6 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Drama homosexual…

Lic. Alfredo Castañeda Flores

Recientemente, esta desviación u orientación (dicen los involucrados) sexual, está en muchas iniciativas, pláticas, publicaciones cotidianas en los medios de comunicación, por lo que en esta ocasión haré un análisis rápido del drama en la vida real que sufren los homosexuales.

 

Para iniciar, aunque hay dos grandes teorías sobre la homosexualidad en las personas, la de que se nace y la de que se hace. En lo personal, me inclino por aquella de que el homosexual, en su mayoría, nace.

 

Desde la infancia en que se le empieza a notar, los padres, muchas veces de forma silenciosa, comienzan a sufrir, porque nadie espera tener en su familia un homosexual o lesbiana (en el otro sexo), todos queremos tener descendencia y cuando nace un varón, es maravilloso para un padre. También muchas madres eso desean, porque no quieren sufrir lo que, según ellas, han sufrido por ser mujeres. Hasta el día de hoy, no conozco a ningún padre o madre que esté feliz por tener un hijo homosexual, muchos se resignan, incluso, hasta falsamente, frente a los demás, se sienten orgullosos por tener esa suerte que el universo les mandó, pero en la soledad de sus pensamientos, jamás lo aceptan. Aunque, claro, no dudo que como en toda regla general, haya excepciones, pero al menos, yo, no conozco alguna.

 

Muchos homosexuales, en su propia casa, empiezan a sufrir el rechazo de sus padres, de sus hermanos, hermanas, golpes físicos y sicológicos (que son los peores), ya estando en edad escolar, también en los centros educativos son vejados, maltratados y atacados, por su rara condición, esto va subiendo de nivel, conforme van creciendo, llegando incluso hasta la muerte, como lo vemos en los noticieros, de forma frecuente.

 

Al margen de lo anterior, algunos tratan de ser recatados lo más posible, como dicen coloquialmente, tardan tiempo escondidos en el clóset, se casan, llegan a tener hijos y, muchos jamás salen, pero su vida es un infierno, porque están reprimidos en su orientación. Otros, como el cantautor Felipe Gil, hoy Felicia Garza, tardan años pero salen (él lo hizo después de los 70 años de edad), pero lo que sí es definitivo, es el odio hacia uno o ambos de sus padres, por mostrarse estrictos y no dejarlos vivir su sexualidad libremente.

 

A otros, esto no les importa y salen del clóset, que es el caparazón familiar, cuyos padres jamás quisieran se rompiera, desde niños, aprenden y ayudan en las labores domésticas, sus inclinaciones son hacia tareas, oficios o profesiones originalmente, diseñadas para las mujeres, aunque las más utilizadas son: estilismo, diseño de modas, cocina, enfermería, educación.

 

Y recientemente, hay muchos exhibicionistas, esos que se visten de mujer, que incluso se hacen operaciones para tener senos, glúteos, fisonomía femenina, cambio de voz y hasta cambio y reconstrucción de genitales. (Según las posibilidades de cada quien) Esos, de plano, abusan de su condición.

Desde niño escuché y quizás tú igual, amable lector, decir a los mayores que no había jotos, putos, homosexuales, mariscos, etc., actualmente gays, sin dinero, que son muy trabajadores, productivos. Lo que es verdad, pero estas y otras cualidades que muestran son porque tienen que esforzarse el doble, triple o más que un hombre o una mujer, para tener amistades, trabajo, cariño, amor. Sobre todo, “amor”. Por dinero son capaces de mentir, engañar, robar, prostituirse ellos y prostituir a otros, desfalcar, corromper, porque por su condición crecen resentidos con la vida y con los demás.

 

Antes de seguir, quiero señalar que por lo menos hay dos grandes divisiones del homosexualismo, el activo, que es aquel homosexual que sí tiene erecciones, que como dije antes, puede incluso tener esposa e hijos, es el que en la pareja gay, penetra al otro, el que quiere ser mantenido como príncipe, que normalmente no trabaja, que da la apariencia de ser hombre, también conocido como bisexual, pero coloquialmente se les llama mayate.

El pasivo es el homosexual que no tiene erecciones y si las llega a tener son muy esporádicas, es el que disfruta cuando es penetrado por su pareja, es el que sí tiene sentimientos, que busca cariño, compañía, amor, pero también, está en el entendido, que para tener algo de eso, necesita pagar, mantener a su pareja, mientras él o el otro, no encuentran algo mejor, porque los homosexuales son más infieles que el hombre y la mujer, tanto el activo como el pasivo, siempre están buscando otra pareja, uno por dinero, viajes, joyas, bienes; y otro, porque esté más atractivo física y sexualmente, sobretodo más dotado genitalmente, porque, aunque, muchas mujeres busquen penes grandes, a muchas generalmente eso las lastima; un homosexual disfruta más cuando es penetrado por penes largos, porque les alcanza a tocar la próstata que es el punto anal por el que disfrutan verdaderamente. De ahí que ambos, anden buscando siempre lo que les proporcione mayor placer (el activo, dinero y el pasivo, tamaño).

 

Entre ellos se identifican, saben quiénes son activos y quienes son pasivos, por eso es que entre ellos, no se pueden ver, no se quieren. Así como también, no se puede explicar la gente heterosexual, porque X o Y homosexuales famosos no son pareja.

 

Como dije antes, un homosexual jamás es feliz, creen serlo, pero no lo logran, o por lo menos no por mucho tiempo, en parte por el rechazo, repudio de los demás, aunque en apariencia los acepten, no es verdad, también, porque al ser una desviación sexual-sicológica de nacimiento, siempre están envidiando a las mujeres porque aunque se operen, jamás pueden tener ovulación y embarazos. Los que se han hecho la operación jarocha, como se dice coloquialmente, no sienten nada cuando son penetrados “vaginalmente”, por lo que pese a tenerla, siguen siendo penetrados analmente, eso sin contar con  el gran dolor que trae ese tipo de operaciones, porque siempre se cortan, y/o se mueven tejidos, vísceras, y aunque el que la realice sea una eminencia, siempre hay secuelas dolorosas por mucho tiempo.

 

Un homosexual, pese a tener compañía forzada, se siente solo, se siente incompleto, se siente atacado y también ataca, y aquellos que son más descarados, que por las circunstancias, tienen que trabajar de noche y en lugares non santos, están condenados a sufrir enfermedades de transmisión sexual y muertes tempranas, pocos, muy pocos homosexuales de este tipo, mueren en la ancianidad y así lo muestran las estadísticas.

 

Eso y más, es el drama que viven muchos homosexuales, pese a que en la actualidad, se busque otorgarles más beneficios y se pretende se respeten sus derechos. Da tristeza, porque aunque haya homosexuales que se hagan por imitación, por moda o por cualquier razón, la mayoría ya nacen así y nada se puede hacer para ayudarlos. Únicamente, brindarles respeto y comprensión a los que se comportan conforme a las reglas de urbanidad y los convencionalismos sociales. Pero como se dice, entre más lejos de ellos, es mejor, porque para nada son un ejemplo a seguir y mucho menos son agradecidos, confiables ni leales.