Vivimos en un mundo, pero más concretamente, en un país de mentiras, de falacias, de engaños, persuasión y enorme manipulación. Donde todos, de manera consciente o inconsciente, participamos en esto.
El tema de esta semana es la presunta (término jurídico) participación en delitos graves, como delincuencia organizada, del futbolista (por cierto) michoacano, Rafael Márquez Álvarez, por sus méritos y blasones deportivos, considerado el mejor futbolista mexicano de la historia (jugó en el club Mónaco de Francia, en el Barcelona de España y en el Hellas Verona de Italia), ganó campeonatos locales y el campeonato más importante del mundo a nivel de clubes, la Champions League. Surgió del Atlas, de ahí se fue a Europa, regresó al continente americano con un equipo de la MLS de Estados Unidos, de ahí a México, con el León, donde volvió a ser campeón y actualmente juega en el Atlas, donde por su edad y los recientes acontecimientos, terminará su brillante carrera deportiva.Además del cantante grupero Julio César Álvarez Montelongo, mejor conocido en el ambiente musical como Julión Álvarez, originario de Chiapas, surgió como cantante de la Banda MS, después lanzado como solista y actualmente, en su género el más destacado, conocido como el rey de la taquilla, por sus llenos impresionantes en cualquier escenario que se presenta.
Ambos han sido triunfadores en su área laboral que desempeñan, pero que con estas presuntas acusaciones, de ser probadas, pueden terminar sus carreras y sueños enterrados, además, atendiendo a la pobre mentalidad mexicana, terminar en el ostracismo y salvajemente juzgados por la mayoría nacional, esa que no razona, analiza ni reflexiona, que cree todo lo que ve, lee o escucha.
Para pocos no es un secreto que la mayoría de los faranduleros (llámense actores, cantantes, locutores, conductores, narradores, presentadores, etc.) deportistas, políticos, son adictos al alcohol y a las drogas, en sus diferentes variantes, y que muchos han terminado secuestrados y/o asesinados, por problemas de drogas y su falta de pago, así como también hay otros que se dedican a la distribución de éstas, entre sus conocidos de oficio o profesión, y los hay, más ambiciosos, que de plano se dedican a la transportación y distribución en mayores cantidades.
La sicología señala que la ambición va de la mano con la necesidad del pasado (hago un paréntesis, para indicar que la ambición bien encaminada es buena, pero la ambición desmedida y fuera de control, como todos los excesos, es mala y muchas veces de fatales consecuencias), y la mayoría de nuestros gruperos, deportistas (futbolistas principalmente, por ser el llamado deporte nacional), políticos, nacieron pobres, en hogares humildes, sin muchas comodidades y por X o Y circunstancia, alguien los oyó, los vio o supo de ellos, y lograron fama y fortuna, y no les importa hacer lo que sea, con la finalidad de seguir ascendiendo peldaños en la escalera de su oficio o profesión.
Pero también es cierto que vivimos en un país regido por un SISTEMA político al que no le importa la ciudadanía, lo único importante es tener el control de hasta el rincón más pequeño del país y para eso se inventan cortinas de humo, utilizan a figuras públicas conocidas para desviar la atención de la gente, inventando tantas y tantas historias que entretienen a la ciudadanía, mientras se olvidan de algo que puede ser importante, ¿será por la constancia de mayoría entregada al priista Alfredo del Mazo Maza, como gobernador electo del Edomex?, simple pregunta.
No acostumbro juzgar a nadie, cuando carezco de las pruebas necesarias para hacerlo, por lo que no estoy haciéndolo en este caso, tanto Rafa Márquez como Julión Álvarez pueden ser culpables o inocentes, víctimas o victimarios, lo que es cierto, es la oleada de comentarios que se han escrito en los periódicos, en las redes sociales, se han dicho en la radio y la televisión, negativos la mayoría, donde unos individuos sin talento ni la capacidad suficiente, únicamente con el poder que les da un micrófono o una pluma, inventan historias que dañan la moral de las personas, pero lo que es peor, dañan aún más a los hijos y parejas de los afectados, pero esto, es una característica negativa de la personalidad mexicana, hablar bien mientras los demás lo hacen, y atacar, inventar o injuriar cuando alguien cae en desgracia, desafortunadamente, no hay una ley en México, que obligue a los periódicos, noticieros de radio, internet y televisión, a que sigan todo procedimiento hasta su resolución final y si el atacado sale absuelto, exonerado, es decir, inocente, libre de todo pecado, lo publiquen haciendo mención de cómo lo manejaron de inicio y cuál es el veredicto jurídico final, no que solo se queda en el inicio negativo y pocas veces, de manera escueta, se comenta el final de la historia.
Están acostumbrados a solo sacar al aire, lo que vende, lo que es negocio, aún a costa de destruir personas y familias, todo esto en contubernio con el gobierno en turno. La mejor de la suerte para ambos, porque nos han dado grandes alegrías, a lo largo de sus años de carrera profesional, la cual no se debe manchar, sin antes saber la verdad. Y la ley, aunque sea humana, determine condenarlos o exonerarlos.