Conocí a Chucho Vargas en 1990, practicando el deporte que ahora sigue jugando y enseñando a las nuevas generaciones: el ajedrez. En el portal sur de la ciudad de Tacámbaro, donde se localizaban algunos negocios de raspados, refrescos, entre otros, se encontraba el puesto de huaraches de su querido padre. Ahí, entre vender y platicar con sus innumerables amigos, Chucho El Chuzz jugaba con intensidad el ajedrez, elevando su nivel en el llamado juego ciencia.
Recuerdo que jugaba contra el señor Magallón en el mencionado portal, convirtiéndose el ajedrez en la pasión que lo señala como unos de los mejores jugadores de la región, incluso con capacidad para competir en otras latitudes.
Cordial, platicador, sencillo, amante de la música con su inseparable guitarra, pero también con el tablero de ajedrez y un manual que le sigue enseñando movimientos inesperados para definir un encuentro del juego ciencia, Jesús Vargas Alonso el Chuzz se prepara para futuras competencias, llevando el nombre de Tacámbaro a otros sitios y demostrando que el municipio tiene enormes valores para diversos deportes y actividades.
En la actualidad, el Chuzz sigue practicando el ajedrez con entusiasmo en los portales de Tacámbaro. Y así seguirá por muchos años, porque esa es y será su pasión en la vida, manifestando la intensa capacidad cerebral que le dio la naturaleza y, sobre todo, la también enorme sencillez que tiene como amigo de todos los pobladores…