Ante la dificultad de acceder a financiamientos públicos, “muchas mujeres” de este municipio se ven orilladas a acudir a entidades financieras privadas para obtener préstamos que les permitan emprender un negocio familiar, sin embargo, tales empréstitos han llevado, la mayoría de las veces, a que las féminas pierdan parte de su patrimonio familiar, denunció Mónica Luquín Servín, integrante de asociación civil Coordinadora Ciudadana Patzcuarense (Cocipatz).
Refirió que las citadas financieras -con el señuelo de préstamos inmediatos-, hacen contratos con altos costos de financiamiento, en perjuicio principalmente de las mujeres necesitadas de recursos para invertirlos en alguna empresa familiar o para solventar necesidades básicas.Dichos contratos, precisó, establecen que en cada abono que se haga un porcentaje “ínfimo” impacta al capital y la mayor parte al interés que se paga.
“Cuando por diferentes circunstancias se cae en mora, rápidamente se inicia una cobranza agresiva; estas empresas ofenden, difaman, injurian, y muchas veces hasta golpean físicamente a las deudoras”, deploró Luquín Servín.
Agregó que en no pocas veces los representantes de las financieras “se meten a nuestros domicilios y se llevan enseres domésticos, lo cuales hemos adquirido con mucho esfuerzo a los largo de varios años, todo ello sin que medie orden judicial”.
Relató que cuando ocurre un embargo, la situación se torna lamentable, pues “llega el actuario en la mayoría de la veces con una actitud déspota; y se han dado casos de policías municipales que golpean e intimidan a la familias”.
Indicó que son muchas las formas que tienen dichas entidades para enganchar a las mujeres, una de ellas son los llamados grupos solidarios, donde encadenan a las féminas con “leoninos contratos globales e individuales”.
En ese esquema, abundó, cuando alguna de las integrantes de dichos grupos cae en morosidad, “se friegan todas” al penalizarlas con más intereses y nadie puede salirse del grupo hasta que paguen todas el préstamo, situación que casi nunca ocurre, por lo que la financiera vende el pagaré correspondiente a abogados “sin escrúpulos” que les cobran con amenazas hasta el 100 por ciento del empréstito.
Este tipo de arbitrariedades y abusos, sostuvo, viven “muchas mujeres a diario en Pátzcuaro”, sin que las autoridades respectivas tomen cartas en el asunto.