21 abril, 2025
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Estupidez a la mexicana…

Albert Einstein, sin duda el mejor físico de la historia (hasta el día de hoy), tiene una frase lapidaria, pero cierta y sobretodo, actual: Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana y del Universo no estoy tan seguro. Esta máxima viene a mi mente, porque esta entrega trata de la estulticia, principalmente, la mexicana.

En anteriores comentarios o análisis, he mencionado que somos una raza sui generis y hoy lo reafirmo con amplia razón.

México es un país de leyes, nada puede existir o por lo menos, no en agradable forma si no las hay, de lo que dependiendo del extremo en el que nos toque en algún momento dado estar, criticamos la existencia o la no existencia, tal pareciera que quisiéramos existiera una dualidad en todo y para todo. ¿A que me refiero con esto?, por ejemplo, si somos víctimas de cualquier conducta ilícita, moral, patrimonial o física, queremos que se castigue al culpable, hasta decimos de forma ignorante, que caiga sobre él todo el peso de la ley, en caso contrario, si somos los victimarios, queremos atenuantes, que no se aplique la ley contra nosotros, buscamos al achichincle más lejano del funcionario que puede sacarnos del embrollo que ocasionamos, alegamos injusticia, que no es para tanto, que nosotros no fuimos, que nos confunden, que es una venganza política, cuando ni políticos somos, etcétera.

Los verdaderos cerebros que existen comentan que la mayoría de las personas (sin importar su dinero, estudios, profesión, trabajo) más de alguna ocasión tienen o muestran algún grado de estupidez en su conducta cotidiana, ¿ejemplos?, hay muchos, pero estos son algunos de los más frecuentes: No respetar las filas en el banco, en las tiendas, tortillerías, en cualquier lugar, vayas caminando o en automóvil.

En los extremos hay diferencias y similitudes en la forma de actuar de la gente, la que tiene dinero, bien ganado u obtenido por medios oscuros o ilegales, empieza a gastar de manera innecesaria, tienen chofer, escoltas, sirvienta, ama de llaves, nana, jardinero, mayordomo, autos de lujo, TV por cable, todo lo actual en tecnología, ropa, automóviles, visitan destinos, hoteles y restaurantes caros (no utilizo, como los ignorantes, las palabras finos, buenos, de primer nivel, porque la calidad no tiene nada que ver con lo caro o barato, eso lo percibe uno de otra manera), disponen de todas las tarjetas de crédito que pueden, bancarias y departamentales, contratan los servicios bancarios que les ofrecen, en línea, banca net, seguros para todo, los hijos estudian en escuelas particulares, incluso en el extranjero, desprecian todo lo nacional, menos su dinero, aunque los hay que tienen su dinero depositado en bancos fuera del país.

Arman tremendas fiestas donde hay en exceso y gran despilfarro de comida, alcohol, sexo, mujeres de dudosa reputación, incluso, drogas y todo lo que estimado lector le quieras agregar. Eso y más, es una estupidez, las personas pensantes, que razonan, inteligentes, no necesitan hacer ostentación de nada para ser respetados por los demás y todos, aunque sea de vista, conocemos a gente así, escasa, pero la hay en cualquier rincón de nuestro municipio, región, estado y país.

Por el otro extremo, la gente pobre, con estudios terminados, truncos o escasos, viven al día, cuando les cae un dinero extra o inesperado, lo utilizan para comprar lo innecesario, lo nuevo en tecnología, ropa, festejan todo (cumpleaños, XV años, boda, bautizo, onomástico, confirmación, primera comunión, presentación, etc.) mandan a sus hijos a escuelas privadas, con la esperanza de que, independientemente, del sexo, logren atrapar a un millonario (ellos dixit), pero sobre todo para sentirse de otro nivel social, tienen algunas tarjetas de crédito con saldos impagables, porque van abonando lo mínimo y lo que es peor, siguen gastando, tienen tarjetas departamentales, membresías de las tiendas, tienen TV por cable, celular con plan, automóvil, nuevo o de uso.

Muchas veces no tienen casa propia, que es lo más básico, viven arrimados con los suegros o papás, rentan; lo más cómico es que tienen casa chica, con hijos o sin ellos, pero mantienen a otra mujer, a cambio del amor que brinda el dinero (el dinero poco o mucho, hace maravillas, milagros, vuelve irresistible al más feo, se es celado, amado y peleado cuando estás presente y lo contrario cuando no estás), deben en muchos lados, el salario no les alcanza, los hay incluso que pertenecen a alguna asociación religiosa y tienen que entregar el diezmo cada determinado tiempo, lo que diezma aún más su raquítico ingreso, éstas y más acciones son sinónimo de la estulticia de muchos mexicanos.

En ambos extremos hay gente poco visionaria, que tienen vista, pero no visión, que ven pero no observan, que oyen pero no escuchan, que leen pero no analizan, que hablan pero sin argumentos, que no respetan el derecho de los demás, que simple y sencillamente, quieren que el mundo gire a su alrededor, que todo se haga a su gusto y conveniencia y cuando están del otro extremo, critican todo y nunca o casi nunca, muestran sencillez y reconocen sus errores, eso amable lector, es una conducta estulta, si todos actuáramos conforme nos corresponde, respetando a los demás y lo demás, viviríamos más plenos, felices y seguramente, más tiempo, porque es desgastante, en el aspecto de la energía y la espiritualidad, tratar a diario y en cualquier lugar al que acudamos, con gente estúpida que no razona, que no reflexiona y lo que es peor, ni siquiera se da por enterada. Introducirme más en cada acción, conlleva a realizar un análisis individual, por ahora, lo dejo de manera general, no sin antes señalar, que como en toda regla general, existen excepciones y en este análisis, también las hay, pero son escasas, demasiado escasas.