Alejandro Martínez Castañeda
31 dic. 2022.-La expansión y consolidación del cooperativismo a nivel mundial está directamente vinculada con la aplicación del Sexto Principio: Cooperación entre cooperativas: “Las cooperativas sirven a sus miembros más eficazmente y fortalecen el movimiento cooperativo trabajando de manera conjunta por medio de estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales”, según lo define la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).
Dicho principio permite a las cooperativas trabajar en proyectos conjuntos, reducir costes e intercambiar conocimientos. Es, también, una estrategia de la mayor importancia para fortalecer al movimiento cooperativo a escala mundial.
Fomentar la intercooperación es un deber del movimiento cooperativo. Ninguna cooperativa puede ser solidaria e, incluso, llamarse como tal si trabaja de manera aislada. “Cada cooperativa tiene el reto de sumar y aportar a un mejor posicionamiento del cooperativismo como agente de desarrollo, como el modelo empresarial de mayor crecimiento y preferido por la gente, que hace frente a los problemas sociales, que busca un crecimiento con sostenibilidad y mejor calidad de vida para todos”, destacan expertos en la materia.
Algunos autores consideran que este principio viene a confirmar el proceso de solidaridad, “junto a la solidaridad que se realiza dentro de la cooperativa en la que se lleva a cabo un proceso de autoayuda por el cual los socios tratan de satisfacer sus necesidades comunes de forma conjunta, considerando al mismo tiempo a la solidaridad externa, la cual consiste en la cooperación entre cooperativas o bien como prolongación de la solidaridad interna para acabar un proceso de cooperación que, en última instancia, se refiere al mismo mundo en que vivimos y a la manera en que nos relacionamos unos con otros”.
No se debe dejar de lado que el movimiento cooperativo, desde el comienzo del cooperativismo moderno, busca -a través de las Uniones, Federaciones y Confederaciones, lograr la representación de las cooperativas en la sociedad, con el fin de alcanzar objetivos políticos o económicos.
Y en el mundo actual, las cooperativas enfrentan enormes desafíos: El constante crecimiento demográfico; el progresivo deterioro del medio ambiente; la concentración cada vez mayor del poder económico en manos de una minoría selecta generando notables desigualdades sociales; la
pobreza estructural en diversas regiones con marcada secuela de inequidad; el galopante desempleo; entre otros.
En ese contexto sería imposible pensar que las cooperativas resuelvan por si solas la totalidad de tales problemas, “pero pueden y con mayor razón aún si adoptan los variados
mecanismos de integración, contribuir significativamente a su solución. La integración cooperativa es un eslabón más en la cadena de mejora continua de la civilización, a la que brindan su valioso aporte las cooperativas, para alejarla de la barbarie y en beneficio de la humanidad a la que pertenece y se debe”, refiere el cooperativista argentino Jorge Armando Vallati.
Y como dijo John Stuart Mill: “La mejor prueba del progreso de la civilización es el progreso de la cooperación”.