20 abril, 2025
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Dulces y ricos recuerdos de mi Patzcuarito…

Hoy hablaré de las diferentes golosinas, comidas y bebidas que solíamos degustar en mi años de las infancias y adolescencias, muchas cosas que han caído en desuso pero que en nuestros tiempos eran la delicias de chicos y grandes, iniciare por las golosinas a propósito que hoy están en el banquillo de la reforma hacendaria sobre todo las azucaradas, así que mis amigos,… ¡ aquí les voy!!!…

La Charamusca, que era muy común que las vendieran afuera de La Basílica principalmente a la hora de la salida de misa del medio día, allí estaban los vendedores con su vitrina llena del delicioso manjar, y las había de canela, rellenas de coco, rellenas cacahuate, aquellos como “palitos de colores “verde, rojo, en fin había charamuscas de todos los precios y para todos los gustos. En los Portales de las plazas era muy común encontrar a los añorados charamusqueros, que competían con los de Guanajuato y sus famosas “momias” de dulce.

Los Merengues, aquellos hermosos terrones de colores blanco, rosa, amarillos y blancos que vendían en las esquinas, parecían panes tiesos eran una verdadera experiencia darle un mordisco y sentirlos resolverse en nada en la boca , solo quedaba el dulce sabor y un lejano sabor a huevo, recuerdo al papá de mis cuates del Barrio de La Peña “El Chiripato”, “El Mocho” y “El Piojo”… dicho señor se dedicó a la elaboración y venta de merengues, de allí que se ganó el mote de “El Merengue” que paseó toda su vida hasta que Dios lo llamó a su presencia.

El Ponteduro, maíz seco tostado y rebozado de panocha, (piloncillo) esta golosina era común que nos la dieran en los aguinaldos de las tradicionales posadas, acompañados de las dulcísimas “colaciones” rellenas de una semillita de cilantro y los inefables huevitos con un cacahuate en su centro, pero cuando los centavos escaseaban o quien los obsequiaba “era codichi”, ¡ni modo!, le tupíamos duro, pues el aguinaldito tenía puro canijo “ponteduro” y nos desquitábamos cantando todos a coro: “Ese aguinaldo que dio don Arturo, solo contiene un vil ponteduro”, ¡y ándale y ándale y no te dilates!…

EL Pirulí, un hermoso dulce de figura cónica con su palito y envuelto en papel celofán, de vivos colores tranparentes rojo, verde, amarillo… había de todos tamaños y precios, era muy común su venta en las “Tienditas de las escuelas”, como también común era comprarlas al fin de la hora del recreo para pasársela uno chupando dulce. -si bien nos iba- alcanzaba hasta para la hora de la salida.

Caña de Quiote, mezcal y Jamás, estos deliciosos derivados del maguey los vendían por las calles de nuestro mágico pueblo hombres que provenían de la sierra, con su vestir muy peculiar y cargando en un “guangoche” un descomunal quimil, pregonando su producto a voz en cuello, para asegurar a su clientela ofrecían la famosa “preba”, ¡ha! ¡como le gustaba a la gente masticar hasta dejar seco el “gabazo” de esta ricura ¡aparte de dulzón, tenía un sabor extraordinario!

En cuanto a las bebidas hablaré solo de algunas de las muchas que han caído en desuso e iniciare con la digestiva, refrescante y muy sabrosa GARAPIÑADA, liquido elaborado a a través de algún proceso de la fermentación de piña y azúcar que embasaban en botellitas de la cerveza Corona en su tamaño de “ampolletitas”, varias familias patzcurences la elaboraban, pero yo recuerdo a don Heliodoro Melgarejo y posteriormente a su hijo el Dr. Gerardo Melgarejo (qepd), de quien yo pudiera asegurar que producto de esta actividad costeó su carrera de medicina…

Agua de Chía, era muy común tomar agua de chía como bebida refrescante, preferentemente combinada con jugo de limón, su textura en el paladar apreciaba una sensación agradable y más si estaba fría… en los tiempos de calor era un verdadera delicia, en la actualidad ya casi n o se vende agua de de chía, pero es muy recomendable el consumir la semilla, investigaciones han arrojado que contiene el famoso omega 3, mucha gente la usa en tratamiento para bajar de peso y curar diferentes males…

EL Charape, bebida que muy fermentada tiene propiedades alcohólicas, esta era muy común que la vendieran en las fiestas patronales de los barrios y las colonias como en la festividades de nuestra Señora de los Dolores en el templo del Calvario; En las fiestas de San Lázaro en el Templo del Humilladero; en la Colonia San Lázaro con motivo de las celebraciones de la virgen de Fátima, así como en la festividad del barrio de la Ascensión.

¿Y en cuanto a las comidas? He aquí solo algunos ejemplos:

El Chicharrón de Res. Que vendían en algunas carnicerías y que era consumido por las familias patzcuarenses, preparada, ya en salsa de jitomate o tomate, chile mulato, pasilla etc.. Este producto era más barato que el de puerco por lo que se entiende que los principales consumidores éramos las familias humildes, pero que también hacían las delicias en las casas de los pudientes.

La salsa de TINGÜIRIQUE, una frutilla silvestre de que se da en el cerro, tiene un color naranja que cocida con chiles serranos y molida en molcajete con jugado de naranja agria, se convierte en un delicioso acompañante de un “Tasajo” asado y una tortilla inflada recién salida del comal…

Las toqueras, gorditas elaborados a base de elote sazón o seco, es un bocadillo de temporada algo distinto a las toqueras de tierra caliente que se acompañan de requesón, crema y salsa, las de aquí se acostumbran en estas temporadas únicamente y se acompañan con un buen vaso de leche de vaca, de champurrado o una taza de aromático y burbujeante chocolate con leche, las hay de maíz blanco y pinto.

En otra ocasión le sigo con esto de los alimentos, bebidas y golosinas que ya casi no se usan, pero que son parte del Pátzcuaro que aún no se acaba de ir….