Alejandro Martínez Castañeda ANALISTA
23 NOV. 2024.-Los valores que promueve el sistema capitalista se concretan en hechos y prácticas que han rebasado los límites sociales, económicos y ecológicos del planeta, poniendo en riesgo la vida misma de la humanidad. La obtención de las ganancias económicas a toda costa, el consumismo galopante, la destrucción sistemática de los recursos naturales, la erosión del tejido social a favor de un individualismo sin conciencia social, son solamente algunos aspectos que promueve el sistema económico vigente en la mayoría de los países del orbe.
Al respecto, Luis Esteban Rubio, presidente del Mercado Social de Madrid, España, afirma que “el capitalismo es la causa principal de la grave crisis ecosocial que enfrentamos en la actualidad. Y, por ello, es urgente pasar a la ofensiva de manera colectiva y canalizar, articular y coordinar las estrategias y fuerzas que permitan construir un mundo post-capitalista que fomente la igualdad social, la igualdad de género, el respeto a los límites del planeta y el impulso de la democracia política”.
El especialista plantea algunos motivos por los cuales el modelo de la Economía Social y Solidaria y, en particular, el cooperativismo, estaría llamado a ser una de las apuestas clave para abordar la crisis ecosocial y construir un mundo post-capitalista.
“En primer lugar, y frente al trabajo precario y alienante característico del modelo empresarial capitalista, la economía social y solidaria fomenta el desarrollo de un trabajo no sólo digno en lo que se refiere a condiciones laborales, sino también enriquecedor y emancipador. Esto favorece, por un lado, la eliminación de la dicotomía que tiene buena parte de la ciudadanía progresista entre su vida laboral en una empresa capitalista, y su vida real y su activismo anticapitalista después del trabajo. Y, por otro, canaliza las energías, fuerzas y habilidades que la ciudadanía progresista vuelca en la empresa capitalista, hacia las entidades de economía social y solidaria y, con ello, hacia la construcción de un mundo post-capitalista desde el propio lugar de trabajo”.
También, afirma, la Economía Social y Solidaria favorece una menor brecha salarial entre los trabajadores que la empresa capitalista, garantizando con ello la no acumulación de recursos en unas pocas manos y una mayor igualdad social. En este sentido, y como se desprende también de distintos estudios, la economía social y solidaria genera empleo con mayor igualdad de género que el modelo empresarial capitalista.
De igual modo este modelo alternativo, garantiza la propiedad colectiva y democrática de los medios de producción, lo cual es clave por tres motivos. Por un lado, por la propia importancia de tener en nuestras manos, y no en las del capitalismo, los medios de producción en un contexto de crisis ecosocial y de potencial escasez de recursos.
Por otro, porque la economía social y solidaria sitúa, no la maximización de los beneficios, sino a la persona, a la comunidad y al planeta, en el centro del modelo de producción de bienes y servicios. Y, por último, porque siguiendo las investigaciones de Elinor Ostrom (primera mujer en recibir el Premio Nobel de Economía), la autogestión favorece precisamente un modelo de producción que respeta los límites de los ecosistemas.