6 febrero, 2025
ROTATIVO DIGITAL

ARENA SUELTA. SOMOS VICTIMAS…

DR. TAYDE GONZALEZ ARIAS

Los mexicanos hemos sido a lo largo de la historia victimas de diversas condiciones, lo fuimos de los conquistadores cuando entregamos riquezas a cambio de espejos, pero también fuimos esclavos de lo desconocido, hemos permitido ser tomados como si siempre fuera 28 de diciembre, en donde se celebra a los santos inocentes, tratados como las pobres palomitas que se dejan engañar, pues así como con la bandera de la democracia o la paz, de la posible riqueza y las absoluciones divinas, miles han tomado las armas, otros han sido asesinados y algunos vivimos cada día entregando nuestros sueños para la grandeza de otros debido a la ingrata y mala forma de enseñarnos que en las cúpulas en donde se arregla la manera de gobierno se disputa o se señala quién tendrá el poder, a quién se le beneficiara monetariamente o quién debe ser bendecido para los grandes cargos, los ciudadanos del común solo somos peones.

Continuamente, cuando somos incapaces de mostrar carácter frente a  determinada situación en la que debemos mostrar tesón para llegar a una determinación, tomar partido o saber decir sí, o no, nos volvemos víctimas del miedo y actuamos temerosos, sin una conducta que nos permita mostrar fortaleza o personalidad, haciéndonos ver flacos, aun cuando hemos tenido vasta experiencia de vida, y pudiésemos brillar con buenas determinaciones argumentativas, capaces de dejar a cualquiera, sin duda  alguna, de nuestra alta capacidad intelectual por nuestras determinaciones.

En la actualidad nos hemos vuelto victimas de prácticamente todo lo que nos lleva a ser como los demás, perdiendo en todo momento la originalidad o autenticidad, así a causa de la mercadotecnia que impone modas, se viste el cuerpo y las ideas, de determinado color, textura o sabor, sólo por sentirnos incluidos, como si ser excluidos fuera mantener una forma o manera actitudinal especial, enarbolando lo natural, lo simple y austero, aquello sencillo de adquirir y cuyo contenido no es más que lo necesario y duradero. Somos víctimas del tiempo cuando nos alcanzan las temporadas y los colores que, se “deben” usar, y los tonos que te hacen ver más “nice”, y de los extranjerismos baratos, cuando los usamos sólo por no vernos pasados de moda, o poco “pro”, aunque muchas veces ni se conozca el origen o peor aún, su significado, también somos víctimas de nuestra ignorancia en los momentos en que decidimos no actualizarnos, no leer medios de comunicación o aferrarnos a una idea sin escuchar o atender otras opiniones.

No es posible agacharnos frente a la desgracia ajena, o al dolor del otro, como no es bueno ignorar la oportunidad de ayudar al hermano o prójimo sin acomedirnos. Pues ser víctimas del egoísmo, cuando las desgracias y desigualdades nos invaden y provocan hambre, guerra y miseria humana, rebasa el carácter de ser humano que es lo único que hemos de heredar a las generaciones venideras. No podemos permitir que nos sigan engañando con pases mágicos a la gloria, ni evitar que lo hagan con nuestros niños y niñas, tampoco a nuestros jóvenes, y no debemos seguir permitiendo que nos construyan puentes en donde no se ocupan, o que nos vendan un florero de vil cristal como si estuviese cubierto de diamantes, solo por el deslumbrante brillo.

Siendo sensatos, y ciertos, uno de los primeros compromisos que deberíamos seguir, es el de vivir siempre alertas, sin parecer o estar a la defensiva, pero, sí, duchos a los “malobras”, quienes en tiempos de sequías quieren venir a decirnos que traen consigo en la maleta un oasis, y lo podemos adquirir a un bajo costo, tampoco es normal que sigamos permitiendo que nos convenzan de que como el elíxir de la eterna juventud, un brebaje con las yerbas más extraordinarias calmaran desde la simple tos hasta la incurable enfermedad.

Es momento ahora y lo será siempre, de escuchar, como nuestro cuerpo nos lo permite; por los dos oídos, y hablar solo por una boca, una vez que los otros incautos quieran hacer pasar frente a nosotros, el cobre por oro, y una vez que ellos consideren habernos engañado, actuemos ignorando el engaño, alejándonos del sitio y de la gente que suele ser víctima de su misma lengua, sus perversa idea y fatal mentira, que frente a lo logrado con el sano y buen trabajo, jamás se supere por lo mal habido.