19 abril, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Escalón por escalón…

-¡La vida así ya no tiene sentido!- -para qué vivir! ¡¡ Si ella mintió!!- y por más consejos que sus hermanas le daban, Rubén no entendía y en cuanto tenía algo de dinero lo invertía en comprar licor para mitigar el dolor que le producía el saber que su querida Rosita se había fugado con un tipo que, de pronto, se interpuso en sus vidas, acabando de tajo con un puñado de ilusiones a futuro.

Porque habría que reconocerlo, Rubén era una persona muy lista y visionaria, la prueba es que antes que esto ocurriera era un audaz en eso de los negocios en su trabajo.

¡Muy lejanos habían quedado aquellos días de su adolescencia cuando era un alumno de la Secundaria Técnica Industrial, la ETI, como le dicen a esa escuela que encuentra allá por el Libramiento, cuando aún era un camino de terracería que los alumnos de bajos recursos lo atravesaban por no tener dinero para el transporte urbano, sorteando todo tipo de peligros transitaban por allí en la búsqueda de abrevar los conocimientos que les servirían de herramienta para hacer frente a los retos de su vida futura.

Muy lejanos también aquellos tiempos de cuando estaba en tercero de secundaria, con sus amigos se ponían de acuerdo para concurrir a las tardeadas de Obregón siete y darle duro a la bailada al ritmo de los grupos locales que hacían las delicias de la muchachada de escasos recursos, la bonita costumbre de “parar oreja” sobre todo los sábados para detectar la música de los famosos tocadiscos que avisaban que había fiesta en alguna casa con las famosísimas melodía de moda tales como la “La Loba Catrina”, “El Pávido Návido” o aquellas melodías de “Las Jilguerillas” y hasta allá se desplazaba Rubén y todos sus cuates.

Recordaba Rubén como si hubiera sido ayer el día que le presentaron a Rosita en una de esas tertulias, lo asombrado que se quedó al escuchar su agradable conversación, sobre todo ese tiple de vocecita que le parecía como un elemento del coro de los ángeles, que por azares del destino se prendó fuertemente de los encantos de tan preciosa criatura e iniciar con ella un noviazgo muy prometedor…

Rubén terminó su educación secundaria y pasaron varios años…, se perdió de vista de sus amigos, pero seguía teniendo relación con su querida Rosita, al cabo de varios años reapareció en el escenario convertido ya en un empleado federal, trabajo que le había conseguido un pariente lejano muy metido en la política, ese trabajo le permitía a Rubén incluso darse unos pequeños lujos como el de una vez al año ir a pasear a la playa, su vida transcurría tranquila, apacible, no aparecían en su cielo ningún nubarrón que presagiara tragedia…

Finalmente se casó con Rosita y con mucho amor tuvieron tres hijos y Rubén, que siempre fue un fanático de la música, inició con mucha paciencia a sus dos hijos en el mundo de la música y al cabo de unos años los muchachos ya destacaban como músicos en diferentes eventos sociales, mientras su hija estudiaba la secundaria porque tenía ella el anhelo de ser enfermera.

Así las cosas, el tiempo transcurrió su marcha y Rubén siempre supo ser padre amoroso, atento al mínimo detalle tanto de Rosita como de sus hijos…

…Y sucedió que un día, no se sabe si para bien o para mal, a Rubén le notificaron que podía proponer a algún familiar para ingresar al sistema federal con una plaza de trabajo de inmediato, no dudo en pensar que pudiera ser Rosita su propuesta, con ello habría un ingreso que permitiría sufragar algunas necesidades, ahora que los muchachos estudiaban en música en el Conservatorio de Bellas Artes de la ciudad de México.

Finalmente Rosita ingresó al servicio federal sin mayor complicación, un mundo nuevo se abrió para Rosita con todas sus prerrogativas, pero también con todos sus riesgos…

Con el paso del tiempo, Rosita se encanchó en el trabajo y su vida familiar cambió sustancialmente, los compromisos de trabajo le impedían llegar temprano a sus casa y como Rubén tenía que hacer servicios en otra localidad se tuvo que acostumbrar a no convivir laboralmente con él, hasta en la noche que llegaban cansados del trabajo.

Llegó un momento en que los hijos no tenían quién les llamara la atención, mucho menos que les prepararan comida o les lavaran la ropa, asunto por el cual Rubén dedicó parte de su tiempo en la noche para realizar esas actividades y levantarse más temprano para prepararles el desayuno, en tanto Rosita cada vez disponía menos tiempo para su casa por la serie de actividades sociales que dizque organizaban en el centro de trabajo…

(Primera de dos partes)

chanoprd@hotmail.com