El mes de septiembre, también conocido como el mes de la patria, da material para recordar aquellos tiempos de la infancia cuando, en todos los escolapios, se nos hinchaba el corazón de fervor patrio; todo empezaba con el anuncio de Informe de Gobierno del Presidente de la República informa del estado que guarda la administración pública federal que, a muchos, nos emocionaba todo el protocolo y ceremonial antes y después del evento donde el Ejecutivo siempre iniciaba diciendo invariablemente con ceremonioso acento: “¡¡¡Honorable Congreso de la Unión!!!, ¡Comparezco ante esta Soberanía!”…
…Todo esto lo seguíamos a través de la televisión en blanco y negro, con un montón de interferencias que se subsanaban momentáneamente moviendo la antena de “araña” de la casa de “los pimientas”, donde pagábamos 20 centavos por programa televisivo, pero era inimaginable ver la arrogancia de los guardias presidenciales, la marcialidad de los cadetes del Heroico Colegio Militar y La Marina, el despliegue logístico que utilizaba “El Estado Mayor Presidencial”, que parecía que tenían todo “fríamente calculado”.Aquí en nuestro querido Pátzcuaro las calles, las plazas, en los balcones de los edificios coloniales, comenzaban a vestirse de los mexicanísimos colores de la patria en tanto que los vehículos portaban banderitas, rehiletes y otros colguijes; los que tenían moto, bicicleta, triciclos y patines del diablo, eran adornados con motivos patrios, en los corazones un gran sentimiento de patriotismo brotaba a raudales, no se diga cuando nuestros maestros contaban con lujo de detalles las cualidades “de los héroes que nos dieron patria…”
El día trece de septiembre de plano nuestro corazón palpitaba de emoción en el acto cívico, al escuchar al encargado del discurso oficial que relataba la heroica hazaña de los niños estudiantes del Colegio de Chapultepec que, ante la llegada del invasor, prefirieron morir por su bandera, antes que el enemigo la mancillara; el clímax se vivía cuando se invitaba al señor Presidente Municipal a leer la lista de honor, cada vez que mencionaba a un Niño Héroe, todos los presentes, como un gran coro monumental con voz que hacía cimbrar a nuestra señorial Plaza, contestábamos: ¡¡¡MURIÓ POR LA PATRIA!!!
Durante las vísperas al día 16, las calles se saturaban de contingentes escolares que afanosamente ensayaban la marcha para que el día 16 de Septiembre todo saliera de lujo, y se convertía todo en una febril actividad; para ensayar, el sitio era lo de menos, ya en la calle Serrato a un costado de la Basílica, ya en la plaza Vasco de Quiroga, en las calles del centro y las escuela de los barrios, en las calles de la colonia y todo mundo hablaba solamente de Héroes de la Patria, himnos, marchas y banderas; bandas de guerra, clarines, cornetas, boquillas , tambores y baquetas…
El quince de septiembre a las cinco de la mañana, entre alborada, repique, cohetes e himno nacional, se erigía “El altar de la Patria”, ya los encargados de colocar los adornos habían hecho su trabajo y el templete lucía profusamente adornado… entre cirios, dos policías municipales que hacían guardia en torno a la efigie del Padre de la Patria…era tal el fervor popular que, al ver entre velas, candelabros e inciensos a don Miguel Hidalgo, algunas gentes al pasar se persignaban…
…Ya en la noche, la gente se congregaba alrededor de la plaza, mientras unos daban vueltas a la plaza en el intercambio de confeti y agua florida, otros en torno de un grupo de cuerdas entonaban canciones alusivas “al calor de los chinguiritos”, que previamente habían comprado en “La Mascota”, “La Victoria”, “La Alejandrina”, con Don Baraquiel o con “Las Tinas”; unos más: hacían bolita con “Las Caneleras” que vendían esa noche de la patria, alcohol con agüita de canela, hojitas naranjo o café a mas no poder; otros iban solo a la “mirandilla”.
Mientras que las familias pudientes se asomaban a los balcones luciendo sus mejores galas y escanciando refinados licores y vinos “traídos allende el mar océano”, sin faltar el tequila, reserva del patrón.
Llegaba la hora del tradicional “GRITO”, una vez que el Presidente Municipal proclamaba las arengas de ¡¡¡ Viva México!!! ¡¡¡Vivan los héroes que nos dieron Patria!!!; aquello parecía que se habían soltado los diablos, convirtiéndose en un verdadero pandemónium, se desataban tremendas balaceras al aire, entre el ruido de los cohetones del castillo de luces de bengala , una humareda que llenaba todos los rincones de la gran plaza, la gente rápidamente se ponía a buen resguardo en los portales.
A lo lejos, en las colonias, se escuchaban tableteos de metralla, lo mismo que algunos balcones, minutos después volvía la calma y todos a casa a dormir, porque al día siguiente era el desfile.
La verdad es que todas las escuelas tomaban ese desfile como una gran manifestación, cada escuela quería ser más que las otras, el público espectador ser convertía en gran jurado con sus aplausos, porras y comentarios marcaban la pauta de quién era quién entre todos los contingentes de los diferentes niveles educativos. “La Coneja”, “La Dragona”, “Paso de Camino”,” A Bayoneta Calada”, etc., eran las marchas de las bandas de las secundarias y el Internado Melchor Ocampo, a cual más las ejecutaba con maestría, aquella sana rivalidad de La Secundaria Federal con La ETI que, fachosamente, desplegaban garbo y donaire al ejecutar la marcha, y no se diga de los clásicos tambores de aros de aluminio de la escuela Secundaria Nocturna “Centenario del 57” que retumbaban marcialmente por las calles de este pueblo con magia.
De las escuelas primarias tampoco nadie se quedaba atrás, cuando se encontraba La “Vasco” con “La Benito” el agarrón era de pronóstico reservado, pues nadie se quería dejar, “La Flores”, “La Bocanegra” y “La Niños” también tenían lo suyo, lo demostraban con hechos en el toque de su banda, la marcha de sus contingentes a cual más de gallardo, a cual más de marcial, pero todos con un solo sentimiento: honrar la memoria de Los Héroes que nos dieron Patria.. En la tarde todo mundo a la gran verbena popular que concluía con la “quema de castillos”… así transcurría el mes de la patria en mi pueblo tan hermoso y de gran cultura y tradición.
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