo contrario, es una discriminación, lo mismo sucede con los que ingieren o se inyectan sustancias prohibidas, todo esto, para muchos representa progreso, pero por sentido común, educación, cultura y salud mental, es un enorme retroceso. Y esta gente, es la que en dos décadas gobernará a nuestro país, porque la minoría, que son los jóvenes sanos, que estudian, sin vicios arraigados, tienen el gran reto de mirar hacia adelante y pocos, tienen la intención de quedarse a vivir en México. Parafraseando a mi paisano Marco Antonio Solís a) El Buki, ¿a dónde vamos a parar?