De los integrantes de la familia tradicional, hay una figura que brilla por sobre todos debido a la sencilla razón de ser la fuente de la creación, a ella se le reconoce con un ramillete de besos, flores y obsequios en México cada 10 de mayo, posiblemente el 8 de marzo que es el día internacional de la mujer y seguramente en el aniversario de su nacimiento, a esta figura se le guarda pleitesía, bueno, sería sin embargo que más allá de un par de días se ofreciera más tiempo a tratar de regresar un poco de afecto a quien carga en su vientre, amamanta niños y educa en la juventud y adultez, me refiero a nuestras madres.
Ser madre en la actualidad no solo es un tema alarmante si se habla de quienes recién se inician en esta tarea, ello debido a que el número de adolescentes embarazadas va en aumento y teniendo en cuenta que se adolece de una serie de cosas y características, es posible vislumbrar la falta de preparación para criar a los hijos, por ello es tarea de distintas organizaciones civiles y del gobierno reducir el número de mujeres jóvenes que serán madres, ello para procurar que se decida esta alta responsabilidad una vez que se cuente con la madurez necesaria para garantizar la mejor formación de los hijos.
Como es del conocimiento público, las exigencias económicas y de desarrollo personal han llevado a más mujeres a los mercados laborales, sin temor a equivocarnos podríamos decir que justamente gracias a que las mujeres se han abierto muchas puertas, ellas mismas se han exigido para sí la preparación, de ahí que en las aulas de las escuelas el número de mujeres superan sustancialmente a los hombres, lo que alegra sabiendo la lucha en la que se encuentran para ser reconocidas, integradas y votadas.
Debido a las condiciones de machismo que prevalecen en casi todo el país (México) y que como primera expresión se refleja en que los hijos lleven el apellido del padre antes que el de la mamá, se han tenido que implementar programas para combatir la violencia contra las mujeres como lo es la anunciada “alerta de género”, uno de los estados en los que se lleva a cabo este programa es Michoacán , en donde 14 municipios debían de diseñar una estrategia para eliminar el flagelo dado hacia las féminas, sin embargo habrá que esperar las cifras para calificarlo de certero o no, en su implementación.
También es importante aclarar lo que por años ha venido pasando en municipios como Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde el número de mujeres asesinadas deshonró hasta el nombre que lleva dicho lugar, y por supuesto desacredita el actuar de las autoridades encargadas de la impartición de justicia, casos que no son del todo diferentes en otros lares como Acapulco, Guerrero, o Ecatepec en el Estado de México en donde los feminicidios son constantes. Podría parecer un tema distinto hablar de la violencia contra las mujeres y las madres, sin embargo, entre las violentadas y asesinadas encontramos madres de familia.
Si bien ser madre es un privilegio, es también la más alta responsabilidad que se adquiere al ser dadoras de vida y formadoras de humanos, por ello habrá que reflexionar que se está haciendo bien y que no está funcionando para que sigan habitando el mundo personas sin entrañas capaces de abusar de un ser como el que nos dio la vida, nos cobijó en su regazo y nos alimentara de su propia materia.
Ser madre ha de ser el sinónimo de la vida misma, es contraer la más grande encomienda de no permitir que un hijo o hija pueda pensar hacerle el mal a otra u otro, pues apoyadas con el padre, hijos mayores, amigos o familiares debe tener claro que bajo una amorosa forma da atención a sus pupilos, a la vez debe inculcarse el más alto bien que significa el respeto. La madre mexicana con todo y lo que ha entregado desde la concepción, el parto y la formación sigue teniendo la tarea de que en medio de las libertades y el poco tiempo se asegure que los hijos sean incapaces de dañar al otro, ellos sin duda permitirá reducir y de ser posible acabar con los números rojos con los que cada mañana y en todos los medios nos enteramos de más asesinadas o vejadas.
La responsabilidad para poder tener un país y un mundo con madres y mujeres felices es compartida, pues los medios de comunicación deben afinar sus notas y realizar campañas de concientización, las escuelas procurar la formación en valores con sentido de tolerancia y respeto y las autoridades cuidar el cumplimiento que garantice que como meta temprana a la mujer se le respete, valore y quiera, no como un ser superior o menor sino igual por definición y naturaleza.