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La muerte de George Floyd a manos de la policía volvió a traer al primer plano de la conversación pública las tensiones étnicas que atraviesan a la sociedad estadounidense. Los manifestantes que han tomado las calles durante la última semana no solo protestan contra la brutalidad policial, sino también contra lo que definen como un racismo sistémico que está presente en prácticamente todos los aspectos de la vida en el país norteamericano.
Es que sus reclamos no se circunscriben al abordaje del asunto por parte de las fuerzas de seguridad, o el Estado. Numerosos actores del mundo privado también han sido enfáticamente criticados por contribuir a perpetuar prejuicios y desigualdades existentes, en vez de usar sus plataformas para fomentar cambios positivos.
Quizás uno de los ejemplos más ilustrativos es el de Facebook. La empresa ha recibido numerosas críticas de esta naturaleza a lo largo de los años. Y este lunes cientos de sus empleados realizaron una huelga virtual -considerando que están trabajando desde sus casas por la pandemia- para visibilizar su descontento con las políticas al respecto tomadas por la directiva que encabeza Mark Zuckerberg.
Según han asegurado numerosos empleados a lo largo de los años, la empresa tiene un sesgo desfavorable con respecto a la población negra, tanto puertas adentro como en su manejo general de la red social.
El disparador en este caso fue la reticencia de la red social a calificar como ofensiva una publicación del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre las protestas catalizadas por la muerte de Floyd.
“Estos matones están deshonrado la memoria de George Floyd y no voy a dejar que esto pase. Acabo de hablar con el gobernador Tim Walz y le dije que los militares están con él hasta el final. Cualquier dificultad y estaremos tomando el control, pero, cuando los saqueos empiezan es cuando los disparos también empiezan. ¡Gracias!”, expresó el mensaje en cuestión, publicado el 29 de mayo.
La publicación, en contraste, sí fue señalada por Twitter. Específicamente, la red social hizo foco en la última línea, resaltando que también había sido usada en la década de 1960 por dos personas públicas: un jefe de policía, quien lo hizo al hablar de su voluntad de reprimir al movimiento de derechos civiles de la comunidad afroamericana, y un político segregacionista. Trump luego aseguró que no estaba al tanto del tinte racial de la frase.