24 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Elecciones 2024…

Lic. Alfredo Castañeda Flores     ANALISTA

1 JUNIO 2024.-Estamos a escasas horas de una nueva elección federal en México, la quinta del siglo 21, y la que puede enderezar el camino o terminarlo de torcer aun más, en perjuicio de los millones de nacionales que vivimos en él, además de los extranjeros legales o no, que también residen aquí.

 

Históricamente, las votaciones han sido bajas, comparadas con países más preparados políticamente, escasamente se roza el 60 % del padrón electoral. Desde que fui estudiante y un ingenuo soñador, que pensaba que se tomaba en cuenta la opinión del ciudadano, junto con un grupo de mis compañeros en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la gloriosa UMSNH, durante un trabajo libre para exposición, se propuso que se buscara un método para obligar a la gente a sufragar cada tres y/o seis años, de lo contrario se les cancelara la credencial de elector, ya que es el primer elemento de identificación de la mayoría, al no trabajar, estudiar, manejar, ni viajar (cédula profesional, licencia de conducir, pasaporte y credencial del empleo o estudio), que algunos pocos tenemos. Pero, tanto el catedrático, como el consenso de asistentes, terminaron desechando la idea.

 

Porque, así como tenemos derechos, también hay obligaciones y votar es la principal, o por lo menos la que nos toca a todos los mayores de edad. Hay distintas maneras de acudir a las urnas, votar por algún determinado candidato, anular el voto, votar por uno mismo o cualquier conocido, doblarla en blanco, tacharla completa, llenarla de insultos o alabanzas, etc., pero lo importante es utilizar esa credencial que se expide por diez años y con la que nos identificamos en cualquier lugar y para todo trámite. Pero la apatía, el desinterés y la falta de cultura política se imponen.

 

Al paso del tiempo, me di cuenta, que los partidos políticos son los principales beneficiarios con esta situación, la falta de asistencia de la gente a las urnas, porque, al ser menor el número, con más facilidad se controla y, por ende, les sale más barato, comprar a los que acostumbran negociar con su futuro. Por eso, es que no hacen nada los gobernantes para controlar y obligar a la gente a que salga a utilizar su credencial. Sobretodo porque vivimos en un país en completa pobreza, de todo tipo, donde no valoramos, lo importante que es elegir mejor a quienes gobernarán nuestro entorno, alcalde, gobernador, presidente y demás representantes populares que solo en letra muerta, eso son, porque la realidad que vivimos es completamente distinta, médicos, ingenieros, administradores, profesores, analfabetas, etc., creando, reformando y modificando leyes, lo mismo, excepto médicos, siendo titulares de áreas de salud, y así respectivamente. Solo en México pasa con ese cinismo y desfachatez. Y no representan a nadie.

 

El 2 se elegirá (entre los tres que el SISTEMA dedeó) un nuevo dirigente nacional, que ahora idearon el escenario “perfecto” para tener por primera vez en la historia una mujer como presidenta. En lo personal, no creí que me fuera a tocar vivirlo, lo veía muy lejano, sobretodo equiparándonos con nuestro vecino el poderoso Estados Unidos, donde incluso ya prefirieron tener un presidente negro, que permitir que una mujer los gobierne (Hillary Clinton), pero ni modo, nos toca vivir esa experiencia, ojalá sea la de origen indígena y no la judía sin capacidad, sin carisma ni experiencia, copia fiel del actual inquilino de Palacio Nacional.

 

Como dije antes, que no quede duda alguna, México es un país pobre en todos los sentidos, se nota la pobreza hasta en la forma de votar o no, porque pocos somos los que en verdad analizamos la opción menos peor, ya que no podemos elegir la mejor, porque no la hay. El SISTEMA, al que pertenecen TODOS los partidos políticos, van depurando y dejando a los afines a sus intereses. Haciendo a un lado a los que no permitirían hacer lo incorrecto. Que normalmente, son los más capaces, los más preparados, con experiencia, pero que resultan un peligro para los intereses del grupo.

 

La mayoría de los sufragantes, acuden condicionados por uno u otro partido o alianza, y la motivación principal en un país tan pobre como el nuestro, es el dinero que se les proporciona por hacerlo, no se fijan en el bien o el mal que van a causar al resto de la ciudadanía, incluso ellos mismos, aunque reciban dádivas cada determinado tiempo, les alcanza para menos, pero la pobreza mental, les impide reflexionar su decisión. Hay tanta pobreza, que ellos mismos andan buscando a los que la pasada elección les “indicó”, por quien votar mediante unos cuantos pesos, así este país surrealista, dijera Miguel Bosé.

 

Siempre he soñado con vivir en un país mejor, en todos los sentidos, áreas y aspectos, lo cual estoy viendo cada vez más lejano, resignándome a que nunca sucederá, porque cada nueva elección, para cualquier nivel de gobierno que sea, observo a individuos “ganadores” menos preparados, más mediocres, estúpidos y lame botas de los dirigentes partidistas, que tienen que comprar los cargos, y por obvias razones, una vez en el cargo, tienen que recuperar lo invertido, que dependiendo del área, región, zona, o estado, van incrementando su costo. Si amable lector, no son gratis, van desde prestarse a tener relaciones sexuales hetero y homosexuales, hasta buscar un padrino que los relacione con el indicado de subastar las candidaturas ganadoras, aunque también hay charlatanes que se hinchan de dinero, sabiendo que sus cuadrillas perderán, pero cualquier candidatura cuesta y mucho, aparte de la campaña en si, por eso durante este sexenio, las corcholatas desde el primer día, estuvieron en campaña.

 

Gastando el dinero público, dejándose de hacer obras en todos los rincones que gobierna el partido oficial y las que se hicieron, quedaron inconclusas, malhechas o sin funcionar. Sin embargo, la gente             que no aporta nada, es la que recibe dinero vía los programas sociales, provocando un caos en el país, y dejándose de hacer obras, infraestructura y beneficios colectivos para la sociedad, que es para lo que se debe usar el dinero público, para beneficiar al mayor número de habitantes, no para mantener a la gente sin futuro, que no hizo nada durante sus años de juventud, cuando tenían fortaleza, vitalidad, energía y las mismas oportunidades como todos, pero pocos, muy pocos las aprovecharon. Eso provoca más pobreza y frena el crecimiento de un país, de por sí, pobre como el nuestro, que muchos falsamente señalan como grande, y lo es, México es un país grande, pero en extensión territorial, no en cultura, economía, madurez, mucho menos inteligencia. Ojalá el domingo me equivoque y me cierren la boca, lo cual me daría un gusto enorme y lo señalaría en la próxima entrega, porque el país no está para soportar un sexenio tan malo en todo como el actual. ¿O sí?