Hace muchos años, el papel del hombre como proveedor y el papel de la mujer como ama de casa y madre eran muy definidos. Con el tiempo las cosas han cambiado de tal forma que en algunas familias se nota el cambio de roles, esto ha ocasionado algunos problemas, sobre todo para las mujeres que aún se sienten menos que un hombre y a veces se dejan pisotear, poniéndose de víctimas en lugar de salir adelante con todas las ventajas que ahora tienen. Es muy cómodo para algunas mujeres hacerse las mártires y no poner a prueba sus capacidades.
En la actualidad los hombres y las mujeres tienen igualdad en la mayoría de los hogares e incluso, en muchos casos es la mujer quien más aporta dinero para los gastos del hogar. Cuando tanto el hombre como la mujer gozan de una inteligencia emocional y un buen auto estima, la cordialidad prevalece, mientras en otras parejas, esto genera un conflicto. ¿Qué hacer para que la situación financiera no nos afecte como pareja?Es importante recalcar que una persona que ama no envidia y mucho menos menosprecia a su pareja. El hacer sentir mal al otro no habla nada bien del cual proviene el insulto o mala acción.
Todas las parejas cruzan por diversos tipos de problemas, los cuales se resuelven teniendo una buena comunicación, estableciendo y respetando acuerdos en común. La relación debe crecer, para ello no se debe descalificar, si antes hubo conflictos solucionarlos y olvidarlos y algo que nunca debe faltar es el mutuo agradecimiento. Ser agradecidos nos hace más felices.
Los acuerdos deben ser en común. Que beneficien la relación y en donde se esté dispuesto a apoyarse y respetarse.
La vida en pareja (casados o no) envuelve en una sociedad (de dos), en la cual se deben comprometer y ser responsables del rol que se juega. Se debe vivir en armonía y con una comunicación abierta, además de acrecentar una absoluta confianza.
Se debe dejar de voltear hacia atrás y poner la mirada hacia adelante.
En una sociedad no se compite y por lo tanto se debe ser iguales, sin tener que demostrar nada a nadie, aquí la familia, los amigos y demás personas quedan fuera. Solo son ella y él, tú y yo.
En la casa, deben establecerse reglas de convivencia, de gastos y de tolerancia.
El que uno de los dos gane más o tenga más preparación académica no le da derecho a mandar o querer manipular al otro, eso aquí no importa.
Los acuerdos en común se deben respetar y no deben afectar a los hijos.
El manejo del dinero debe ser transparente, bien usado y confiable.
La intención de los dos en que dentro y fuera del hogar todo funcione bien, esforzándose al máximo por quedar bien el uno con el otro. La pareja tiene prioridad si te interesa vivir en paz y feliz. Un hogar estable es mejor.
Hablando de parejas funcionales e igualitarias podemos deducir lo siguiente: ¿Qué hace feliz al hombre en la relación?
• Tener el cariño, respeto y comprensión de la esposa y los hijos.
• Sentirse buen padre y buen esposo.
• Sentir que es valorado.
• Espera buena actitud de su pareja con él.
• Compartir todo con su familia.
• Sentirse comprometido con alguien que también cumple su compromiso en igualdad de situación, sin importar quién gana más o quien sabe más.
• Tomar su papel de jefe de familia, no por molestar, sino por cumplir su compromiso.
¿Qué hace feliz a la mujer en la relación?
• Cumplir las reglas y sus compromisos en el hogar.
• Sentirse valorada y que se le agradezcan y reconozcan sus esfuerzos.
• Sentirse apoyada por su pareja.
• Que se le trate bien y con buena actitud.
• Compartir sin esperar más, gane más o gane menos.
• Tener estabilidad emocional.
• Sentir que su papel de madre, esposa y amiga es estupendo.
En las parejas funcionales, no debe afectar la posición económica de donde provienen, preparación académica, ni su pasado, cuánto ganan, etcétera, aquí lo que más importa es la cordialidad, la confianza y el mutuo respeto. Aunque siempre es importante desde la etapa de conocimiento (noviazgo) observar afinidades y diferencias, consensos y disensos, porque si son más los errores que aciertos es mejor no seguir adelante, por el contrario, si son más las semejanzas que desigualdades, es una señal de que se está en el camino correcto.