Alejandro Martínez Castañeda
Durante los últimos años, el gobierno municipal de Morelia ha retirado más de 90 mil chicles de la zona de monumentos y de transición de la capital michoacana, contribuyendo de esta forma con la salud de la población, además de evitar problemas de contaminación.
“Hagamos conciencia y no tiremos los chicles en la vía pública, ya que es un agente conductor de gérmenes. Hagamos conciencia y esforcémonos juntos para mantener en buenas condiciones nuestro Patrimonio”, invita la administración capitalina.
Y recomienda: “si usas goma de mascar, deposítala en el bote de la basura y ayúdanos también a mantener limpia nuestra ciudad”.
Y es que, especialistas en la materia, advierten que tirar un chicle a la calle trae consecuencias no sólo de contaminación sino también de salud.
El científico, Víctor Calderón Salinas, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), asegura que cada chicle contiene los microorganismos que tiene la persona que lo mascó. “Al desecharlo, todas estas bacterias se esparcen en el aire”, destacó el especialista entrevistado por un medio nacional (MXCity).
“Hasta 10 mil hongos pueden albergar en un solo chicle, lo cual expone a la sociedad a enfermedades como tuberculosis, salmonelosis y estafilococo”, expone el académico.
“El problema de contaminación comienza a surgir cuando los chicles se secan con el sol. Al tratarse de productos inorgánicos, la degradación de éstos sucede en cinco años. Durante este tiempo, el chicle se vuelve un material duro y se resquebraja hasta volverse polvo y contaminar el ambiente”, explica.
Y concluye: “podrá parecer un acto muy sencillo y práctico, pero la próxima vez que pienses en tirar un chicle recuerda las consecuencias económicas, de salud y contaminación que esto conlleva. La mejor opción es envolverlo en un trozo y tirarlo en un bote de basura”.
