Tradicionalmente nos han dividido en tres clases sociales: Alta, media y baja. Para muchos el dinero y el poder, son lo que dicta el presente y el futuro de los demás, y como en todo, la mayoría así lo acepta, sin siquiera analizarlo o reflexionar si es correcto o si pudiera existir otra división basada en otro nivel que no sea el económico.
Lo que sí es real es la manera en como son catalogados los pertenecientes a tal o cual estrato social y la mofa que de cada uno de estos se hace en los programas televisivos, en la radio, en los demás medios de comunicación y, sobre todo, en la vida cotidiana.Existen aquellos individuos que saben que pertenecen a determinado nivel social o cultural, pero quieren actuar como las personas de un estrato mayor y a esos son a los que me voy a referir en este análisis, porque son sujetos inestables, inmaduros y carentes de los mínimos valores humanos.
Los ricos, al tener mucho dinero, no les importa gastar en viajes, bienes muebles e inmuebles que la mayoría de las veces, solo estrenan y jamás vuelven a utilizar, compran lo más caro, porque son de marca exclusiva, aunque en México lleguen las cosas que los países del primer mundo ya no quieren y pocas veces llega todo lo que está de moda y/o con las características que las revistas especializadas señalan.
Acepto que hay marcas que fabrican artículos de alta y buena calidad, pero los mexicanos estamos acostumbrados a creer que todo lo extranjero es mejor y no siempre es así. Acostumbramos desdeñar todo lo nacional, aunque reúna los estándares de calidad requeridos y en verdad nos sirva.
En el caso de lo más usado, la ropa, nos damos cuenta de que los estadounidenses, la usan pocas veces y la venden, es muy frecuente saber de gente que vende o compra la famosa ropa de paca, que no es otra que la ropa de medio uso que los gabachos desechan porque ya se hastiaron de tener la misma y adquieren nueva.
Los mexicanos pobres son un caso peculiar y todos lo hemos visto, o peor aún, alguna vez hemos actuado de manera similar.
Nadie quiere ser o sentirse menos que los demás, para eso son muy propensos a vivir de apariencias, si tienen suerte y obtienen un empleo bien remunerado, antes que comprarse una casa, se compran un automóvil en financiamiento, aunque sigan viviendo con los suegros o rentando un departamento o casa pequeña, contratan televisión de paga, se compran su pantalla HD o 4K, blue ray, computadora, tableta, teléfono inteligente de moda, tenis de moda y buena marca (dicen ellos), ropa fina; algunos, hasta lentes carísimos traen, porque dicen preferir tener un solo cambio de ropa, pero que sea a su gusto. Los más pobres, pegan etiquetas a su ropa.
Viven endeudados, pero aparentando ser de una clase media o alta, festejan todas las ocasiones posibles y no pierden oportunidad de beberse el vino o las cervezas que pueden. Muchos para tener liquidez viven pidiendo prestado a sus amigos, familiares o conocidos y lo que es peor, no pagan. Otros, tienen una deuda monumental con los bancos, porque compran con plástico y solo pagan el mínimo y los intereses se van acumulando, hasta llegar a ser impagables, algunos empeñan sus cosas en las tantas casas de empeño que han ido creciendo en número por esta razón. Los negocios que quieren prosperar, antes de abrir, realizan un estudio sicológico de los clientes potenciales y el mexicano pobre es candidato idóneo para recibir préstamos o dinero a cambio de sus pertenencias, no hay educación financiera, sentido común y sobretodo, responsabilidad, no miran a futuro, viven el presente y para ellos estar bien hoy es más importante que mañana, todo se puede hacer, pero con medida, la clase media se centra en gastar o ahorrar (aunque sea un poco), los ricos se centran en generar y ganar, mientras que los pobres solo se dedican a gastar, porque para ellos eso es vivir.
Los ricos no se centran tanto en el ahorro, sino en aumentar los ingresos que perciben, y de esa forma poder aumentar el dinero destinado al ahorro.
El problema es que la clase pobre y media no le gusta dedicar tiempo a las finanzas. Solo hay 3 formas de alcanzar la riqueza, y los pobres y clase media suelen tener apatía hacia ellas:
– Con un negocio propio.
– Inversiones.
– Ambas opciones (la elegida por los ricos y millonarios)
La clase pobre y media busca trabajar para grandes empresas, mientras que los ricos saben que el único camino hacia la riqueza es construir una gran empresa.
Es por eso que muchos de los millonarios, dedican gran parte de su tiempo al conocimiento de los negocios e inversión, buscando continuamente ideas que resuelvan un problema a los demás o que puedan generar más ingresos a su economía particular. En cualquier caso, saben de la existencia de los riesgos en los negocios, pero también saben que se esconde una fuerte recompensa a su esfuerzo. No obstante, suelen trabajar bajo unos riesgos controlados y bien estudiados.
Recuerda que no hay nada de malo en asumir riesgos. Lo malo es no controlarlos.
Los ricos ya saben que el dinero no da la felicidad, pero los pobres piensan que su felicidad depende del dinero.
Quizás el consuelo de muchos de los pobres es pensar que el dinero no da la felicidad, pero en el fondo, cualquiera que pronuncie esa frase, sabe que está diciendo una tremenda tontería, porque la falta de dinero te afecta la salud, en algunos países te impide el acceso al sistema sanitario y te impide disfrutar de momentos cálidos con la familia. El dinero es muy importante para los pobres, pero no para los que ya son ricos.
Es por eso que el dinero se convierte en algo emocional para los pobres, emociones que se siguen trasladando a los hábitos cotidianos, donde cuando la clase media recibe ingresos extra, piensan en la forma de gastarlos en caprichos que les hagan felices, olvidándose del futuro inmediato.
El mayor constructor de pobreza es la dependencia de un solo ingreso, pues mientras reciben ese ingreso se adaptan, y cuando ese ingreso no llega, se pierden y aumentan los problemas en el seno familiar.
La mayor diferencia entre los ricos y los pobres, es que los pobres parten derrotados hacia un camino cuyo resultado ya está destinado a fracasar al considerar que no serán capaces, mientras que los ricos saben que son capaces de todo.
Este sentimiento de derrota anticipada es el que hace que la clase pobre no pierda ni un minuto en intentar aprender lo que en su día aprendió la clase rica, y poco a poco van perdiendo la ambición dando lugar a luchar por sobrevivir. Y así terminan su vida, dejando a la humanidad descendientes sin carácter ni ambiciones positivas.