Lic. Alfredo Castañeda Flores ANALISTA
14 FEB. 2025.-Estamos en pleno festejo de esta fecha que ha tenido mucho éxito para los empresarios, pequeños, medianos y grandes, porque debido a la mercadotecnia que envuelve esto, por lo mismo es tan publicitada, tan comercial porque se mueven millones de pesos, en México, y dólares, euros, etcétera, en el mundo.
Desafortunadamente, hace tiempo que ambos términos, amor y amistad, desaparecieron casi por completo de cualquier rincón de nuestro país, cada día es más difícil encontrar una verdadera amistad, esa que se preocupa por lo que te ocurre, sea bueno o malo, y viceversa, puede haberla de un lado, pero no de ambos, y eso termina poco a poco ese vínculo existente. La gente ya está maleada y solo busca a los demás por conveniencia personal, pocas veces por lealtad y amistad. Busca favores, dinero, especie, recomendaciones, cualquier cosa de las que se carezca, y muchas veces son tan obvios para pedirlas o insinuarlas que no duran, a menos que el otro, por raro que parezca, también tenga algo que le puede interesar al poderoso, sea política o económicamente, en caso contrario, esa relación se termina rápidamente.
En cuanto al amor, la cosa está aun peor, las nuevas generaciones, sobretodo de niñas, jóvenes, mujeres, ya no saben qué es el romanticismo, el flirteo, el enamoramiento, ahora ya todo lo quieren de prisa, y en menos que canta un gallo, ya están abajo o encima de un chico, joven u hombre, que recientemente es más fácil que se le monten a un hombre, hecho y derecho, que cuente con solvencia económica, así es, amable lector, el dinero se ha vuelto algo imprescindible para las féminas de la edad que sea.
Por supuesto que esto siempre ha existido, pero antes era mas escaso ver los casos actuales, o quizás eran más recatadas las mujeres, hipócritas, dirían las abuelas, que aun hay casos así, pero debido a la gran apertura que dan las redes sociales, y que pueden formar parte del anonimato, o eso creen, es que se ha desatado la fiebre del dinero fácil, ganado con el sudor de sus partes blandas, que tanto nos atraen a los hombres.
Actualmente, es difícil encontrar una niña-jovencita de la edad que sea, que le interesen los recados de papel mal cortado y hasta quizás, mal escrito, que se pasaban entre los amigos y compañeros, hasta que la susodicha lo recibía, con la complacencia y complicidad de nuestros compas, nuestros cuadernos de doble raya, o los saludos reales o no, que hacíamos a la chica que sabíamos le gustaba a un amigo tímido. “””…fulana, te manda saludos zutano, o dice que le gustas…”””, a veces el interesado ni enterado estaba, pero los amigos o amigas, porque había reciprocidad, concertaban citas a ciegas, completamente, porque uno o hasta ambos, desconocían, lo que otros andaban haciendo a sus espaldas, para verlos felices.
Esos tiempos cada día son más lejanos, y vaya que eran hermosos, como muchas cosas de la antigüedad. Suena trillado decirlo, pero es real, los tiempos pasados y todo lo que conllevaban era mejor que lo que se está viviendo en la actualidad. Aparte de que se divertía uno, a expensas de otros, o siendo uno mismo el protagonista, daba tablas para la vida adulta en pareja, como dije, todo lo actual, ha existido desde antes, pero en porcentajes mínimos, los matrimonios, para empezar, había más, duraban hasta la muerte de uno de los cónyuges, los que solo se casaban por la iglesia, también duraban. Ahora ya es cada vez más escaso que los haya, y peor aún, que duren, porque se casen o solo se vayan a vivir juntos, no duran, cambian de pareja, uno y otra, como si fueran ropa interior, decían los clásicos.
Pero debido a las facilidades que las mujeres dan a los jóvenes-hombres de hoy, ya no es necesario vivir juntos, y por ende, casarse, porque se entregan con cualquiera, que ellas consideran novio, sin fijarse si en verdad merece que se entreguen o no, y digo mujeres, porque son las que propician eso. Si una mujer no permite sexo, el hombre, aunque insista, aunque quiera, no la puede obligar. La que se tiene que cuidar es la mujer. Eso es, ha sido y será siempre. Aunque ahora tengan tan poca valía.
Hoy en día suena raro, para algunos, oír, leer o saber que los más afortunados son los hombres maduros, esos que ya tienen un trabajo estable o su vida asegurada, porque las jóvenes se les entregan con una facilidad, solo por un empleo, un mejor salario o un apoyo económico (que solo es prostitución) , y no les importa si el hombre está casado u ocupado, ni ellas, que pueden tener novio, pareja o marido; hay mayor discreción, lo que antes no había, porque en el siglo pasado, se hacia un escándalo cuando se descubría un amasiato, hasta muertos y heridos había, ahora no. Todo cambia, tristemente para mal.
Aun es posible ver en la calle, parejas con flores, chocolates o peluches, pero son muy pocas de esas, las que verdaderamente los disfrutan, los agradecen, la mayoría, los lucen en la calle, por necesidad, pero una vez en la soledad de su casa, los tiran, los avientan y no los vuelven a tocar, además de que insultan a los jóvenes que aun son románticos, enfrente y de espalda, como dijeran, les vale ma…s, ya no hay respeto, todo se está perdiendo. Prefieren a los peores, a los vagos, sin oficio ni beneficio, esos son los que disfrutan de sus favores sexuales, y no los chicos buenos.
Pues, aunque haya políticas de equidad, igualdad, las mujeres siempre salen perdiendo, porque si salen embarazadas, consciente o inconscientemente, la vida, de la mayoría, ya se echó a perder, porque si están estudiando, ya no terminarán, y si son más grandes, no durarán con las parejas, pero de una u otra forma, pierden. Eso es algo que ningún gobierno o política lo cambiará. Pero, no lo saben, no lo creen, no lo visualizan en su débil mente femenina.
En esta fecha es tan común ver, leer o escuchar, que si tu presunta pareja te invita el 13, eres la amante, si es el 14 eres la esposa y si es el 15 eres la novia. Y tienen razón, las cosas por algo son creadas, dijeran los comediantes, los chistes no son eso, son anécdotas. Por eso, sea como sea tu festejo o celebración, muchas felicidades.
