Este año se llevará a cabo (7 de junio) la llamada elección intermedia (denominada así porque es la que se realiza en la mitad del periodo presidencial de gobierno), en esta ocasión participan 10 partidos políticos debidamente registrados, de los cuales 3 lo hacen por primera (¿y única?) vez, además, debido a la reforma política, podrán participar candidatos ciudadanos independientes, es decir, sin pertenecer o depender de ninguna fuerza política.
Aunque, debido a que fueron los legisladores partidistas los que aprobaron tal reforma, no la dejaron tan fácil, porque si así fuera, serían sus agrupaciones las más afectadas, porque la sociedad ya está cansada de los partidos legalmente constituidos, sus militantes y todo lo que conlleva a los mal llamados políticos profesionales, que en realidad son unos parásitos del presupuesto público, salvo honrosas, pero muy honrosas excepciones. Pero constituyen un mal necesario para nuestro sistema.Retomando el tema de los ciudadanos libres de esos entes; a los que intentaron participar, (recordando que habrá elecciones locales en 17 estados, que van desde gobernador (9), diputados locales, asambleístas, delegaciones y alcaldías) les impusieron requisitos distintos, como por ejemplo reunir un porcentaje mínimo de firmas, incluyendo copia fotostática de la credencial de elector de gente perteneciente al municipio, distrito local o federal, delegación o estado, las cuales son confrontadas (¿verdaderamente?) con el padrón electoral respectivo, desechando aquellas que no pertenezcan al área de participación, o que no aparezcan en el listado nominal, después de ser validado este y los requisitos tradicionales, tienen que conformar una asociación o fundación.
Requisito que no aparece, pero que solicitan conforme van cumpliendo con los previos, con la firme intención de hacer desistir a muchos de los aspirantes, ya que ésta debe ser protocolizada ante notario público y el cobro de honorarios, aunque varían, son gastos directos del bolsillo del interesado, salvo que tenga un capital destinado para su aventura o cuente con un patrocinador económico, esa es la razón por la que al final de cuentas, el 7 de junio aparecerán en la boleta electoral, apenas un 5 % de los suspirantes iniciales, que cuentan con credibilidad ciudadana, pero no creyeron encontrar tantas piedras burocráticas en su camino.
El principal obstáculo encontrado es la desconfianza de la mayoría de los ciudadanos, porque una firma como sea la estampan en un papel, pero no están dispuestos a permitir que saquen o entregar una fotocopia de su credencial de elector, y los que si aceptan, es después de mucha labor retórica, dando explicaciones de cuál es la finalidad, motivo o causa para estar pidiendo la firma y credencial de elector; eso lleva mucho tiempo, por ello un gran porcentaje, abortaron en sus intenciones porque requerían miles de firmas, necesitando, además de tiempo, dejar a un lado las labores cotidianas para dedicarse a visitar gente, porque intentarlo en los ratos libres, no es suficiente, ya que debían cumplir en un periodo determinado.
Así que las candidaturas ciudadanas es una falacia más de los políticos, fueron incluidas, quizás, por presiones exteriores para dar una imagen internacional de madurez democrática y apertura política, pero las restricciones están en las letras chiquitas, esas que nadie lee ni analiza, hasta que las aplican en el momento menos esperado, sobre todo cuando representan una seria amenaza para el sistema, porque cuando se convierten en comparsas, cualquier error o incumplimiento lo pasan inadvertido.
Por otro lado, este año electoral es sui géneris, porque han existido innumerables renuncias partidistas, principalmente, por que el partido al que pertenecían no les dio la candidatura o el cargo plurinominal, para el cual se sentían merecedores. Lo que resulta chusco, raro, gracioso, es que el partido al que se incrustan, a la mayoría de esos chapulines de la política, les brinda la oportunidad de participar en la posición que desean, surgiendo las siguientes (entre muchas más) interrogantes: ¿Dónde están los nuevos cuadros de los partidos?, ¿Por qué siempre los mismos?, ¿No hay más gente preparada para participar?, ¿Son un mismo equipo, repartido en todos los partidos? Por eso la ciudadanía ya está hastiada y asqueada de los partidos.
Los grandes doctrinarios, en este caso, dedicados al análisis político, han señalado que el gobierno en turno, el sistema y/o partido dominante, de cualquier país, elige a sus opositores, principalmente, mediante el ofrecimiento de prebendas políticas menores y mucho dinero, así como a los dirigentes, mal llamados líderes sindicales, para mantener a la ciudadanía y a sus agremiados creídos de que hay un paladín de la democracia que busca el beneficio colectivo y engañados de que en verdad protegen sus derechos laborales.
Amable lector, si lo dudas, pregúntate: ¿Cómo se mantiene Andrés Manuel López Obrador? Va a cumplir una década sin empleo formal (recordarás que a finales del 2005 y principios del 2006 dejó la jefatura del Gobierno del D. F. para participar como candidato a la presidencia de la República), viste ropa y calzado de marca, sus hijos estudian en escuelas particulares, anda recorriendo los 300 distritos electorales federales, ya recorrió todos los municipios del país. Simple pregunta.