22 febrero, 2025
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Economía solidaria, una economía para las personas…

Alejandro Martínez Castañeda     ANALISTA

 

26 OCT. 2024.-La Economía Social y Solidaria (ESS) pone en el centro de la economía el bienestar de las personas, situando los recursos, la riqueza, la producción y el consumo como meros medios para alcanzar tal fin. La ESS es una forma alternativa de economía basada en la solidaridad y en el desarrollo local participativo a partir de estrategias de producción y consumo que siguen principios de participación democrática en las decisiones, la autonomía de gestión y la primacía del ser humano, siendo una alternativa frente a la pobreza, la exclusión y la enorme desigualdad social que genera el sistema económico predominante; “un sistema que dificulta el trabajo digno y la rentabilidad de las actividades de muchos colectivos, como es el caso de las mujeres, campesinos sin tierra, trabajadores de la economía informal, pueblos originarios, jóvenes, personas con discapacidad, etc.”, refiere la especialista Raquel Carballo.

Las experiencias de la ESS son muy diversas, desde los bancos de ahorro comunitarios, pasando por asociaciones que producen y transforman excedentes, hasta cooperativas que compran la producción a precios justos a pequeños productores. Estas iniciativas aportan valor añadido y enfocan la comercialización atendiendo a colectivos vulnerables sin posibilidades de acceso a mercados o créditos, así como a grupos de consumidores responsables.

Elena Novillo Martín de Economistas Sin Fronteras, recuerda que el concepto de ESS surge a mediados del siglo pasado como una solución contra la desigualdad que el sistema genera y propone unas prácticas alternativas al sistema económico actual mediante la aplicación de valores universales, como la equidad, la justicia, la fraternidad económica, la solidaridad social, el compromiso con el entorno y la democracia directa. Para la ESS estos son los valores que deben regir la sociedad y las relaciones entre las personas. En la actualidad, la ESS se enfrenta a nuevos retos para seguir creciendo y fortaleciéndose como agente político, social y económico.

Si bien han existido prácticas de economía social a lo largo de toda la historia de la humanidad (comunidades de apoyo mutuo, relaciones de trueque, etc.), las raíces y los orígenes del concepto de ESS y como lo conocemos en la actualidad se encuentran en las grandes corrientes ideológicas del siglo XIX, tanto en la tradición social-cristiana como en la socialista de autoorganización y autogestión de la clase obrera, en las que se designaban las nuevas formas de organización creadas por los trabajadores tales como cooperativas, asociaciones obreras y mutualidades de seguros, de ahorro y de crédito.

“Se puede considerar a la ESS como un concepto integrador que aúna perspectivas de diferentes corrientes de la economía alternativa. Tanto el enfoque de las capacidades y del desarrollo humano sostenible como la economía feminista y la economía ecológica, como la mirada indígena del Buen Vivir, buscan poner a las personas y sus condiciones de vida en el centro del análisis y vincular los trabajos con la producción socialmente necesaria, con la satisfacción de las necesidades básicas, apostando por otra economía más justa”, destaca Novillo Martín.

En definitiva, la ESS es un modelo alternativo para mejorar la vida de muchas personas y territorios que resultan invisibles para los mercados y para los gobiernos, constituyendo una forma de combatir la pobreza, la desigualdad y la ausencia de respeto por el medio ambiente, y echando mano de sistemas de decisión y organización democráticos, voluntad de transparencia y equidad, empoderamiento de las personas, orientación ética de la actividad, primacía de la cooperación frente a la competencia, preocupación preferente por las personas y colectivos más necesitados, respeto medio-ambiental, focalización en la generación de empleo, atención destacada al entorno local y vocación de trabajo al servicio del bien común.