23 febrero, 2025
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El nuevo mercado municipal de Pátzcuaro en la coyuntura política para un futuro turístico con mayor proyección económica

Daniel Márquez Melgoza       ANALISTA

14 MARZO 2023.-El tema del proyecto de nuevo mercado municipal de Pátzcuaro tiene inquieta a la sociedad patzcuarense. No es para menos, pues es una antigua demanda que por décadas se ha venido posponiendo. Ello, aún desde antes del incendio del 25 de marzo de 1995, en el que las llamas consumieron las instalaciones comerciales, informales, de la explanada del mercado municipal.

 

Esa tragedia pareció ser el aviso de que era la oportunidad y el momento de tomar la decisión de construir el gran mercado que la comunidad social estaba esperando. Pero la autoridad municipal de ese tiempo dejó pasar la oportunidad de oro que ofreció el incendio. Si antes de éste, las instalaciones no eran fijas, ya que los sábados los comerciantes dejaban el espacio libre para las animadas competencias municipales de voleibol, luego del incendio se fueron reinstalando los puestos, pero con un agregado: con visos de que hubiera habido autorización para irlos construyendo como instalaciones fijas, definitivas. O al menos como una permisividad consentida, cómplice, de la que lo comerciantes fueron cometiendo abusos, al grado de actuar como si ya fueran dueños absolutos de un espacio prestado, nunca cedido explícitamente, por tratarse de un espacio público que no se puede enajenar a particulares.

 

Los intentos de construir un nuevo mercado han obedecido a que las autoridades municipales posteriores nunca han dado por cedidos los espacios públicos para usos definitivos de parte de los comerciantes que los vienen detentando. Por ello en todo tiempo han estado en su derecho de no tener que pedir permiso a la hora de hacer uso del espacio de la explanada y del actual mercado municipal, para construir instalaciones nuevas, tendientes a modernizar los servicios comerciales de la ciudad, hoy lejanos de una ciudad que se precia de ser turística. Lo que sí es obligación de la autoridad municipal, la de convencer a los usuarios de los actuales espacios de las bondades del inmueble que volverá acoger sus servicios comerciales.

 

De elemental justicia es que los reconocimientos de los espacios de los comerciantes deberán ser con base en el censo o censos históricos y actualizados hasta el presente, antes del conocimiento del nuevo proyecto de mercado; es posible que en un somero estudio de los censos salga a relucir información sobre “arreglos” entre particulares, mediante los cuales algunos comerciantes se fueron haciendo de espacios más amplios, impensables al interior de un mercado público. Al respecto seguramente hubo abandono, desatenciones, de parte de las autoridades municipales, que no fueron capaces de atajar prácticas injustas para unos y ventajosas para otros. Pero esas prácticas, esos “arreglos”, no deberán tener presencia en el moderno mercado municipal; no deberán ser derechos a respetar en la nueva instalación.  Es posible que los censos arrojen también el resultado de que varios miembros de una misma familia posean varios establecimientos; esta situación también se deberá resolver con justicia para la sociedad, no para los que se quieran pasar de vivos.

 

Anomalías como las antes referidas son las que suelen emerger a la hora de emprender proyectos sociales necesarios, para impedir su realización. Pero la naturaleza del proyecto es superior a la de los que persiguen intereses personales o de grupo, que medidos frente al interés social resultan mezquinos.

 

Cuál es esa naturaleza: la de no obedecer a un capricho político del presidente municipal Julio Arreola, que sea mal visto por la sociedad; por el contrario, el nuevo mercado municipal es una necesidad social por mucho tiempo desatendida; y es una necesidad municipal que felizmente ha encontrado voluntad política desde el orden estatal de gobierno, es decir, del propio gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, quien garantiza el presupuesto total de su construcción. Es garantía de ello el hecho de que el nuevo mercado es visto por el gobernador como parte de otras acciones en un plan amplio, el de conseguir para Pátzcuaro la declaratoria de Ciudad Patrimonio Mundial, por la UNESCO, tema que lo acompaña desde hace varios años.

 

La coyuntura política es invaluable y debe ser aprovechada, pues el proyecto de mercado municipal será detonador de una serie de beneficios para la ciudad y sus habitantes, en diversos órdenes: transporte público, recuperación de calles y plazas para propietarios y transeúntes, menos comercio informal en el centro histórico, más imagen urbana en la que luzcan las virtudes de una ciudad que resulta atractiva para sus visitantes, de lo cual no sólo viven el municipio de Pátzcuaro, sino también la región lacustre.

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