Los gobiernos del Distrito Federal no dejan de sorprender con políticas públicas que apuntan a revitalizar la movilidad urbana, tanto de vehículos automotores como de personas de manera peatonal o en transporte alternativo como el de las bicicletas.
Los segundos pisos, favorables a los automóviles, tan cuestionados en su momento, a la distancia de unos años hoy son una modernidad necesaria, al grado de que la ciudad no podría sobrevivir hoy sin ellos; el sistema de transporte público vía el Metrobús, es un éxito afortunado en expansión, pese a la inicial incomprensión de voces contrarias en el tiempo de su implantación; la ciclovía dominical, el sistema Ecobici, la instalación de ciclopistas, el establecimiento de áreas peatonales en importantes calles comerciales del Centro Histórico, son una muestra de cómo las autoridades de esa ciudad han intentado con éxito responder con sensibilidad política y social a las demandas de nuevos servicios para hacer más disfrutable la gran ciudad de México bajo su mando.Y ahora el gobierno del Distrito Federal nos sorprende con un proyecto más, el del corredor cultural Chapultepec, recién dado a conocer el 18 de agosto, que consiste en convertir un largo tramo de la avenida Chapultepec en un parque lineal de tres niveles, mediante el cual el espacio público crecerá seis veces, de 9 mil a más de 62 mil metros.
Dicha avenida se transformará en una calle amplia con vocación cultural; además del flujo de vehículos, habrá ciclovías, banquetas anchas y un transporte público. Se promoverán actividades artísticas de pintura, arquitectura, música, cine, entre otras. Será una obra que privilegie el interés del peatón, no al automóvil; sin que éste deje de estar presente, se prevé que su presencia sea ordenada. Se promete que la construcción del corredor cultural Chapultepec dure entre 18 y 20 meses a partir del próximo septiembre.
Las ciudades de Michoacán, turísticas y no, deberían irse contagiando de ese espíritu de innovación y renovación que a través de sus autoridades muestran los gobiernos de la Ciudad de México para colocar al ciudadano de a pie, al peatón que finalmente en algunos momentos llegamos a ser, en el centro de los privilegios frente al automóvil, que no debe dejar de ser un simple instrumento de movilidad necesaria en las largas distancias, y no más.
Las autoridades estatal y municipales de Michoacán, próximas a entrar en funciones de gobierno, deberían voltear los ojos hacia esas experiencias innovadoras de la Ciudad de México y ver qué podrían hacer en las respectivas ciudades en beneficio de la gente de a pie, que somos mayoría y que merecemos un trato de privilegio frente al automóvil.
Esto debería aplicar sobre todo para las ciudades turísticas, las más obligadas a promover sus respectivos atractivos y encantos, a los cuales les vendría bien sumar el de los centros históricos sin automóviles, al menos los fines de semana y días festivos.
La ciudad de Pátzcuaro está en la mira desde hace años de que debería ofrecer a sus visitantes el atractivo de un centro histórico libre de automóviles. De mi parte he escrito al respecto, a lo que deseo agregar una propuesta más concreta.
La movilidad peatonal del centro histórico de Pátzcuaro para que mejor funcione deberá ir aparejada de una política pública que privilegie la ampliación y mejoramiento de los estacionamientos públicos existentes, así como la construcción de nuevos y modernos estacionamientos, de varios pisos, en las inmediaciones del centro histórico, sobre todo lados sur y poniente, buscando apoyar desde el gobierno municipal a inversionistas con visión, mediante incentivos económicos a su alcance.
Una vez construidos varios estacionamientos sobre el tramo del Libramiento entre Ibarra y Paseo, se podría dar lugar a establecer un corredor vial de transporte público que corra por Paseo y Terán hasta Codallos y doble en Ibarra de regreso al Libramiento, para ofrecer servicio de transporte gratuito a los usuarios de los estacionamientos ahí establecidos.
De esta manera los visitantes entrarían en contacto desde Ponce de León con el área peatonal del Centro Histórico. Dicha área cubriría tres calles laterales de la Plaza Vasco de Quiroga (con excepción de la oriente), más las calles de Iturbe, primera de Romero y la mencionada de Ponce de León. Tal corredor reactivaría por ese hecho la economía de las mencionadas calles de Paseo y Terán, e Ibarra, pues habría visitantes que disfrutaran recorrer a pie las tres cuadras de distancia con el centro histórico.
El espíritu de humanizar las ciudades antiguas, reconquistando espacios para el hombre frente al automóvil, recorre sobre todo el mundo europeo. Países y ciudades que buscan disminuir la presencia de los automóviles de varias maneras: convirtiéndolo en un artículo muy caro y/o proyectando ciudades del futuro sin coches, como es el caso de Finlandia; impidiendo su presencia en los centros históricos de varias ciudades, como en el caso de Hamburgo, Alemania, que se planteó lograrlo en dos décadas.
El contaminado centro histórico de Pátzcuaro, por el caos vial provocado por el excesivo transporte público y la falta de autoridad que le ponga orden, no tiene el mínimo interés para visitantes extranjeros que vienen de países y ciudades que le han ganado o están en proceso de ganar la batalla al automóvil, porque han descubierto que sin él las ciudades tienen más valores que disfrutar: son más humanas, limpias de contaminación de aire y ruido, más seguras, más amables, propicias en fin para darle sentido al gusto por viajar y conocer ciudades y pueblos sin los problemas de vialidad de los que de manera temporal vienen huyendo.
Addendum:
La mencionada obra del D.F. entró en un proceso de discusión con ciudadanos que se oponen por distintas razones a que se lleve a cabo.
Lo que aquí se destaca es la vitalidad de la ciudad para sobrevivir con soluciones novedosas y amables con el ciudadano.