Lo conocí cuando concluía la década de los años sesenta, cuando ocasionalmente acompañaba al taller del Maístro Chame a mi hermano “El Rogaciano” (se llama Roberto, pero responde más por el apodo), quien se desempeñaba como aprendiz de mecánico… todos los días al filo de la media mañana los chamagosos mecánicos esperaban las tostadas de “Carne Apache” de “Don Chava” que, acompañado de su esposa, vendían esa delicia en las calles cercanas a su domicilio.
Su esposa y fiel compañera, Doña María Castañeda Raya, comentaba haber nacido en Ajuno, como pudo haber nacido en cualquier parte de la república dado el trabajo de su padre fue de ferrocarrilero…Don Salvador Martínez Martínez y doña María procrearon seis hijos: Jorge, Silvia, Rosa María, Yolanda, Alejandro y Martha, siempre consideraron a la familia como el eje fundamental en que circundaban sus vidas; a la medida de sus alcances buscaron siempre darles los satisfactores necesarios para su bienestar, sus hijos inspiraban a este matrimonio, sus acciones, oraciones y bendiciones eran para ellos y por ellos trabajaron incansablemente… ¡muchas veces en condiciones adversas!…
Salvador también fue parte de una familia muy unida, sus hermanos y hermanas, personas que se ganaron el aprecio de la gente por su enorme calidad humana, cada uno en su actividad… ¡cómo no recordar a doña Esther!… ella murió en una de las peregrinaciones a Carácuaro, al muy conocido Baltazar, “El amigo Balta”, a quien un familiar cercano le cede el mítico estanquillo en la esquina del portal Juárez y la Explanada del mercado municipal que después lo cede a Esther; Raúl que se desempeñó como taxista y fue muy apreciado por su trato a la gente, Héctor a quien sus amigos conocen como El famoso “Charal” que siempre servicial y atento se desempeña como empleado municipal y el muy conocido Armando (a) “La Chivita”, ya parte del patrimonio histórico de este Pueblo Mágico –dicen-…
Tuvo “suerte” Don Salvador para que le pusieran apodos que paseó durante su vida El Chava”, “El Cabezón” y el que se ganó cuando adoptó como medio de subsistencia la venta de Carne Apache: “El Caín”, así fue conocido por los trabajadores de los diferentes talleres que se encontraban a lo largo de la calle Federico Tena.
Puedo estar equivocado pero considero que “El Cabezón” fue quien trajo a nuestro pueblo la venta la famosa “Carne Apache” o como dicen en otras latitudes de nuestro país, “Carne Tártara”, tan rica que no tenía punto de comparación debido la sazón que le ponía… platicaba que una persona de Veracruz, amigo suyo, un día le compartió la receta secreta como prepararla igual que en aquellos lugares… la serie de ingredientes y condimentos especiales que le daba ese toque tan especial que atraía mucha clientela…
“El Caín” inicia esta actividad como alternativa cuando deja su trabajo como chofer repartidor de muy conocida empresa refresquera que el ingenio popular denomina como “Las Aguas Negras del Imperialismo Yanqui”, elaboraba su carne apache en una cazuela de barro que cargaba en su cabeza, pregonando por la calle su producto, seguido de su querida esposa, quien despachaba la carne en tostadas que ellos mismo elaboraban o en las famosas galletas saladas.
Su clientela eran principalmente los trabajadores de los diferentes talleres que por esos tiempos había en la calle Federico Tena que también era conocida como “La Salida a Tacámbaro” y la gente de la ciudad que lo buscaba en su recorrido y la de los pueblos circunvecinos que llevaban a arreglar sus carros a los talleres mecánicos o de hojalatería. Una forma de incrementar sus ventas fue la de fiar las tostadas a los trabajadores y el sábado, libreta en mano, esperar la hora de “La Raya” y cobrar, para que no se le escaparan solía decirles: “¡Caite Cadáver, caite, caín, caín caíncito!”, esa ingeniosa forma de cobranza le caía simpática a la gente, ¡menos a algún tracalero que se hacía “tontejo”!… de plano había quienes le decían “dame chance pál otro sábado” y ese “pal otro” no llegaba… Ese “¡Caíte Cadáver, caín, caín, caíte, caín!” dieron forma un apodo que paseó con orgullo mientras vivió:”EL CAÍN”…
Durante mucho tiempo “El Caín” hacía sus recorridos por talleres mecánicos, de hojalatería, carpintería, escobería, electromecánico, aserradero y “La terminal de los Urbanos”… con el tiempo se hicieron de una carretita y acondicionaron una hielera que los mecánicos decían ” EL Refrigerador”, donde con los refrescos “y por debajito unas elodeas bien muertas”, luego ya vendía también mariscos con el mismo delicioso sazón… poco tiempo después su gran amigo, el señor Juan Maho Manelly, le permitió instalarse de manera definitiva en la Gasolinera que estaba entre Federico Tena y Navarrete de la cual era el Administrador…
Don Salvador tenía una gran afición por la lectura, el “NOVEDADES”, “IMPACTO”, ¡SIEMPRE!, “SELECCIONES”, Novelas, y muchos libros disfrutaba en sus ratos libres, eso le permitía tener muchos conocimientos, una amplia cultura que le daba la cualidad de tener una plática amena e ilustrativa, por eso también la clientela lo seguía, es que aparte de degustar sus mariscos y carne apache era grato escuchar sus comentarios, análisis de diferentes tópicos, seguramente por vivir en un ambiente alfabetizado sus hijos se hicieron también adictos a la lectura, asunto que les permitió estudiar a Jorge y Alejandro la carrera de Economía y después abrazar el Periodismo, el cual ejercen de manera profesional, valiente y objetiva…
Otra de sus virtudes fue rendir culto a la amistad, era una flor que cultivaba a diario, muy arraigada esa costumbre sagrada de ser amigo y saber ser amigo, herencia que legó a sus hijos e hijas… tuvo grandes amigos entre su clientela, pero se destaca ese fuerte vínculo con tres personas principalmente: Don Juan Maho, de quien ya comentamos, el Maestro Jorge Servín Gonzalez y el Maestro de “Maístros” Mecánicos, Don José Olguín, mejor conocido como el “El Maístro Chame”…
Así transcurría la vida de “El Caín” entre mariscos, clientes, pláticas amenas e ilustrativas y la famosa Carne Apache, puedo estar equivocado, pero creo que Don Chava fue el primero que comenzó a venderla en este Pueblo Mágico, al menos con esa sazón que tanto me gustaba… Un día el señor Martínez tuvo una enfermedad la cual él consideró como pasajera, asunto que no le dio mucha importancia… tiempo después se acentuaron las molestias, entonces Jorge su hijo mayor tuvo que atender el negocio con doña Mary…
Unos años después don Chava recayó y en 1978 entregó su alma al creador… muy joven… pero ese hombre bueno, luchón, emprendedor, se le recuerda con afecto… sus buenos ejemplos son luz que guía la vida de sus hijos quien, ya junto con Doña Mary que años después fue a reunirse con él… ¡los bendicen desde el cielo!… Cuando paso por el frente del taller del Maístro Chame… me parece escuchar: “¡Caéte Cadaver, caete, caín”;… “¡Órale, no te hagas… caín, caín, caín, caíte!” y por mi mente pasa la figura de “Chava”… “El Cabezón”… ¡El Inolvidable “Caín” y la venta de la famosa Carne Apache y los sabrosos cocteles de mariscos… ¡Un Saludo con afecto y estima para sus hij@s y Familiares!…