10 febrero, 2025
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Breve crónica de agravios y atropellos a la cultura en Pátzcuaro, Michoacán

Por ser de interés general para la población local y regional, publicaré en este espacio en siete entregas el documento que escribí en mayo de 2004 bajo el título Breve crónica de agravios y atropellos a la cultura en Pátzcuaro, Michoacán. Ello va en sintonía con el interés creciente por recuperar para la ciudad y municipio el centro cultural Antiguo Colegio Jesuita, cuya trayectoria histórica aconseja dedicarlo a actividades académicas que contribuyan al desarrollo social y cultural de la región lacustre de Pátzcuaro.

 

Primera de siete partes

 

A manera de introducción

 

La intención de este texto es dar noticia de un proyecto cultural ciudadano que se llevó a cabo entre l990-2002, que significó una sostenida disputa por la posesión de un inmueble histórico, el Ex Colegio Jesuita de Pátzcuaro, después de haber sido rescatado de la ruina por un grupo civil organizado en patronato. En el fondo fue la confrontación de dos visiones de desarrollo cultural: una local, arraigada en las necesidades de la población, particularmente de un sector demandante de servicios culturales; y otra, que implicaba imponerse desde fuera, sin tomar en cuenta las necesidades de desarrollo local.

Finalmente ésta última visión se impuso sobre la primera, con lo cual se configuró un nuevo eslabón de la cadena de agravios y atropellos que en materia de cultura ha sufrido Pátzcuaro por cuenta de la política cultural centralista de los gobiernos estatales, desde la década de los setentas del siglo pasado hasta la actualidad.

Entrando en materia

En el centro histórico de Pátzcuaro se yergue el Ex Colegio Jesuita, monumental inmueble de dos plantas, de típica arquitectura vernácula de regiones altas, único en su género entre las construcciones jesuitas de México, por estar construido de adobe, madera y teja.

 

Este edificio histórico, convertido en centro cultural, desde 1994 hasta la fecha ha sido escenario donde se ha librado una larga batalla por su posesión. Se lo disputan, por un lado, el grupo ciudadano que lo rescató de la ruina y luego convirtió en centro cultural en beneficio de los habitantes de Pátzcuaro, enarbolando el derecho a realizar un proyecto de desarrollo cultural local; de otro lado, grupos de la clase política que han pretendido prolongar su vida activa incursionando en proyectos culturales; y también, por su parte, autoridades y funcionarios estatales, sin más argumento que el de hacer valer que el inmueble pertenece al gobierno estatal, lo que a su juicio les da derecho a imponer un proyecto centralista, excluyente, y a extender a Pátzcuaro la burocracia cultural moreliana.

 

Finalmente, en diciembre de 2002 estos últimos actores se impusieron sobre el grupo ciudadano y su proyecto, pasando por alto su sostenido esfuerzo de 12 años, durante los cuales de una auténtica ruina en que estaba convertido el inmueble, lo restauraron y convirtieron en centro cultural, en varios años el único referente en materia de promoción y difusión del arte y cultura en la ciudad.

 

En lugar del proyecto con actividades de educación artística y de difusión cultural para la población, el Instituto Michoacano de Cultura (IMC), dependencia responsable de la política cultural estatal, instaló el Centro de Formación y Producción Gráfica, cuyos destinatarios son artistas gráficos, pues el objetivo del proyecto es que el gobierno estatal incremente su acervo de obra gráfica a partir del porcentaje que corresponde al dueño de las instalaciones y equipo, por permitir que lleven a cabo en ellos los tirajes de grabado. Prácticamente todos los espacios del inmueble terminaron convertidos en salas de exposición.

 

Sin embargo, el proyecto cultural no está totalmente perdido para Pátzcuaro; en abril de este año el Congreso estatal aprobó la iniciativa de ley mediante la cual se crea la secretaría de Cultura, dependencia que viene a suplir con creces las funciones del Instituto Michoacano de Cultura, el cual desaparece. Está previsto que el nombramiento del primer titular de la secretaría de Cultura no deberá pasar de finales de junio de este 2004.

 

Se espera que se trate de un funcionario con una sólida formación académica y sobre todo con sensibilidad política para reconocer el derecho que tienen los municipios y regiones del interior del estado para diseñar y llevar a ejecución su propio desarrollo social, cultural y artístico, contribuyendo a crear y desarrollar polos culturales regionales, que enriquezcan el proyecto cultural global michoacano. (Continúa a la segunda parte)