23 AGOSTO 2025.-Es un error común pensar que el adicto busca únicamente el placer. Si bien la gratificación inmediata que ofrecen las sustancias o las conductas adictivas juega un papel importante, la realidad es mucho más compleja. En el fondo, el adicto desea olvidar el dolor interno, anestesiar heridas emocionales que no han sido sanadas.
La adicción se convierte entonces en una forma de automedicación, una manera de evadir sentimientos desagradables como la tristeza, la ansiedad, la soledad, la culpa o la vergüenza. El placer se convierte en una mera consecuencia, un efecto secundario de un intento desesperado por escapar del sufrimiento.
Es importante comprender que este dolor interno puede tener raíces profundas, que se remontan a experiencias traumáticas, relaciones disfuncionales o patrones de pensamiento negativos. El adicto, al no haber desarrollado habilidades saludables para afrontar estas emociones, recurre a la adicción como una solución temporal, que a la larga solo agrava el problema.
Para lograr una recuperación verdadera, es fundamental abordar este dolor interno, ayudar al adicto a identificar y procesar sus heridas emocionales, y enseñarle estrategias de afrontamiento saludables. Esto implica un proceso de terapia individual y/o grupal, donde pueda sentirse seguro y contenido para explorar sus sentimientos y aprender a gestionarlos de manera constructiva.
Con mucho compromiso y empatía, Kalefh Psicólogo en adicciones
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