23 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

Celulares en escuelas…

Lic. Alfredo Castañeda Flores       ANALISTA

7 JULIO 2023.-La tecnología es importante (para algunos), porque sirve para avanzar en tus labores cotidianas, haciendo cada vez más fácil e interesante tu función, tareas o actividades. Sin embargo, en países tan pobres culturalmente, como México, es algo que afecta más que lo que puede beneficiar.

 

Así es, amable lector, desde que comenzó, en el inicio de este siglo XXI, el auge de los teléfonos celulares en nuestro país, hemos retrocedido más que sin su existencia. La de por sí, deplorable y paupérrima educación recibida, ha disminuido aun más, con el uso de estos aparatos, que como dicen algunos y es verdad, son más inteligentes que los dueños y/o usuarios.

 

Los de generaciones del siglo pasado, vivimos y mejor que hoy, tranquilos, aprendimos más que nuestros hijos, sin la existencia de lo que actualmente existe. Pero sobre todo, sin los teléfonos celulares. No dependimos de un aparato para tratar de ser “felices” ni estar enterados de lo más reciente que ocurre en la zona, en el país, o en el mundo. Que sinceramente, eso también afecta nuestro crecimiento como seres humanos. No se necesita saber lo que los gobernantes en turno, del país y del mundo, quieren que conozcamos, porque no nos dicen lo que en realidad ocurre o que puede ser más importante saber, simple y sencillamente nos manipulan a su antojo y nos hacen saber lo que les conviene y lo que nos hace más estúpidos, pero que repetimos durante el día o los siguientes, hasta que surge otro distractor. ¿Lo dudas? Sólo obsérvate.

 

Retomando el tema de hoy, ahora todos los niños en edad escolar básica (primaria y secundaria) ya tienen un teléfono celular, no tienen alimento en su cuerpo, pero un aparato de esos, sí. Y resulta, que es más indispensable para “vivir” que un lápiz o un cuaderno. Con mis hijos, aunque ya de salida, me tocó vivir las complicadas discusiones entre profesores y los padres de familia, que les importaba más que su hijo estuviera “comunicado” que el aprendizaje. Al inicio del crecimiento de esta herramienta poco necesaria, pocos eran los padres que podían comprar un aparato de estos para sus hijos, y también tenían menos funciones que los de la actualidad.

 

Los mensajes eran de texto y llamadas, además de ser en blanco y negro. Como todo han evolucionado. Pero, para algunos de esos padres, debían tenerlo encendido durante el desarrollo de las clases, porque, según ellos, por alguna emergencia, porque estaban tomando medicamentos, porque tenían que salir y para darles indicaciones, en fin, pretextos jamás faltaron. Inteligente lector, la escuela está obligada a localizar a los padres respecto a alguna emergencia que pudiese ocurrir, durante el tiempo en que los niños estén dentro de ella. Antes lo hacían, que con trabajos había teléfonos fijos, hoy con las tecnologías tan avanzadas, con mayor razón. Pero no, los niños, deben tener un aparato en sus manos.

 

Por supuesto que, aun cuando eran menos avanzados, los niños, si no están debidamente alimentados, se aburren de estar escuchando a los profesores y teniéndolo a la mano, es un distractor para estarlo revisando, jugando los pocos juegos que llegaban a tener en él, incluso para hablarle a algún familiar, en horario escolar. Y los compañeros de junto, al verlo, comienzan a hacer lo mismo, la imitación cuando no hay mentalidad fuerte, se vuelve algo muy fuerte y dañino.

 

Al darse esto, obviamente, no aprenden. Además, como indiqué antes, la ausencia de alimento en el cuerpo, deriva en la falta de atención y aprendizaje. De por sí, resulta tedioso aguantar a tantos profesores hablar y hablar, con voces estridentes, chillonas, bajas, o como sea, que no tienen la preparación académica para enseñar, acertadamente, no tienen el conocimiento de ir observando al alumnado, cómo se están comportando durante el tiempo de estar dentro del aula escolar. No modulan la voz, no utilizan dinámicas para tener motivados a los chiquillos, etcétera, salvo honrosas excepciones. Lo anterior, además de los distractores normales y el teléfono celular, contribuyen al bajo aprendizaje de la niñez mexicana.

 

Pero lo es más el uso de los llamados teléfonos inteligentes, principalmente, ahora con tantas nuevas aplicaciones y funciones, no les alcanza una mañana o tarde, según el turno en el que estudien, para conocerlas todas. Y si se les permite tenerlo encendido durante el horario escolar, da como resultado una deplorable educación. Y por supuesto no es limitativo de la educación básica, la educación media y superior, sucede lo mismo y los resultados son peor, porque al ir avanzando en edad, resulta más difícil controlar las ideas, hábitos y manías del alumnado. Además ahora, desde el jardín de niños, ya muchos llevan un teléfono celular a las aulas. No saben ni leer, ni escribir, pero los padres se sienten orgullosos de que sus hijos, saben manipular estos aparatos. Hazme el refabrón cavor.

 

Así es la mentalidad nacional, los más ignorantes, mediocres e imbéciles, son los que defienden el uso de estos aparatos, ellos vivieron, crecieron sin ellos, pero ahora ya resultan imprescindibles para sus hijos, por supuesto, eso denota falta de interés y amor hacia los pequeños, porque un padre que realmente quiere a sus hijos, busca lo mejor para ellos, y el aprendizaje, la preparación académica, es la principal que todo hijo debe tener, porque son las herramientas que le van a servir durante el resto de su vida, la educación es la mejor herencia que todos podemos dar y recibir, pero de la mejor calidad posible, no como la mexicana que desde antes ha resultado inapropiada, pero que en la actualidad está siendo cada día peor, no solo por los docentes, sino por la “ayuda” que muchos padres de familia les dan, al distraerlos con cosas innecesarias, durante la estancia en los salones de clase.

 

Quítale el celular a un alumno y hacen un escándalo, hasta quieren correr al profesor, se amparan, denuncian mediáticamente, y la estupidez de la mayoría, les sigue el juego. Enséñales algo bueno y nadie se entera. Así es México, un país jodido, pero contento. ¡Ánimo!