19 abril, 2025
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Comentando la Noticia: Nuevos Partidos Políticos…

El papel de los partidos políticos sin duda es muy importante, pues vienen a contribuir a la democracia de nuestro país, sin embargo estos internamente dejan mucho que desear, pues se han convertido en su mayoría en clubs de unos cuantos que sirve para allegarse de recursos de los cuales estos deciden cómo usarlos, pese a lo que la ley lo establece, los líderes en estos partidos pese a la normatividad que los regula, hacen y deshacen a su antojo, imponen candidatos en muchos casos familiares o amigos que a la larga responden a los intereses de unos cuantos al convertirse en gobernantes.

Actualmente en México tres son los principales partidos políticos, los que aglutinan el pensamiento de la mayoría de los mexicanos y también los que han terminado por desilusionarlos en muchos casos, como lo son el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática. Después de estos aparecen otros cuatro y que lo son los denominados partidos pequeños como lo son el Partido del Trabajo (PT), Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Partido Nueva Alianza, y Partido Movimiento Ciudadano (MC).

Estos también han dejado mucho que desear, e inclusive para lograr continuar con su registro han tenido que hacer alianzas con los partido llamados grandes, ahí es cuando nos preguntamos, si se van a aliar, para que conformarlos, ¿no sería mejor que ese recurso que se les dan, fueran asignados a algún otro rubro?

Estos partidos pequeños son la guarida de unos cuantos a quienes el Instituto Electoral entrega dinero para su operatividad, y es ahí cuando se convierte en un jugoso negocio y el modo de vida de unos cuantos, que han estado siendo acaparados por una familia, por algún grupo político que inclusive puede financiar a organizaciones o sindicatos, claro esto simulado, porque la ley no lo permite así, en muchos casos inclusive son conformados por miembros de uno de los partidos grandes que manifiestan su desacuerdo con ellos en primera instancia y al obtener su registro se convierten en su principal aliado.

Pues ahora no conformes con esta situación y aunque se tengan ya siete partidos políticos, se anuncia el registro de tres más, o lo que es lo mismo para el próximo proceso electoral federal tendremos 10 opciones o tres partidos más que tendremos que mantener. Durante esta semana el Consejo General del INE anunció que prevé aprobar el registro de tres nuevos partidos políticos: Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Encuentro Social (PES), y Partido Humanista (PH), por lo que a partir del 1 de agosto las tres nuevas fuerzas políticas contarán con las prerrogativas que la ley garantiza.

El proceso comenzó luego que el registro se cerró el 31 de enero pasado, y 52 organizaciones manifestaron interés de constituirse en partido político nacional, aunque únicamente tres entregaron la documentación requerida, imagínese usted tener más de 50 partidos políticos, algo deberá de hacerse y revisarse nuestra legislación electoral para evitar que lleguemos a caer en esta situación porque ya de por sí 7 eran muchos, imagínese ahora 10.

Si bien es cierto para muchos la política debe hacerse sin partidos políticos, que ellos no son necesarios, que son dinosaurios del pasado, para otros los partidos políticos son necesarios en la democracia, la democracia de hecho se construye a partir de estas agrupaciones, para que los ciudadanos puedan delimitar con claridad las ideas de quienes llegan al poder, para alcanzar un mecanismo de construcción de liderazgos, para brindarle al sistema una ayuda en el sistema de frenos y contrapesos.

Los partidos políticos sí son necesarios en una democracia, eso se sabe desde la época de los griegos, desde la naciente democracia británica en el siglo XIII, desde la revolución francesa. Los partidos políticos sustentan la democracia, la construyen, la defienden. En algunos casos los partidos se han convertido en grupos clientelistas, pero son un mal necesario o un bien que hay que construir, el problema no son los partidos en esencia sino quienes los construyen.

El partido político debe ser ideológico, debe ser crítico, debe ser participativo, debe ser democrático, debe inspirar liderazgos, debe fiscalizar. Los partidos políticos son y serán útiles mientras exista la democracia, pero si una gran pregunta ¿Cuántos?

