Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
3 MAYO 2024.-Decían nuestros ancestros: “el que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”, y esa filosofía popular, cada día que pasa, está tomando más actualidad en nuestro cada vez más perdido país.
De por sí, tristemente, la mentalidad nacional es la de vivir engañado, donde priva la mentira sobre la verdad. Pero estos recientes cinco años del sexenio que está próximo a concluir, por cierto, incompleto, ya que tendrá dos meses menos que los anteriores, porque concluye el 30 de septiembre y no de noviembre como antes. Y creo que, afortunadamente, porque han sido en verdad, años, meses, semanas y días, para el olvido, donde ha habido de todo, como en botica (decían antes), y a pesar de que han incrementado en demasía el salario mínimo, han regalado dinero a montones, a los sectores más fácilmente manipulables, etcétera, la realidad es que la inflación, ha incrementado más que los anteriores periodos de gobierno, de lo que estos llaman, neoliberales.
La atención médica ha disminuido de calidad, de por sí, no estábamos bien, pero hoy estamos peor. No hay medicamentos, no hay suficientes avances médicos, y lo vimos con la pandemia inventada por las mentes que mueven el mundo, donde, curiosamente, murieron muchos que no deberían haberlo hecho, y se salvaron otros que, según pronósticos, estaban para eso.
Pero como lo dijo el presidente, al país y a ellos, les vino como anillo al dedo, porque tras esa falacia, escondieron sus errores y falta de políticas de gobierno en pro de la ciudadanía. Por lo que se dedicaron a inflar a la hoy candidata presidencial oficialista, que, aunque en los debates y en los mítines de campaña, siempre pone como ejemplo, “cuando fui jefa de Gobierno”, etcétera. Pero la realidad es que solo estaba pensando en las elecciones de este 2024, desde el inicio, se le destinó todo el dinero, para promocionarse y promocionarla y meterla en el imaginario popular, ya se lo dijo Xóchitl Gálvez Ruiz, en el segundo debate, hay dos, por lo menos, cuentas en distintos años, con cantidades de cuatrocientos y setecientos millones de pesos, respectivamente, utilizados para apuntalar su aun, débil imagen.
Porque, aunque gane la presidencia de la República, siempre será una mujer débil, gris y mediocre. Tanto física como mentalmente, aunque se catalogue como científica (otro rasgo de inferioridad). También presume diez premios recibidos durante su gestión, si también se sabe que en México, cualquier premio se compra, con dinero cualquiera es el mejor en la disciplina o área de oportunidad respectiva, aunque ni la conozca, mucho menos la domine. Pero la gente ignorante, y peor si recibe dinero regalado, lo cree. No se dan un momento para ponerlo en duda. Lo creen ciegamente.
Eso fue, con ayuda de los gobiernos anteriores, lo que hizo crecer tanto al otrora opositor Andrés Manuel López Obrador, porque desde el inicio de este siglo, y una vez que el anterior candidato eterno de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano (1988, 1994 y 2000), dio un paso al costado en sus aspiraciones, comenzó a criticar todo lo malo de los gobernantes en turno, señalando que él haría mejor las cosas, como se dice, antes tenía todas las soluciones, hoy, tiene todos los pretextos. Porque claramente ha incumplido sus promesas de campaña, pero, vuelve a tomar vigencia la frase con la que inicié, porque mucha gente, aun sigue creyendo ciegamente que él, es el que dice la verdad. Que estamos en salud como Dinamarca y en los demás parámetros como cualquier potencia europea. Pero la realidad es tan distinta y tan distante al discurso oficial.
En anteriores entregas he señalado la falta de capacidad de análisis, de razonamiento, de reflexión que muestra el mexicano, pero, hoy, se observa aún más, porque tanto el presidente, cualquiera de los integrantes de su gabinete y la hoy candidata oficial, Claudia Sheinbaum Pardo, cualquier verdad que les restrieguen en la cara, con datos duros y reales, simplemente lo niegan con cinismo, sin mostrar lo contrario y la gente les cree. Denostando al que tuvo la osadía de confrontarlos.
Así estamos viviendo, hoy 23 estados son gobernados por ese mismo partido que se abandera con el eslogan de la cuarta transformación, además de cientos de ayuntamientos y diputados locales, federales y senadores, donde hemos visto de todo, menos obras necesarias e importantes. En privado, los titulares de los estados y de los municipios emanados de morena, se quejan de la falta de presupuesto, para defender su territorio político en otras elecciones, señalando que los obligan a devolver parte del mismo a la Federación, para utilizarlo en las obras faraónicas que tanto presumió desde que ganó en el 2018 la presidencia. Y por supuesto, para apuntalar la candidatura de su alfil, nunca como hoy, un sexenio había sido utilizado para hacer campaña tras campaña. Por eso hay los tiempos electorales, que por cierto pretenden acomodar a sus intereses, mediante una reforma de ese tipo, así como otras.
México, históricamente, está creado políticamente como una república, donde hay tres poderes autónomos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, donde por derecho ninguno está sobre los otros dos, y aunque en los hechos, de manera discrecional, si se inmiscuía, el ejecutivo en las labores de los otros dos, no era tan obvio como en la actualidad, donde el Legislativo, al tener mayoría en ambas cámaras el partido en el poder, estaba supeditado a los designios presidenciales, haciéndose tantas veces alusión a la frase, sin cambiar ni una coma, porque así se aprobaban las iniciativas del inquilino de Palacio, tal y como las enviaba. Quedando solo un poder, con autonomía, el Judicial, para defensa de la ciudadanía. Al que por cierto también quieren aplicarle una reforma que hasta el momento no pudieron, porque ya concluyó el periodo legislativo de esta legislatura (30 de abril), estos cuatro meses que le restan son de salarios regalados para los 500 diputados federales y los 128 senadores, porque trabajo legislativo ya no tendrán.
Es triste notar que así estamos, un país que cada día va en retroceso, que lo poco que se había avanzado con los gobiernos neoliberales, en poco tiempo se perdió, hoy la gente está contenta con el dinero regalado que reciben, pero eso es perjuicio de todos, porque se les terminan las pocas aspiraciones que esos derechosos podrían tener, ahora ya no necesitan pensar en que hacer para vivir. Y eso, amable lector, no sirve para sacar a nadie de la pobre. Pero en un país, sin razonamiento de la mayoría, solo sirve para repetir nuevamente la frase de los abuelos: “El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”. ¡Que barbaridad!
