Al margen de las ideologías puras y portentosas, y alejado siempre de aquellos que viven aferrados a temas en los que no ganan ni siquiera ellos, (quienes las tienen), y también, más allá de la ofensa que siempre violenta o de un señalamiento que no sea crítico, y en el que no exista el análisis y el discernimiento sin argumento, sino siempre anteponiendo el amor por México, es que escribo y expongo consideraciones que son un riesgo para el país siempre que no se ejecuten con cautela y estricto apego al Estado de Derecho.
Para nadie es desconocido el acierto del Presidente de la República en el que decidió retirar a las figuras que serían “súper delegados” de los estados, una vez que el entendimiento seguramente le permitió escuchar sanamente a los mandatarios estatales, quienes, en reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), hicieron llegar la petición al respecto, misma que desde luego fue turnada y acatada, es desde luego aplaudible que cualquier autoridad independientemente de su nivel jerárquico, sepa escuchar, y a su vez ratificar o cambiar posturas, pues los tiempos y los gobiernos en democracia del mundo tienen como cualidad la ductilidad respecto al ejercicio de gobierno, ya no se puede tener un gobierno rudo, o estático, ni tampoco terco, necio e inflexible.
Considerando la oportunidad enorme en la que vivimos y que gracias al nuevo gobierno hay esperanzas de cambios a favor de la política interna y externa del país, es más que relevante la escucha como acción y como ejercicio supremo, de posibilidad de aprendizaje, por los que han tenido bien o mal saber de gobernar o hacer de autoridad, no todo estuvo mal, como muchas cosas fueron en las que se cometieron errores, pero si tenemos la vida, también con ella la oportunidad de enmendar o que con los trozos que nos dejaron se vuelva a armar bien y en corto tiempo el rompecabezas de México, y eso solo se puede lograr eficientemente, mostrando en todo lo posible inteligencia por la cabeza del ejecutivo y su equipo completo de trabajo.
Lo que también parece un riesgo es incumplir con las promesas de becas o apoyos a un número incontable de ciudadanos, y digo incontable porque aún se están haciendo encuestas. Es un peligro no solo al prometer que se dará y que no llegue, sino porque no se debe dar el pescado sin antes enseñar sobre la pesca, a más que los seres humanos tendemos a valorar aquello que nos es dado porque lo ganamos, es decir, se debe considerar realizar servicio social, alguna manera de integración al mundo laboral y productivo, y entonces, sí, entregar cualquier apoyo que haya sido merecido.
Los adversarios del actual gobierno se han preguntado constantemente de dónde saldrá el dinero que se ha prometido a los estudiantes, a los discapacitados, a las madres solteras o a los adultos mayores, y aunque están en todo el derecho de hacerlo (preguntarse), la única razón que tienen al hacer este cuestionamiento es que ha faltado desmenuzar la estrategia financiera o el plan económico que se seguirá para dicho fin, y aunque posiblemente se trate de planes que tienen su propia secrecía, lo más deseable es que no se tome dinero del gasto corriente para entregar becas, “sin ton ni son ”.
Es un riesgo usar dinero de áreas preponderantes y que requieren urgentemente la inyección de capital, porque además de no ser correcto y legal el desvío de recursos para rubros distintos a los que se consideren en los programas, temas como la salud, la educación, o la seguridad (entre otros) no pueden esperar, incluso en el campo por ejemplo, no será suficiente dar créditos, sino que es importante destinar recursos a los posibles desastres naturales o contingencias que por asuntos de la naturaleza puedan ocurrir.
Lo que no es un riesgo pero constituye una vaivén entre lo serio y lo chusco, es la manera en la que el mandatario federal (y por cierto varios gobernadores, presidentes municipales, gobernadores y senadores) se expresa, pues si ya es suficiente con la lentitud con la que habla, resulta como usar brillo en el calzado o un gran moño en la caja pequeña de un regalo al decir #MeCansoGanso, en un discurso OFICIAL, de toma de protesta.
Como amante de la lengua española, como estudiante permanente de las letras y sobre todo como aprendiz de orador y profesor de escuela, agradezco que mis alumnos se dirijan entre ellos y con los demás de la mejor manera posible, pero es un riesgo que escuchen expresiones, comunes y hasta corrientes de quienes nos representan, tal vez valga la pena que recordemos que para algunas niñas y niños, así como de jóvenes somos ejemplo a seguir, e incluso puede ser que consideren que es correcto expresarse como les dé la gana ya sea en un acto solemne o en una charla de amigos.