Alejandro Martínez Castañeda
26 julio 2024.-El cooperativismo, desde su nacimiento como movimiento en Europa a mitad del siglo XIX, se ha planteado construir un nuevo modelo económico y social a escala internacional frente a los estragos económicos y medioambientales que ha provocado el capitalismo, y que se han recrudecido en su etapa neoliberal. Se trata de un movimiento social que busca una forma más equitativa de organizar la economía.
El cooperativismo y la economía solidaria tienen un origen común: nacen de las ideas de libertad y de justicia de grandes pensadores humanistas. Ellos tenían un sueño que guiaba sus pensamientos y acciones, a saber: el que era posible de construir “otro mundo”, más justo, que colocara a las personas y sus necesidades en el centro del sistema económico.
Desde la Revolución industrial se observó cómo el desarrollo del capitalismo traía aparejado la miseria humana y de la destrucción de la naturaleza. Desde esa época ya se resentían las pésimas condiciones de vida y de trabajo de los obreros en las minas y fábricas; la destrucción del campo, el desalojo y el desarraigo de los campesinos; el empobrecimiento de la población; entre otros efectos perniciosos.
El neoliberalismo es una doctrina económica que permite al capitalismo expandirse a través del mundo, un proceso conocido como la globalización. “No tiene solamente efectos sobre la economía, sino también sobre la sociedad, la política, la cultura, y por supuesto, el medio de vida de la gente y la Naturaleza. Esta doctrina es presentada por las élites, o sea las personas más ricas y poderosas de la sociedad, como algo inevitable… y, ¿qué hace realmente el neoliberalismo? Somete aún más a los pueblos, ya que les quita su autonomía y les hace seguir lo que dictan los bancos y las grandes compañías del mundo (como las multinacionales). Por ejemplo, en los años 1990, las “políticas de ajuste” que sacudieron a los países latinoamericanos y que provocaron crisis sociales fueron un fruto (¡amargo!) del neoliberalismo”, (www.ecominga.uqam.ca)
El modelo de la economía solidaria y el cooperativismo surge con la idea de lograr una gran transformación económica, libre de explotación, basado sobre el bien común, la solidaridad, la equidad y la cooperación, antes que la competencia desenfrenada entre los seres humanos y el consumismo.
En ese sentido, de acuerdo a los principios que lo guían, el cooperativismo se puede definir como la puesta en común de recursos y de esfuerzos hacia un objetivo compartido y para el bienestar del emprendimiento cooperativo y de su comunidad, siempre apelando a los valores de la integridad, la libertad y la autonomía; así como de la igualdad, la democracia, la responsabilidad, el compromiso y la ayuda mutua.
Especialistas en el tema hacen notar que el cooperativismo, como forma de practicar la economía solidaria, aparece hoy más pertinente que nunca. Entre otras cosas, da sentido al “hacer” y valora el “ser” en un mundo del “tener” cada día más, como lo promueve el neoliberalismo.