Muchas comparaciones, para no decir que todas, suelen ser odiosas; pero algunas se realizan para ejercitar el viejo hábito de reflexionar en contexto. El tema de la riqueza o la pobreza siempre ha rondado a la humanidad y, por supuesto, nuestro país no es la excepción y desde luego nuestros municipios y veredas tampoco. Iniciemos esta reflexión-acción diciendo que la diferencia fundamental entre los países pobres y los países ricos no es la edad de las naciones.
Países como Egipto e India tienen más de 2000 años y son pobres, mientras que, en el caso de países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que hace algo más de un siglo, eran países inexpresivos, hoy son naciones desarrolladas y poderosas. Pero, vuelvo a insistir, la gran diferencia entre unos y otros no reside en sus años, ni en sus recursos naturales disponibles.En el caso concreto del Japón, los nipones poseen un territorio 80% montañoso e inadecuado para la agricultura y el ganado, pero constituyen la segunda economía mundial. Japón es como una inmensa fabrica fluctuante, importando materia prima de todo el mundo y exportando manufacturas al mundo entero. Ellos edifican su poderío económico apoyados en su tradición industrial, comercial tomando de la mano a las nuevas generaciones e inculcándoles el hecho mismo de crecer. Digamos que Japón no solo es para los japoneses: Japón produce para el mundo.
Otro dato bastante curioso que nos llega es el de Suiza, la banca del mundo.
Debido a la drasticidad del invierno y por ser un país chico, solo tiene 4 meses al año para cultivar cacao y desarrollar su ganadería industrializada y extensa; pero de hecho, evidencia el mejor chocolate del planeta y produce de manera excelente los mejores lácteos y sus derivados, del viejo continente. Suiza y Japón, son países que le han vendido al mundo entero la certeza y alta calidad de sus productos y servicios con trabajo, orden y seguridad; elementos benditos que no tienen los países pobres, nuevos y antiguos.
Se preguntarán, entonces: ¿Dónde radica la diferencia entre Pobres y Ricos? Busquemos ahora en el nivel intelectual, tanto de unos como de otros, y en el tipo de raza.
Con sorpresa vemos cómo algunos de nuestros ciudadanos que logran salir y conectarse con otras latitudes; los que van a meterse de lleno en procesos educativos, económicos y sociales, nos hacen caer en cuenta que la cosa es de actitud en las personas. Mientras ellos producen e industrializan y luego comercializan sus productos, nosotros solo sembramos y ordeñamos y lo damos a vender a instancias que ganan muchísimo más que el productor original. Esta cadena larga hace que el campesino no sea un elemento principal en dicho enlace, sino un par de manos empobrecidas, sin tecnologías ni apoyo y mucho menos políticas claras por parte del aparato estatal. Además de la inseguridad, desplazamiento, ola invernal, falta de créditos, etcétera.
Mientras los países ricos y altamente industrializadas, siguen pasos y reglas establecidas para crecer y expandirse como nuevos conquistadores de mercados y con sociedades más abiertas y desarrolladas que son ejemplo a seguir por su reconocimiento moral de las personas, la responsabilidad, el orden, el control y la sistematización a lo producido, el respeto a la ley y a los derechos de otros, el amor por el trabajo; al ahorro y a la inversión y sobre todo a un inmenso deseo de superación, nuestros pueblos se ahogan en la incertidumbre del desempleo, la violencia y la politiquería ramplona de siempre.
Para cerrar esta nota, digamos que las grandes conquistas de hoy, ya no son territoriales sino industriales y comerciales. Digamos también que requerimos no de un gran apostolado moral, pero si de un urgente cambio de la actitud, chip o estructura mental y actitudinal, y así, pasar esa barrera, que hoy nos aqueja. Digamos también que México no es un país pobre, sino un país injusto y mientras esa sea la reina, la mayoría de la población, seremos simples peones en el ajedrez de la vida.
Requerimos muchos cambios, tal vez demasiados. El primero, debe ser convertirnos en una nación inclusiva, un país de honor, justicia y merito social, industrial, turística y cultural; en donde la consigna sea salir adelante y volar sobre el pantano de la pobreza.
El segundo cambio es desarticular aquello de que nuestra sociedad está alineada en dos bandos, los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen nada.
*Analista