17 mayo, 2025
ROTATIVO DIGITAL

El cooperativismo mexicano ante la encrucijada: Retos de un modelo en evolución

Alejandro Martínez Castañeda   ANALISTA

 

17 MAYO 2025.-El cooperativismo representa una forma de organización económica basada en principios de solidaridad, autogestión, democracia y equidad. En México, este modelo ha estado presente durante décadas, especialmente en sectores como la agricultura, el comercio y los servicios financieros comunitarios.

 

El sector cooperativo en nuestro país ha desempeñado un papel fundamental en la economía social y solidaria, promoviendo modelos de negocio basados en la equidad, la participación democrática y el bienestar colectivo. En 2025, designado por la Organización de las Naciones Unidas como el Año Internacional de las Cooperativas, este sector enfrenta tanto oportunidades históricas como desafíos significativos en un contexto económico, social y político complejo.

 

En la actualidad, el sector cooperativo en México abarca más de 18,000 cooperativas y cerca de 8 millones de socios, según datos del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI y del Registro Nacional Único de Cooperativas de Ahorro y Préstamo (RENSOCAP). Estas cifras reflejan una presencia significativa, aunque desigual, con mayor concentración en estados como el Estado de México (1,694 cooperativas) y Jalisco (1,463,108 socios), mientras que regiones como Morelos y Baja California Norte muestran una menor densidad. Este panorama evidencia una distribución asimétrica que limita el impacto del cooperativismo en ciertas zonas del país.

 

De acuerdo con diversos expertos y dirigentes cooperativistas, a pesar de su potencial como herramienta para el desarrollo social y económico incluyente, el cooperativismo enfrenta desafíos estructurales que han limitado su consolidación.

 

Uno de los principales desafíos es la falta de educación y cultura cooperativa entre la población. A diferencia de otros países donde el cooperativismo forma parte de la formación básica, en México este modelo es poco difundido, lo que genera desconocimiento sobre sus principios y formas de operación. Esta carencia educativa se traduce en una baja participación ciudadana y en la formación de cooperativas débiles o mal estructuradas.

 

Otro obstáculo importante es el marco legal. Si bien existe la Ley General de Sociedades Cooperativas, esta normativa no ha sido suficiente para promover un ecosistema robusto y transparente. Las cooperativas suelen enfrentar trámites burocráticos extensos y carecen de incentivos fiscales o apoyos gubernamentales reales. Además, la supervisión institucional es limitada, lo cual facilita malas prácticas internas que afectan la credibilidad del sector.

 

De igual manera, el acceso al financiamiento es una barrera constante. Muchas instituciones bancarias desconfían del modelo cooperativo debido a su estructura no tradicional y a la ausencia de garantías convencionales. Esta situación reduce las posibilidades de inversión, innovación y crecimiento, especialmente para las cooperativas de reciente creación o con base en comunidades marginadas.

Otro obstáculo significativo es el recorte presupuestal al Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), que ha disminuido un 88% en los últimos cinco años, limitando los recursos disponibles para apoyar la creación y consolidación de cooperativas.

 

A pesar de los desafíos mencionados, el cooperativismo en México tiene un futuro prometedor si se adoptan estrategias adecuadas. En primer lugar, representa una alternativa viable ante un sistema económico que ha generado desigualdad y exclusión. Al promover el trabajo colectivo, la distribución equitativa de beneficios y la participación democrática, las cooperativas pueden ser clave para construir una economía orientada al bienestar de las mayorías.

 

El Año Internacional de las Cooperativas 2025 representa una oportunidad histórica para fortalecer el modelo cooperativo a través de políticas públicas, alianzas internacionales y la adopción de tecnologías digitales. Con un compromiso renovado del gobierno, el sector privado y la sociedad civil, el cooperativismo puede consolidarse como un motor de cambio hacia una economía más justa, equitativa y sostenible en México.