Quizás no es que no se necesiten pero si todo extremo es malo, no se debe abusar de esa democracia y no tanto a decir no los necesitamos. Quizás los partidos políticos han dejado de responder a nuestras expectativas, nos han defraudado a muchos. Solo unos cuantos participan activamente en estos y son los que reciben los beneficios de las posiciones políticas, otros que participan no tienen acceso a ese poder interno de ellos, pero ahí es donde debe velar la capacidad de organización de quien desee cambiarlo, de evitar que unos cuantos decidan amparados en la representatividad que les da pertenecer a un partido político.

Nuestra Constitución dice en su artículo 41 fracción I que los partidos políticos son entidades de interés público que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática y son instrumento fundamental para la participación política.

La existencia de varios partidos expresa, sin duda, el pluralismo político. Los países con partido único o partido permanente como fue el PRI por muchos años no son nunca democráticos. Cuando a la palabra democracia se le añade un adjetivo como por ejemplo: democracia orgánica, democracia popular, democracia social o social democracia, lo que desaparece es el sustantivo democracia, que queda absolutamente desfigurado. Gracias al pluralismo político pueden ofrecerse a los ciudadanos, en quienes, no olvidemos, reside la soberanía, diversas formas y soluciones para organizar la convivencia y resolver los problemas que vayan apareciendo a lo largo del tiempo.

El programa de cada partido debería ser un compromiso, un contrato con los votantes que lo respalden. Pero en la realidad los programas no se hacen para cumplirlos. Una vez obtenidos los votos, en lugar de representar a sus votantes con exacta fidelidad al programa, cada partido se dedica a disfrutar del poder que obtenga en el gobierno o la oposición y a decidir desde sus cúpulas dirigentes, sin contar para nada con sus votantes y a veces ni con sus militantes, sobre pactos y componendas.

Aquello de que concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular es problemático. Concurrir a formar la voluntad popular tendría sentido cuando en tal concurrencia además de los partidos hubiera una sociedad civil viva y organizada. El individuo aislado no puede hacer otra cosa que votar cada determinados años, llámese elección federal, estatal o municipal de unas listas cerradas y bloqueadas que otros han cocinado, pero si forman parte de organizaciones libres, no mediatizadas por una relación clientelar con los partidos, harían valer el peso de los titulares de la soberanía y someterían a un control real al gobierno y a la oposición.

Para que la sociedad pueda expresarse libremente necesita libertad y un marco claro de referencias legales. No puede ser que los ciudadanos estén inertes frente a las múltiples administraciones que costeamos con nuestros impuestos. No puede ser que nuestros gobernantes decidan por nosotros, sin contar con nosotros, sobre la economía, sobre la moral, sobre la salud, sobre la educación, sobre nuestro presente y nuestro futuro. No puede ser que sólo podamos expresarnos cada vez que hay elecciones (¿y las consultas populares?. La voz de la sociedad organizada tiene que ser oída permanente por los gobernantes y los partidos, pero es necesario que estudie, piense, razone, no se deje manipular y sea independiente de las administraciones y de los mismos partidos.

Si la constitución dice que los partidos son instrumento fundamental para la participación política, hay que entender que lo fundamental es que son sólo instrumentos y los instrumentos son útiles si sirven para hacer realidad la participación política de los titulares de la soberanía nacional, pero si la suplantan se convierten en instrumentos de dominación y coerción.

En México como en muchos otros países existe un amplio debate sobre el papel del dinero en la política. Entre las grandes preguntas de este debate tenemos: ¿Cuánto debe

subsidiarse una democracia en general, y a los partidos o candidatos en particular? ¿Deben

limitarse las fuentes de ingresos de los partidos y candidatos—cuánto y de quiénes? ¿Deben

limitarse los gastos de campaña—desde cuándo, cuánto y cómo? Por último, ¿cómo se

puede regular y monitorear el origen y aplicación de estos recursos de manera eficiente?…hasta aquí mi comentario, mi correo electrónico licsebpastrana@yahoo.com o sígueme en facebook en Sebastián Pastrana Ferreira y en twitter como sebastianpastr3.