Daniel Márquez Melgoza
25 marzo 2021.-Los poderes que encarnan nuestro sistema político mexicano: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial, se habían hundido hasta el tope en el fango de la corrupción durante la etapa conocida como neoliberal, cuya duración fue de treinta y seis años. El último sexenio se había caracterizado por ser el summum de la pudrición del sistema político, nutrido y fortalecido por una tupida red de complicidades que atravesaban a los tres poderes para constituir una sola clase política beneficiaria.
De manera paralela, amplios sectores de la sociedad venían madurando en materia política y por fin fueron capaces de escuchar la invitación a reaccionar contra tanta corrupción del sistema político. El primero de julio de 2018 la sociedad nacional dio el paso histórico hacia el cambio verdadero: votó de forma masiva contra el sistema de corrupción.
En ese cambio para la Cuarta Transformación se empeñaron dos de los poderes renovados: el Poder Ejecutivo, con AMLO a la cabeza, y el Poder Legislativo, con el Partido del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), con sus mayorías en las Cámaras de Diputados y de Senadores. Por el Poder Judicial nadie votó, no se le vota, se quedó intacto como si fuera perfecto. Pero como era de esperarse, el trípode político nacional quedó en una situación incómoda: no podía caminar con dos patas nuevas y una vieja y coja, porque no había crecido, no se había renovado.
Por eso tantos problemas a la hora de que los ciudadanos esperamos JUSTICIA como corresponde esperar en los tiempos de la CUARTA TRANSFORMACIÓN. Ante tantos tropiezos con el sistema judicial, se escuchó decir a AMLO: sería más realista llamar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con el nombre de Suprema Corte de Derecho de la Nacional (SCDN): el sistema judicial sabe más de derecho que de JUSTICIA, como se viene demostrando desde todos los tiempos.
Pero el país se encuentra en el camino de que la CUARTA TRANSFORMACION también llegue al Poder Judicial. De ello es indicativo un estudio elaborado por el consejero de la Judicatura, Felipe Borrego Estrada, del cual da cuenta la revista Proceso con el siguiente título: “Familiares de 500 jueces y magistrados, en la nómina del Consejo de la Judicatura”. Oh, decepción: la revista tiene la fecha del 25 de marzo de 2021, pero el estudio fue presentado el 13 de julio de 2017, titulado por su autor como Estudio sobre redes familiares y clientelares en el Consejo de la Judicatura Federal. Al parecer Proceso trajo de nuevo a la luz ese estudio como un recordatorio del pendiente de renovación que tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Hay que leer este estudio. Es una chulada de cómo se las gastan en materia de nepotismo magistrados y jueces; además de las redes clientelares que éstos tienen establecidas con miles de servidores públicos. Aquí la nota de Proceso:
https://www.proceso.com.mx/reportajes/2017/7/13/familiares-de-500-jueces-magistrados-en-la-nomina-del-consejo-de-la-judicatura-187718.html?fbclid=IwAR3CAU_ZgZmMlZrif8etgDC6ZgOk-4IGA5ky0v79exGjocXMW2sqAeup67s